Dejando aparte lo que es la noticia de la semana en términos de polémica, que no es otra que WhatsApp y su relación íntima con Facebook, Android Nougat bien se merece protagonismo. Por fin llegó la versión estable definitiva. Y todos corrimos a descargarla con una sonrisa en la cara y el corazón henchido de alegría. Ah, no.
El problema de siempre: la fragmentación de Android. No voy a detallar sus implicaciones porque todos las conocemos: existe tal cantidad de hardware, fabricantes, modelos… que resulta imposible adaptar las últimas versiones de sistema a cada uno. O quizá no; pero cada marca prefiere centrarse en lo más nuevo a mejorar lo que ya tiene vendido.
¿Es un problema que no te llegue Android Nougat?
Todos deseamos tener lo último en Android. Debería ser algo prioritario para cada fabricante, pero también hay tener claro que estar a la última no implica una mejor experiencia. Hay cambios importantes de una versión a otra, pero éstos no suelen excluir la mayor parte de usos que se le dan a un móvil.
Google deriva las actualizaciones esenciales fuera de cada versión clave para que la mayor parte de usuarios mantenga la seguridad con sus dispositivos y obtenga una buena experiencia con Android. Google Play Services ofrece los servicios clave para la gestión y administración de Android; Google Search trae la búsqueda y la asistencia… Y Google prepara cada mes actualizaciones de seguridad que llegan a todos los dispositi… Ejem. Aquí sí hay un problema.
A lo que voy: a pesar de que resulta deseable tener la última versión del sistema, no siempre es lo más recomendable. Android Marshmallow ha alcanzado un nivel óptimo de madurez. Y, si bien Android Nougat aporta novedades interesantes (una mejor optimización de Doze, por ejemplo), quienes actualicen no apreciarán cambios sustanciales.
Pero yo quiero Android Nougat
Todos hemos pagado un dinero por nuestros smartphones y queremos que se mantengan al día. Es un deseo comprensible, sobre todo tras leer que una buena cantidad de móviles no podrá actualizarse sólo por su hardware. Más allá de que un móvil funcione bien con una versión anterior, qué narices: queremos actualizar. Hasta que descubrimos que los resultados no son los mejores.
Lamentablemente, todos los productos tiene una vida finita. La obsolescencia entra en juego; pero también es cierto que las necesidades crecen y llega un momento en el que un móvil no da más de sí. Entonces, si mantiene un buen funcionamiento tal y como está, ¿por qué subir de versión?
Llegados a este punto se presenta el debate: ¿actualizar a toda cosa el móvil o mantenerlo en una versión anterior cuando ésta ya funciona bien? ¿Eres de los que lamenta no tener la opción de Nougat o crees que con Marshmallow ya tienes lo que necesitas? Turno de opinión.