Domingo nuevo y nueva entrada de nuestra Sección Retro. La que se ha montado esta semana con la llegada de Instagram Stories ha sido monumental, ¿verdad? Que si Instagram ha copiado a Snapchat, que si Zuckerberg no tiene vergüenza, que si este es el final de Snapchat…

Porque que Instagram pertenece a Facebook es algo que entiendo que ya sabéis desde hace tiempo. Mark Zuckerberg desembolsó en el año 2012 mil millones de dólares por la compra de esta plataforma de fotos con filtros, y lo hizo en el momento exacto en el que en ese mismo año comenzaba a darse a conocer una tal Snapchat, una aplicación que -en palabras literales de TheWire.com– era «como Instagram pero con más pechos«.

Y ni el influencer más erudito de aquellos años fue capaz de predecir que Snapchat terminaría adelantando a la propia Twitter en número de usuarios activos cada día (150 millones de usuarios entrando en la aplicación a diario, según las últimas cifras). Bueno, quizás los seres mortales no, pero a finales de 2013 el bueno de Zuckerberg ya se olía algo… tanto que se dice que quiso comprar Snapchat por tres mil millones de dólares (Forbes.com). Y Snapchat rechazó la oferta.

Facebook Poke. ¿No quieres mi dinero? Pues te vas a 

Facebook Poke fue uno de los primeros intentos de Mark Zuckerberg de atraer el fenómeno de «historia que caduca» a la red de Facebook

En honor a la verdad hay que comenzar diciendo que la oferta que Zuckerberg hizo a Snapchat tuvo lugar después del fracaso de Facebook Poke, el nombre que define el desesperado intento de esta red social por desviar el crecimiento que en ese momento estaba alcanzando la aplicación del icono con un fantasma blanco dentro. Pero tranquilos que no os voy a dejar con la miel en los labios, porque Mark acabó protagonizando un movimiento todavía más desesperado, y ese movimiento sí tuvo lugar tras la fracasada oferta de compra de Snapchat.

Pero centrémonos en Facebook Poke. Era el año 2012, y Facebook decidió adelantarse a Papá Noel lanzando a finales del mes de diciembre Poke, una aplicación cuya carta de presentación incluía la posibilidad de enviar fotos, vídeos o texto a los amigos con la tranquilidad de que desaparecerán a los pocos segundos. ¿Os suena de algo esa descripción?

Para ponerlo en contexto, cabe decir que el lanzamiento de Poke tuvo lugar en un momento en el que en Snapchat se compartían alrededor de 50 millones de fotografías al día, una cifra todavía lejana a los 300 millones de fotografías que se subían cada día a Facebook en aquellos tiempos. Y para que os hagáis una idea de lo que ha crecido Snapchat, basta con que sepáis que ahora mismo en la aplicación se reproducen diez mil millones de vídeos (es decir, «historias»)… al día.

¿Y qué tal le fue a Facebook Poke? Bueno, The Verge nos lo resume en una frase: Facebook Poke is dead, publicado a mediados del año 2014. Fue un fracaso, vaya.

Pues si Snapchat no quiere mis millones, voy a quemarlos en otra aplicación nueva

Slingshot fue el segundo asalto de Facebook para apartar a Snapchat, y nuevamente resultó ser un fracaso

Pero el hombre de las mil y una camisetas (del mismo color) no se iba a rendir tan fácilmente. Todavía con la espinita del rechazo de Snapchat clavada en el corazón (¿pero cómo que existe algo más allá de los dinosaurios que no se pueda comprar con dinero?, se preguntaba probablemente Zuckerberg), Facebook presentó a mediados del año 2014 una aplicación llamada Slingshot, la «app de mensajería autodestruíble para rivalizar con Snapchat«.

Y no merece la pena que nos andemos con rodeos: era una copia descarada de Snapchat, y desde luego que Facebook necesitaba algo más si quería competir contra una aplicación que en el 2014 ya movía 700 millones de fotografías y vídeos al día. De hecho, se decía que en Estados Unidos más del 70% de los estudiantes utilizaban Snapchat a diario.

¿Y qué tal le fue a Slingshot? Genial, tanto que en 2015 desapareció del mapa junto a otras dos aplicaciones de Facebook (Riff y Rooms), siendo esta coincidencia ideada quizás para disimular el ridículo espantoso que Facebook había vuelto a sufrir en los «self-destructive messages«.

Hay que saber dejar de ganar, Zuckerberg

Decirle al hombre que tiene una fortuna estimada en más de 51 mil millones de dólares que en la vida también hay que saber perder quizás roza lo ridículo, pero Zuckerberg, tienes que aprender a dejar de ganar. Tienes WhatsApp, controlas la información que leen a diario miles de millones y hasta eres el dueño de Oculus VR, ¿qué más quieres?

P.D.: ¿Que qué ha sido de Javier Elío? Preguntádselo a través de su Twitter *guiño guiño*

P.D. 2: Está de vacaciones, y mi lado malvado quiere que interrumpáis su descanso con una oleada de notificaciones. Pero una oleada de las buenas, de esas que el móvil echa humo.