En las últimas horas hemos conocido la interfaz gráfica del nuevo sistema operativo de Google. Ese sistema que en teoría parece querer jubilar a Android. ¿Realmente piensa sustituir a Android o se trata simplemente de la futura versión de Android? Lo debatimos.
Fuchsia OS. ¿Realmente va a jubilar a Android?
El Google I/O se encuentra a la vuelta de la esquina, y es que apenas falta una semana para que conozcamos las novedades de Android. Una de las noticias más sorprendentes de ayer fue el descubrimiento de que Fuchsia OS; el nuevo sistema operativo de Google que presumiblemente sustituirá a Android; ya tiene una interfaz gráfica.
Lo que vimos ayer nos dejó buenas sensaciones. Armadillo (así es como se titula la interfaz gráfica) supone un paso hacia adelante respecto a Material Design, especialmente en el apartado multiventana, donde tanto en la interfaz móvil y de escritorio parece tener un mejor desempeño respecto a Android tal y como lo conocemos. Aunque hayamos visto poco, nos gusta y queremos que llegue pronto. ¿Cuándo lo conoceremos? Aún no está claro.
Respecto a la fecha de presentación, son muchos los medios que especulan que llegaría entre 2020 y 2021. Para ello se han basado en la fecha en la que comenzó el proyecto (Febrero de 2016) y el tiempo que pasó entre que Google comenzó a trabajar en Android y llegase al mercado con el G1. Nosotros no creemos que vayan a tener el mismo tiempo para desarrollarlo, ya que para Fuchsia no es que tengan que inventar nada nuevo, sino dar forma a lo que ya tienen creado.
Se espera que Fuchsia OS llegue entre 2020 y 2021, aunque creemos que se adelantará a 2018.
Por otro lado, también debemos de tener en cuenta que aunque la mayoría de trabajo sea de reutilización, la evolución vista por Android hace que no se trate de un trabajo que se pueda hacer en unos pocos meses. Personalmente mi apuesta sería que la primera versión de prueba aparecerá en el Google I/O de 2018, siendo finales del año que viene la fecha en la que vería la luz. ¿El primer dispositivo en recibirla? Probablemente el Google Pixel 3, portátil que se espera que conozcamos a finales de año.
Cambiamos Linux por algo que no es Linux. ¿En qué nos afecta?
Recientemente Android se ha convertido en el sistema más utilizado del mundo; en lo que a usuarios conectados a Internet se refiere. Del mismo modo, esta popularidad ha servido para dar a conocer al mundo acerca de Linux, la base de Android (antes pocas personas sabían lo que era Linux, ahora es más conocido aunque siga sin ser muy popular en ordenadores). Sin duda alguna, Google ha conseguido con Android hacer que millones de personas utilicen Linux sin saber que lo están utilizando.
Un detalle que nos dejamos ayer en el tintero y que varios medios mencionaron fue la inclusión de Magenta en Fuchsia OS. Ya hemos hablado de Magenta en el pasado, y es bastante importante, ya que sería el sustituto de Linux en el futuro de Android. Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que este cambio es bastante importante para el futuro de la plataforma.
El principal cambio es que los fabricantes no estarían obligados a liberar el código.
El nuevo núcleo de Google sigue siendo open source, lo que significa que cualquier persona puede tomarlo, modificarlo y distribuirlo, pero con un pequeño matiz. Este nuevo núcleo ya no obliga a los fabricantes a liberar las modificaciones que hagan del propio sistema. Esto hará que las versiones alternativas de Fuchsia creadas por cada fabricante sean más difíciles de modificar. A priori nos podría resultar como algo negativo (ya que perdemos una parcela de nuestra libertad) mientras que los fabricantes tendrían una mayor seguridad en sus desarrollos.
¿Qué diferencias podría tener con Android?
No vamos a indagar en el aspecto técnico de que implican estos cambios. Lo único que sabemos es que Google avanza día a día a gran velocidad, y que desde ayer parece bastante probable que Fuchsia acabe sustituyendo a Android. Como ya hemos mencionado en multitud de ocasiones, Android está lejos de ser un sistema operativo perfecto. Un ejemplo claro es que iOS; que tampoco es perfecto; y tiene sus fallos; parece ser bastante superior en muchos aspectos.
La idea de reconstruir Android desde cero es no repetir los errores del pasado.
Lo cierto es que muchos aspectos en los que Android sufre parecen heredados de la base sobre la que fue construida, y Fuchsia parece ser un borrón y cuenta nueva en el que sigamos disfrutando de la mayoría de ventajas de Android, pero solucionando los errores que venimos arrastrando en el pasado. Estas son las mejoras que esperaríamos respecto al Android «de toda la vida».
- Adiós a las máquinas virtuales. Recordemos que Android sigue funcionando sobre una máquina virtual muy pulida. Desarrollo nativo = mayor rendimiento.
- Mejor consumo en reposo. Una de las grandes ventajas de iOS, en mi opinión.
- Mejor sistema de cifrado. Otro de los puntos fuertes de iOS.
- Solución a los problemas de latencia de Android. En lo que respecta a audio y experiencia táctil.
- Un entorno más seguro. Acabar con la piratería sería una de las principales motivaciones de Google.
- Mejor soporte de actualizaciones. No sabemos que tiene Android que parece que a los fabricantes les cuesta tanto actualizar. Un núcleo creado por y para tu sistema en teoría debería facilitar las cosas. La fragmentación es el mayor mal que persigue a Android, y Google lo sabe.
- Compatibilidad con Android. Seguir manteniendo una máquina virtual por retrocompatibilidad a corto plazo no es una mala idea.
- Diseñado para la convergencia. O eso es lo que nos sugiere la nueva interfaz.
Lo más seguro es que los usuarios no acabemos percibiendo la diferencia
Como ya hemos mencionado, la llegada de Fuchsia al mercado no parece que vaya a producirse a muy corto plazo, y teniendo en cuenta que cada vez tardamos más en renovar nuestro smartphone, seguramente pasemos bastantes años con dos sistemas operativos de Google conviviendo.
Aún así, cabe la posibilidad de que al final Fuchsia y Magenta no acaben siendo los nombres finales, y aunque cambien a Android por completo, simplemente acaben llamándose Android a secas, en una versión que lo cambie todo en cara a entusiastas, desarrolladores y fabricantes, pero que a su vez no cambie nada. Que Fuchsia y Magenta acaben siendo Android P o M, que percibamos un cambio radical en todo lo que importa, pero que todo siga como antes.
El reto más importante de este cambio es que el usuario no se entere del cambio.
Para nosotros, este supuesto cambio a Android equivaldría en la vida real a hacer una mudanza. Hemos pasado nuestra juventud en un piso que fue construido en el siglo pasado, en el que se vive muy bien pero cuya arquitectura se nota ya obsoleta. Nos mudamos a una nueva casa construida desde cero, donde todo es mejor, pero al final vamos a acabar durmiendo en un dormitorio, cocinando en la cocina y duchándonos en la ducha. Nuestra calidad de vida mejora, pero al final nuestra vida en casa es la que es.