La sociedad está marcada por la segmentación debido al concepto de status socioeconómico y cómo distinguirnos entre nosotros por el hecho de pertenecer a uno u otro. Lo que conocemos como el primer mundo, o países desarrollados, y el tercer mundo se queda corto como posibles status para clasificar al mundo, donde esta frívola clasificación cada vez es más compleja y, a su vez, más absurda. Y cuando decimos absurda es porque hoy día empezamos a comprobar cómo la gente está empezando a perder la cabeza por los dispositivos móviles.
El precio de los móviles, disparado incluso en países poco desarrollados
Para demostrar lo loco que se está volviendo el mundo a nuestro parecer, basta con analizar cuánto cuesta uno de nuestros móviles en base a lo que ganamos. Es decir, cuál es el porcentaje de nuestro presupuesto que deberíamos dedicar a nuestro teléfono móvil, según donde vivamos.
Y al analizar dicho dato, podemos llevarnos las manos a la cabeza viendo cómo el ranking de países que más deberían invertir por su teléfono con respecto a la renta per cápita está ocupado por los países menos desarrollados, donde los sueldos son mucho más bajos, pero no así los teléfonos móviles y sus precios.
Así, podemos ver cómo en Etiopía deberían pagar de media un 47.6% de su renta per cápita por un dispositivo móvil. ¡Casi un 5o%!
Es un dato para llevarse las manos a la cabeza, cuando en España por ejemplo el gasto sería similar, pero representa un 0.9% de la renta. O incluso países como Alemania que casi duplican el precio del móvil, pero que lo mantienen en un 1%.
Sí, es cierto que los sueldos son mucho más altos, pero ¿realmente no podríamos aprender a vivir con móviles más económicos que cubran nuestras necesidades básicas? ¿No podríamos mejorar la condición para ofrecer dispositivos móviles más adecuados a la gente que tiene menos músculo económico, como puede ser Android One como ejemplo?
A pesar de la desigualdad, quizá la lista de prioridades de la sociedad está siendo distorsionada un poco de lo realmente importante: ¿cosas tan simples como disponer de un inodoro, quizá?
Que haya más gente en el mundo con móvil que con un inodoro es algo que habla tremendamente mal de la sociedad que hemos montado y la educación que damos y recibimos. Aunque puestos a ser banales, ¿es realmente necesario que exista un iPhone cubierto de oro y diamantes que cueste 13 millones de euros?
La gama de los móviles, nada que ver con el status socioeconómico
Pero si queremos ir un paso más allá, podemos ver cómo los famosos suelen utilizar un iPhone como teléfono personal, ya que la compañía de la manzana tiene mucho tirón con su exclusividad y su símbolo de poder económico.
Tal es así, que incluso podemos ver cómo algunos fabricantes intentaron mediante campañas atraer a las celebridades hacia sus dispositivos Android (cuya gama alta nada tiene que envidiar a un iPhone), pero finalmente vuelven a sucumbir no ante el mejor dispositivo, sino ante el que más símbolo de poder nos ofrece.
De ahí podemos movernos hacia el perfil de hombre de negocios, a los cuales verás con todo tipo de dispositivos: desde iPhones hasta Android de gama baja, pues la empresa en cuestión puede decidir que con ofrecer un teléfono para llamar es más que suficiente, sin necesidad de mirar la imagen que su trabajador ofrece. Y, mientras no sea dañar la imagen de la empresa, ¿no tienen en parte razón?
Luego te vas al lado opuesto, donde ves cantidad de adolescentes (que aún no han empezado a trabajar dada su edad), y los ves también con un iPhone o un Samsung Galaxy S6 ó S7, y empiezas a pensar si realmente ese perfil necesita un dispositivo de semejante precio y características, sabiendo que no han podido costeárselo ellos mismos, sino que habrá tenido que ser un regalo de sus padres.
¿Y la educación de esos padres? No es por ponerla en entredicho, pero estamos acostumbrando a los jóvenes a que exijan lo último en tecnología, pues con menos ya no podrían vivir. Es mal acostumbrarlos, incluso hacer ver que no se puede vivir sin un móvil de gama alta, que no deben conformarse con menos y que, tristemente, tenemos un status socioeconómico que mostrar, aunque no sea real.
Mientras siguen comprándose más móviles de gama alta al día que niños nacen, aquí otros usuarios como yo personalmente, seguiremos con nuestro móvil intentando alargar su ciclo de vida, pues escogiendo un buen móvil y con criterio podemos llegar a gastar un precio razonable y tener dispositivo para los próximos años, sin caer en esa absurda necesidad de tener en todo momento lo más top dentro de lo top.