La industria de la telefonía móvil tiene muchas peculiaridades si la comparamos con otras como la alimentaria o la automovilística pero también tiene algunas características comunes, a estas y a otras industrias. Una de ellas es la existencia de varias gamas de productos que, aunque pensados para un mismo fin, difieren en muchas cosas, sobre todo en el precio.
A nadie se le escapa que en el catálogo de la mayoría de fabricantes hay decenas de móviles, todos con Android, pero con precios muy dispares, dado que las características también lo son. Normalmente los hemos englobado en gama baja, media y alta aunque en los últimos años hemos intentado buscar escalones intermedios para algunas propuestas.
Sin embargo en 2017 hemos asistido al afianzamiento de una idea que lleva con nosotros algún tiempo: la de que no sólo hay una línea de gama alta. Y esto se ha confirmado en el momento en que el Samsung Galaxy Note 8 ha sido presentado a un precio superior a los 1000 euros.
¿Gama alta o gama alta?
No todos los móviles tienen precios similares, e incluso dentro de una misma categoría vemos terminales que varían en 100 o 200 euros pero en 2017 hemos asistido a la mayor disparidad que se ha dado en terminales que, se mire como se mire, son topes de gama.
En un extremo tenemos el nuevo modelo de Samsung, el Note 8, con un diseño increíble, funciones exclusivas como su S-Pen y prácticamente sin fallos (al menos antes de analizarlo). En otro extremo tenemos a terminales como el
OnePlus 5, un smartphone que no podemos calificar ni de lejos como gama media o media premium, es un gama alta (y uno bueno).
Sin embargo al ver los precios de partida comprobamos que no son 100, 200 ni 300 euros la diferencia, sino más del doble. En la misma categoría. El Samsung Galaxy Note 8 sale al mercado a 1.010,33 euros y el OnePlus 5 a 499. Luego habrá otras variantes, pero cojamos la base.
Un gama alta «barato»
Esta división ha hecho que tengamos dos líneas de terminales de gama alta que se diferencia muchísimo en precio y algo en características.
El Nokia 8 y el OnePlus 5 son móviles de gama alta baratos. Ojo, no de poco coste, sino baratos comparados con sus rivales. Por otro lado tenemos el Note 8 y quizás el iPhone 8 que son gamas alta pero caros. De nuevo, establecer algo como caro o barato es muy subjetivo, pero no podemos obviar que un coste del doble es notorio.
No se trata de decir si merece o no la pena
Aunque resulte extraño no voy a entrar a decir si merece la pena o no pagar literalmente el doble por un móvil que por otro, porque para gustos, colores, y cada uno puede decidir lo que más le conviene, pero parece obvio que estamos ante una escisión.
Cuando se presente el iPhone 8 el día 12 de septiembre todos los rumores apuntan a que se venderá por unos 1.000 dólares y en euros esa cifra seguramente sea mayor.
Adquirir fuera de China un Xiaomi Mi MIX 2, cuando se presente, puede que también roce ese precio, y se alejará de los 440 euros que cuesta aproximadamente el Xiaomi Mi 6.
Ya no tenemos una única gama alta que incluye franjas de 100 o 200 euros de diferencia, sino una que cuesta unos 500 y otra que duplica su precio. En la primera también tenemos modelos como el Nokia 8, al que algunos le han achacado que no tenía argumentos propios de venta. Sí que lo tiene, el precio.
La cuestión es, ¿se mantendrá esta división en futuros años y hablaremos de, quizás, cuatro gamas: baja, media, alta y premium?