Estamos de vuelta en el debate de la semana, con una pregunta para vosotros la mar de curiosa: ¿siguen siendo potables los móviles «mini» en 2017?
Volvemos una vez más al debate de la semana, ese espacio en el que compartimos ideas como buenos lectores de El Androide Libre y expresamos nuestra opinión con total libertad (aunque siempre podéis). Esta vez vamos a tratar un tema algo desconocido y del cual se suele hablar poco. ¿Siguen mereciendo la pena los móviles «mini» en 2017? Hay varios factores a tener en cuenta encima de la mesa antes de responder a esta peliaguda cuestión.
Las preferencias de cada persona, la era de las pantallas grandes en la que nos encontramos… Además, ya comentamos hace tiempo la odisea que supone encontrar una pantalla de menos de 5 pulgadas. Es algo que hay que analizar detenidamente, aunque hay tantos preceptos que afectan a un bando como al otro. Veámoslos más de cerca.
Los móviles «mini» en peligro de extinción
Es un hecho el que son muy pocos los fabricantes que siguen apostando por variar sus gamas más altas y darles una versión mini. Tuvieron su época de gloria, todos recordamos con cariño al primer Samsung Galaxy Mini, un dispositivo muy menudo que cumplió las expectativas de muchos. Pero con el paso del tiempo, las versiones alternativas de diversas gamas han ido desapareciendo, bien por el coste de fabricación o bien porque no eran comercialmente viables. El tamaño de las pantallas y del hardware han ido en aumento con el tiempo, por lo que no tenía sentido hacer algo pequeño que nadie quisiera.
Sólo son unos pocos los que siguen haciendo uso de esta táctica. Además, consideremos el hecho de que dichas versiones eran una manera de publicitar la versión más cara del dispositivo, para que aquel que quisiera este teléfono pudiera optar más fácilmente a la versión «plus». Ahora, con la cantidad de medios tecnológicos que hay y con la estrategia del hype arrasador de mundos en el horizonte, esto pierde toda la gracia. Aunque, hay puntos a favor.
No siempre queremos móviles grandes
No todos deseamos mastodontes que pretendan hacer de nuestro bolsillo la partida de Tetris más interesante del mundo. A algunos, como a mí, nos gustan los tamaños comedidos de pantalla. Mi tamaño ideal está en las 5’2 pulgadas, es perfecto para tener un tamaño suficiente y justo a la vez. Pero las versiones menudas de estos dispositivos suplían una necesidad dedicada a cierto nicho de usuarios: los que no quieren pantallas grandes. Un sector que se está ignorando sistemáticamente y de cuya cuestión me quejé hace tiempo.
Imaginemos que quieres un LG G6, pero no tienes los cientos de euros que cuesta. Pero existe una versión mini, con algunas especificaciones más recortaditas y con una pantalla más menuda. Y perteneces a ese nicho de usuarios que quieren algo suficiente pero que no tenga mucho reparo en caber en tu bolsillo. Es absolutamente perfecto. El problema viene con la siguiente cuestión que trataremos: que algunas versiones «mini» están tan recortadas que no tienen mucho que hacer frente a dispositivos semejantes en precio.
A veces se pasan con la tijera
El problema que había (o por lo menos hay en algunos casos) con las versiones recortadas de diversos dispositivos es que comparándolos con otros móviles del mismo rango de precio se quedan claramente por detrás en cuanto a hardware. Dejan de ser móviles usables para ser pedazos de plástico altamente perjudiciales para la salud de nuestra paciencia y que no cuestan el precio que tienen. Si comparamos por ejemplo el caso de arriba, el Galaxy J1 Mini con, pongamos, un Xiaomi Redmi 4A nos encontraremos que no tienen nada que ver. El claro ganador es el Xiaomi, siendo dudosa la viabilidad de la compra del Galaxy.
Algunas versiones reducidas están tan recortadas que apenas se asemejan a sus versiones completas
La clave está en hacer un término medio adecuado para todos. Discernir si ese teléfono va a tener éxito en el mercado o si te va a rentar más tener sólo el principal. Un ejemplo algo atípico podría ser el LG G6+: dispositivo igual a su hermano «pequeño», el LG G6, en el que sólo tenemos el añadido de la memoria y de la carga inalámbrica. ¿Qué sentido tiene esta estrategia comercial? ¿Sacar primero un dispositivo que gusta, para luego sacar otro casi idéntico y cambiarle la gama en detalles? Ninguno. Por lo cual, se debe usar la lógica de forma suficientemente eficiente para poder competir en el sector al que se dedica dicho teléfono.
¿Qué es lo que opináis vosotros? ¿Habéis tenido malas experiencias con una versión «peque» de ese teléfono con el que soñabais? Y lo más importante: ¿os compraríais un teléfono de estas características sólo para ahorraros unos cuantos cientos de euros? El debate comienza, y las conclusiones finales las tendréis vosotros, en la caja de comentarios de este post. ¡Que florezcan las ideas!