Las nuevas tecnologías no son las que ya tenemos de forma masiva entre las manos, hay aspectos nacientes que serán el futuro y es muy posible que la Inteligencia Artificial no sea uno de ellas, sino el que los controle todos.
Desde hace un tiempo las empresas tecnológicas más importantes del planeta están poniendo muchos esfuerzos en mejorar lo que por ahora son los primeros pasos de la inteligencia artificial y en los últimos años vemos cada vez más avances en este campo, avances que además parecen crecer en modo exponencial.
Qué es la Inteligencia Artificial
La definición de Inteligencia Artificial es sencilla, es la capacidad de una máquina de percibir el entorno y de relacionarse con él de forma conveniente para ella misma.
Actualmente no estamos en esa fase, los embriones de la inteligencia artificial a la que podemos acceder hoy son algoritmos y programas matemáticos que son capaces de aprender pero de forma muy limitada. Sin embargo, aún esos programas, comparados con los de hace algunos años, tienen capacidades asombrosas.
Para qué se usa actualmente
Quizás si hemos pensado en complejos robots con forma humanoide las aplicaciones actuales de la inteligencia artificial sepa a poco pero no hay que perder la perspectiva del poco tiempo que llevamos mejorándola.
Hoy mismo Xiaomi ha presentado un set top box que hace uso de la misma y la aplicación TodoIst se ha actualizado para ser capaz de aplazar y organizar eventos en nuestra agenda aprendiendo de nuestro comportamiento.
Pero si hay una empresa que esté apostando por la IA es sin duda Google. Podemos jugar a las adivinanzas con ella y de una forma menos lúdica vemos mejoras en la traducción de idiomas.
También la hemos visto mejorando la calidad de nuestras fotografías, algo que parece menos impresionante que la capacidad de reconocimiento facial o de creación de vídeos según nuestros gustos pero no lo es.
Pero no es la única empresa que persigue eso. Facebook y Microsoft han adquirido empresas e implementado acciones encaminadas a no quedarse atrás en la que es posible que sea la mayor revolución desde el nacimiento de Internet.
Cómo se expresará
Aunque son dos aspectos separados parece que los bots con programas capaces de aprender de una IA para comunicarse mejor con nosotros. El lenguaje hablado será mucho más común aunque sigamos haciendo uso de la escritura.
No obstante las formas de interacción de las diferentes inteligencias artificiales serán muchas y variadas y es que habrá algunas implementadas en objetos cotidianos mientras que otras se crearán expresamente para comunicarse con otras máquinas, sin intervención por nuestra parte.
La rivalidad con el ser humano
Llama la atención que para medir la evolución de una IA siempre se la rete a algo con un humano. Primero fue al ajedrez, con la máquina de IBM venciendo al campeón del mundo. Más tarde vimos cómo otros programas vencían a jugadores experimentados de Starcraft o GO.
Hay otras pruebas como el Test de Turing para comprobar la capacidad de engaño que tienen las máquinas.
Los peligros que conlleva
Podríamos empezar a temer por las posibilidades negativas de la Inteligencia Artificial según hemos visto en películas y libros de ficción pero la realidad es que la parte menos bonita de la misma suele ser dada por el propio ser humano.
Hace unos meses Microsoft liberó un bot en Twitter que aprendía de los comportamientos humanos. A los pocos días la máquina era racista y misógina, reflejo de cómo eran muchas de las personas con las que había interactuado.
Otro peligro es que una empresa privada logre crear una IA lo suficientemente inteligente o avanzada como para que sea un peligro que no esté en manos de un organismo más neutral.
Por ello Elon Musk, al que muchos ven como el paradigma del visionario del siglo XXI, ha pedido que haya una creación de una IA libre y pública, que no esté en manos de ninguna compañía, de forma que pudiera beneficiar a toda la humanidad.
Sin embargo, aún estamos lejos de crear máquinas que sean capaces de emular a un humano en un número suficiente de tareas como hemos visto en Japón, donde el intento de enviar un robot a la universidad ha fracasado.