La inteligencia artificial y los objetos conectados nos rodean. Lavadoras que hablan, neveras a las que les puedes pedir que enfríen menos… Todos los fabricantes quieren su parte.
La etiqueta «smart» se ha vuelto demasiado genérica. Tanto, que es inteligente cualquier objeto al que se le añade un procesador y opción de interactuar mediante botones y/o pantalla. Ésta era la primera tendencia. Ya sabes, el famoso Internet de las cosas que habrás escuchado más de una vez. No son aparatos aislados, los objetos conectados nos rodean. Te rodean. Y te hacen la vida más sencilla incluso sin que se lo pidas.
El Internet de las cosas no tiene apenas límite. En esencia, basta con que exista una red, que ésta se mantenga conectada a Internet y que el dispositivo en sí disponga de cierta capacidad de procesamiento autónoma. Además, hace falta un sistema operativo, próxima entrega de la guerra entre empresas de desarrollo. Hoy tenemos un avance de las tropas: Android Things y Cortana.
Microsoft y Google, así están las cosas
Con enorme experiencia en el desarrollo de software, y con una amplia visión de qué nos deparará el futuro tecnológico inmediato, podemos decir que Microsoft y Google son de las empresas con mayor interés en conquistar el Internet de las cosas. Los objetos en conexión permanente plantean tantas soluciones como retos, como bien saben las multinacionales.
Microsoft y Google también se enfrentan en el Internet de las cosas
Hace unas horas hablábamos de Android Things, el nombre que había elegido Google (acertado, las cosas como son) para redirigir sus esfuerzos en el Internet de las cosas. Protocolos de conexión mejorados, un amplio abanico de dispositivos compatibles, compatibilidad con Google Play Services y Apis de Android… Vaya, que Google piensa llevar sus servicios, aquellos con los que gana dinero, al futuro que plantean los objetos conectados.
Por otro lado, Microsoft también es noticia. ¿Recuerdas la broma que siempre se le hace a Samsung por el hecho de llevar Android a lavadoras y frigoríficos? Pues bien: Cortana tiene el mismo destino. Así es: tendremos al asistente de Microsoft en los dispositivos conectados a Internet. Esto abre multitud de posibilidades ya que no necesitaremos una pantalla o botones para controlarlos, bastará con la voz. Sí, como Google Home o Alexa, pero en objetos dirigidos a la vertiente más práctica y concreta.
¿Te imaginas tener un juego de luces automatizado donde puedas decirle a viva voz que se apaguen o se activen con un color concreto? O decirle a la puerta que se abra, por ejemplo: el sistema reconocería tu voz, haría uso de la Inteligencia Artificial, de los registros para autentificar tus palabras y, posteriormente, accionaría la cerradura. No es futurista, ya se puede hacer.
No será algo exclusivo de unas pocas empresas: todas las tecnológicas se apuntan al IoT
Cuando digo todas es en el amplio espectro de la palabra: todas las que busquen mantenerse en la línea de la competencia deberán adentrarse en el Internet de las cosas. El mismo concepto parece lejano y extraño pero, al fin y al cabo, la mayor parte de empresas fabrica objetos conectados. Algunos más complejos que otros, eso sí.
No todos fabricarán una lavadora, pero seguro que muchos sí se apuntarán al software compatible. También luces conectadas, por ejemplo, igual que ocurre con el floreciente mercado de la domótica. La Inteligencia Artificial es el campo de trabajo actual para las empresas de software. Si todas desean integrarla en sus dispositivos, especialmente smartphones, terminarán por extender la experiencia a los objetos más mundanos, aquellos que no pensábamos que acabarían teniendo la etiqueta de «smart».
¿Sabes otro de esos objetos que se está haciendo cada vez más inteligente a fuerza de mantenerse conectado y con Inteligencia Artificial? El coche autónomo. Otra muestra del esfuerzo que ponen las empresas en el IoT. Apple, Tesla, Google… Esta última redefine justo hoy su propósito con el coche autónomo: dejan de desarrollar el modelo sin pedales para centrarse sobre un vehículo con opción a conducción corriente.
Los objetos conectados son inteligentes, pero no actuarán siempre por sí mismos
Hay que tenerlo claro: que los objetos dispongan de capacidad de procesamiento, Inteligencia Artificial y que se mantengan en permanente conexión a Internet no implica que las personas abandonemos la posibilidad de controlarlos. En todo momento irán orientados a servirnos de apoyo. Siempre mediante sistemas que faciliten la comunicación.
Una de las últimas crisis provocada por los objetos conectados se produjo este septiembre: un ataque organizado contra DynDNS tumbó medio Internet. Incapaces de resolver las URLs, los navegadores, aplicaciones y servicios dejaron de funcionar. Twitter, Amazon, WhatsApp, Spotify… El alcance de las horas de caída alcanzó cifras millonarias. Y los causantes fueron las «cosas» conectadas.
Además de ser inteligente, el Internet de las cosas ha de ser seguro. Con el creciente interés de las empresas de desarrollo, y el enorme volumen de objetos que dispone de una IP y acceso a Internet, se hace necesario un verdadero esfuerzo de control. Deseamos que así sea. No sólo para que no se produzcan nuevos ataques globales, también para que nadie pueda acceder a la nevera. No sabes todo lo que dicen de ti esos limones resecos del fondo…