Si hay un término que eclipsa todo lo demás en la web, ese es Google. ¿Hasta qué nivel hemos llegado?
Que Google está muy dentro de nuestro día a día es un hecho: la gente no abre el navegador, lo que abre es Google. Hemos llegado a un punto en que si al abrir el navegador no aparece Google se piensa que internet se ha estropeado.
El problema de todo esto es que no hay un contrapoder que equilibre la balanza, estamos poniendo todos los huevos en la cesta de Google, dándole a Google casi toda nuestra vida digital. Aunque, si te paras a pensar, esto no es nuevo. ¿O sí?
La historia empezó con el buscador
Recordemos que Google empezó en el final de los 90 como un simple buscador de internet. De hecho apareció en medio de una jungla de buscadores, ya que estaban Yahoo!, AltaVista, Lycos, MSN Search, etc…
De pronto y sin darnos casi cuenta, lo único que usábamos era Google; y la competencia iba desapareciendo o haciendo lo que podía. Tenemos ejemplos como Yahoo! y Bing teniendo distinta suerte, aunque son un grano de arena dentro de la playa de Google.
El uso de Google como buscador se estandarizó, pasando a ser casi el único buscador que se usa hoy en día. Todo gratis, ¿no? Poniéndonos en el papel de conspiradores, nuestras búsquedas son la manera en la que el buscador de Mountain View nos cobra por usarlo.
Google ha creado una «dependencia» inconsciente de su buscador
El buscador ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, siempre manteniendo una estética simple. Se ha ido añadiendo la opción de búsquedas en la web, imágenes, videos, mapas, libros, etc…
Esta posibilidad de «conocer» nuestros gustos hizo que aparecieran los tan «odiados» por algunos Google Ads o los anuncios basados en nuestras búsquedas. Llegando al punto de que hoy tenemos el buscador en nuestro ordenador, nuestro teléfono bajo la forma de Google Now o Assistant; llegando hasta los televisores o relojes.
Mi actividad, nuestro perfil digital
Los obsesos con su privacidad id leyendo esto poco a poco, como cuando os metéis en una piscina. Ya que sino os puede dar un desmayo al entrar en ese apartado que «esconde» Google sobre nosotros.
Y es que Google se aprovecha de una de las malas costumbres que tenemos, la de dejar la sesión iniciada (que sino luego no nos acordamos de la contraseña). Debido a esto, todo lo que hagamos, busquemos… quedará registrado en el perfil digital de Google.
Las búsquedas de YouTube, están ahí, el juego al que has estado dedicando un rato esperando el bus está ahí, tus búsquedas del día también están ahí. Si no te gusta que tantos datos sean recopilados, siempre puedes configurar lo que se «guarda» además de poder eliminar el Historial de actividad, así que hay solución a ello.
Google te deja probarlo y cuando te das cuenta no puedes usar otra cosa
Android
El siguiente paso que dio Google fue el de dar el salto desde nuestros ordenadores y página de inicio del navegador hasta nuestros bolsillos. Y por ende a cualquier segundo de nuestro día.
Bajo Android Open Source Project, conocido como AOSP, Google empezó a desarrollar su sistema operativo móvil. Gratuito, libre y lleno de posibilidades. Android empezó a ganar repercusión, llegando a ser el sistema operativo móvil más usado. Atrás quedaron Symbian, Bada, WebOS y otros sistemas que no supieron adaptarse a tiempo.
En el ring quedaron dos rivales, antagonistas uno del otro. A la derecha, y con calzón verde, tenemos a Android, símbolo de la libertad. A la izquierda, y con calzón blanco, tenemos a iOS, símbolo de la exclusividad.
Han ido pasando los años y a día de hoy a Android le gusta mirarse en el espejo de iOS, queriendo parecerse a él. No es algo nuevo, lleva años ocurriendo, pero no nos dimos cuenta o no quisimos hacerlo.
Google lleva unos cuantos años preparando el terreno. Primero hipnotizándonos con sus servicios; y una vez que tuvimos la necesidad de ellos, y bajo la excusa de la fragmentación, Google separó sus servicios del sistema añadiendo las «odiadas» Google Play Services. Ahí empezó todo.
Sigue el mismo modus operandi que ya llevó a cabo con el buscador: nos dio un Android libre que poco a poco se ha ido cerrando. Nos generó la «necesidad» de sus servicios. A día de hoy si quieres tener una experiencia completa en Android sin Google es algo complicado.
La presentación del Pixel, Google Home, Assistant supuso el punto de inflexión en el que Google decidió centrar todos sus esfuerzos en su propio ecosistema. Al más puro estilo Apple pero, según mi opinión, no tan bien hecho como los de Cupertino.
La Inteligencia artificial de Google
En el último Google I/O casi todo lo que nos presentó Google llevaba integrado de una manera u otra la inteligencia artificial. Desde Google Home pasando por Assistant y llegando hasta Fotos. Estamos ante un capitulo que queda aún por escribir en la historia de Google.
La inteligencia artificial desde el punto de vista del Geek es algo que deseábamos desde hace años, pero…
Hollywood nos ha llenado de esos sueños en los que hablando se realizarían todo tipo de tareas; aunque también Hollywood nos enseñó que dar tanta libertad a la IA no suele llegar a buen puerto. Yo, Robot es un aviso de ello; o Skynet en Terminator. Futuros distópicos que nada tienen que ver con la realidad, al menos de momento.
Ya hemos cedido nuestras búsquedas, nuestro día a día, nuestras fotos… ¿Estamos dispuestos a ceder toda nuestra vida digital a una IA? Que se supone que aprenderá de los datos que recopile de todo el mundo y su comportamiento irá basándose en ello.
Los pasos que se han dado hasta ahora son «necesarios» para la evolución digital y para hacer todo más sencillo de cara al usuario. Pero la idea de darle el timón de nuestro barco a algo ajeno a nosotros es algo que incomoda o debería hacerlo. Lo bueno es que si no nos gusta podemos apagarlo quitando el enchufe. ¿O no?
¿Ha llegado la hora de ponerle limites a Google?
Al hablar de límites hablo de normas, reglas, pero que no sean puestas por una empresa. Debería de llegarse a un acuerdo global sobre alguna especie de reglamento para este nuevo tipo de «vida» que estamos creando llamado Inteligencia artificial. Ya que puede que algún día nos encontremos como Wall-E y eso no es lo que queremos, al menos en parte.
En cuestión de acuerdos de conveniencia con respecto a la Inteligencia Artificial existe una asociación entre empresas tecnológicas que pretende crear orden y buenas prácticas en torno al uso de la IA. Microsoft, Google y Apple, entre otras muchas empresas, se encuentran dentro de Partnership on AI, un consorcio que vela por la evolución satisfactoria del aprendizaje de las máquinas.
Hasta ahora hemos cedido nuestros datos a Google, pero bajo nuestro control en gran parte; o así nos lo han hecho creer. Pero en este siguiente nivel de IA, ¿quién tiene el control? ¿quién maneja los hilos en la sombra?
De ahí la necesidad de establecer algún límite o de que todo sea más transparente y podamos conocer al detalle todo lo que se maneja sobre nosotros en Google. Una cosa está clara: esta tecnología ha llegado para quedarse, nos guste o no.
¿Somos conscientes de todo lo que hemos cedido a Google?