En los primeros años de Android, debido a sus bajas especificaciones, el «rooteo» o permisos de superusuario era algo casi obligado. Fue fundamental para impulsar la comunidad de Android, pero puedo decir que ya no sirve para nada.
Los inicios siempre han sido duros, es algo que sabemos todos. Que se lo digan a Android. Nuestro querido androide ha tenido un impulso algo duro, y sus primeras versiones fueron rudimentarias y bastante condicionadas por los bajos niveles de hardware que montaban los móviles de por aquel entonces, obligándonos a usar el famoso ROOT. Y tras el paso de los años, y con Android en la cúspide de los sistemas operativos, sigo dándole un uso avanzado a mis móviles en cuanto puedo. Y siendo usuario ROOT, puedo afirmar que no merece la pena tener permisos de superusuario a día de hoy. ¿Por qué?
El uso del ROOT se ha desvirtuado
¿Para qué sirve el ROOT específicamente? Pues su uso es simple: obtenemos acceso total a todo nuestro Android. Somos dueños de todas sus funciones, y con diversas herramientas podemos modificar cada uno de los aspectos más ínfimos de este sistema. Parte de esto ha sido lo que ha conseguido la popularidad de Android a lo largo de todo este tiempo.
Al principio, el ROOT era necesario debido a las limitaciones del hardware y poder tener algo más de almacenamiento con nuestra SD o tener una ROM personalizada que nos diera más poder de elección. CyanogenMOD siempre quedará en nuestros corazones por haberle dado otra vida a muchos dispositivos y por hacer más fácil el uso de Gingerbread o Froyo. Con el hardware actual no necesitamos ampliar más nuestro espacio de acción y el rooteo ha quedado relegado a meros aspectos de personalización o de optimización. ¿A la gran parte del público le hace falta esto? Creo firmemente que no.
¿Cambiar una ROM? Espera…
Para cambiar una ROM (una de las bases de Android) teníamos que pasar forzosamente por el rooteo. El recovery necesitaba acceder a la totalidad de nuestro dispositivo, consecuyendo en el borrado total de nuestros datos internos. En la actualidad no necesitamos el ROOT para que el recovery instale una ROM en nuestro Android, y sólo se pierde la configuración y apps del sistema a la hora de hacer un «wipe», sin tener que borrar los aspectos multimedia. ¿Entonces?
Podríamos decir entonces que con el ROOT podemos optimizar mejor nuestro sistema instalando apps como Greenify o módulos Xposed. Y eso era necesario cuando Android era un sistema prematuro con bugs y fallos de gestión, como las fugas de batería de Lollipop. Con Marshmallow y Nougat la gran mayoría de esos fallos han sido corregidos y las capas de personalización han añadido estas mejoras a sus propias opciones, como Oxygen OS. Así que nos queda la personalización. ¿Eso tiene peso real? Sí, con matices.
La libertad es buena, pero no siempre útil
Nunca negaré que uno de los aspectos más positivos de Android es su capacidad de personalización. El hecho de que podamos cambiar todos los aspectos de nuestro sistema es una sensación de libertad que necesitamos y que espero que nunca perdamos. Me encanta la posibilidad de poder hacer lo que queramos con nuestro móvil, pero reconozcámoslo: ya no es necesario el ROOT para muchas de estas capacidades. ¿Por qué?
Para personalizar nuestro Android debíamos pasar obligatoriamente por el rooteo. Ahora no es necesario.
Tenemos packs de iconos, launchers, temas en apps como Telegram… Si queremos cambiar radicalmente aspectos de nuestro sistema necesitaríamos apps como Substratum y una ROM AOSP, y aparte de que la variedad de temas es reducida, nadie que no tenga unos conocimientos de Android se molestará en realizar todo el proceso que conlleva instalar todo este tinglado para lo que da. La libertad de poder hacer esto está bien, pero no es útil para la gran parte de los que usan Android hoy en día.
Los aspectos de personalización se han estandarizado de manera que ya es posible modificar muchos de los apartados de nuestro sistema sin que realmente tengamos que esforzarnos en serio. Así que el rooteo ha descendido a conceptos de experimentación y pura curiosidad. Probar una app que necesita root o hacer algo diferente con nuestro móvil. Yo tengo un Android antiguo y teniendo una ROM perfectamente adaptada para el ROOT apenas lo uso y eso que le doy un uso bastante intensivo y avanzado. Esto se repite entre mis conocidos y círculos cercanos, por lo que puedo asegurar que rootear tu dispositivo no sólo puede ser peligroso, sino que totalmente innecesario.
Pero esto no es malo. El rooteo, sin ser necesario, nos brinda la libertad de la que gozamos en Android, y eso es algo muy valioso. Puede que no lo necesitemos, pero recomiendo encarecidamente a quien tenga curiosidad a explorar este tipo de mundillos, puesto que te aportará bastante y te ayudará a conocer mejor este sistema del que disfrutamos tanto en El Androide Libre.