Los smartphones mejoraron a los móviles tradiciones en términos de funcionalidad y posibilidades, pero no son todo triunfos: con ellos tenemos varios problemas que aún no se han solucionado.
Los smartphones ya existían antes de Android y de iOS: Palm y Nokia dominaron el segmento con móviles que podían instalar aplicaciones, ejecutaban juegos y ofrecían gran parte de las funciones que tenemos actualmente. La revolución llegó con los sistemas que dominan ahora el mercado: smartphones potentes y con toda la superficie de pantalla. Parece que fueron todo mejoras, pero no es así.
Pese a que pocos cambiarían su smartphone por un teléfono móvil corriente o «dumbphone» (teléfono tonto), todos somos conscientes de sus limitaciones. La mayoría nos acostumbramos porque no queda otra, pero aún esperamos a que la industria solucione unos problemas que no parecen tan imposibles.
Me he dedicado a recopilar los 5 problemas principales que, a mi juicio, tiene cualquier smartphone de hoy en día. Son problemas para muchos e inconvenientes para todos, como verás a continuación.
La autonomía
Es el primer punto por razones obvias: a pesar de lo mucho que avanzaron los smartphones, sus baterías siguen muy limitadas. Es cierto que se han realizado notorios avances en este campo, tanto en las baterías como en la optimización de procesadores y software, pero continúa siendo un cuello de botella para la experiencia final.
Nos hemos acostumbrado a cargar el móvil lo justo para aguantar un rato más, a llevar baterías extra siempre encima y a aguantarnos cuando se nos agota la carga en el peor momento, pero no tendría que ser así: a estas alturas ya deberíamos tener mayores autonomías en los smartphones. Y seguras, que este es otro problema gordo.
La fragilidad
Por más que los fabricantes incorporen metal, cristales de alta resistencia y los usuarios les añadamos fundas, los smartphones continúan siendo demasiado frágiles. Por su concepción no queda más remedio: disponer de un frontal cada vez más grande, y con varias capas de cristal, consigue que al más mínimo golpe suframos una tragedia.
Los móviles son cada vez más frágiles ante una caída, especialmente si tienen doble cara de cristal
El problema de la fragilidad es doble cuando la cara trasera del smartphone también está construida en cristal. A mí mismo me ha ocurrido esta mañana, y eso que suelo tener el máximo cuidado con todos mis móviles: se me ha caído a escasos centímetros del suelo y ahora tengo unas bonitas (no) grietas en la cara trasera. ¿No deberían ser nuestros móviles mucho más resistentes?
La obsolescencia
Es un problema que afecta de manera terrible a los dispositivos tecnológicos; y provoca efectos no deseados con el uso de dichos dispositivos. El daño al medio ambiente está entre los efectos indeseables: tanto para la obtención de los componentes básicos como a la hora de reciclar; además de los daños humanos y sociales que implica el alto ritmo de renovación que poseen los smartphones.
Más allá de la polémica sobre si los smartphones poseen obsolescencia programada (una especie de fecha que marcan los fabricantes para que el dispositivo se estropee y acudamos a comprar otro), el móvil es el «electrodoméstico» con un ciclo mayor de todos los que tenemos. No cambiamos la tele con tanta frecuencia, por ejemplo, ni aunque aguantemos varios años con el mismo smartphone.
Los smartphones están pensados para no durar más allá de 5 años. Con suerte…
Que un móvil no aguante más de cuatro o cinco años es un problema que tiene difícil solución. Los smartphones modulares suponían un notable avance, pero no terminan de encontrar su sitio. Y el problema de la obsolescencia se ve agravado por otro punto clave: el smartphone es un complemento personal, de ahí que cambiemos a menudo de móvil para encontrar uno nuevo que nos satisfaga.
La privacidad
Quizá parezca un problema menor porque no terminamos de apreciarlo en nuestro día a día, pero no debemos menospreciarlo. Y es que con el uso del smartphone hemos perdido gran parte de nuestra privacidad y del anonimato: no solo nos rastrean todas las aplicaciones y servicios que utilizamos, también el propio sistema. Google protagonizó hace poco una información que corroboraba sus malas artes en la localización.
Hay opciones para que nuestro smartphone sea mucho más seguro y privado, pero el dueño debe tener conocimientos avanzados para conseguirlo. Aunque hay una manera de erradicar este problema: usar un teléfono normal en lugar de un smartphone; o quitarle SIM al smartphone y no conectarlo nunca a una WiFi. Pero ¿quién querría eso?
La complicación del uso avanzado
Los smartphones son sencillos de utilizar para sus funciones más básicas, pero cuando toca configurarlos en el uso avanzado la cosa cambia. Limitar las veces que nos molestan las notificaciones sin restringir mensajes importantes, configurar los permisos de las aplicaciones, reducir el espacio ocupado por dichas apps… Son acciones muy necesarias que, sin embargo, resultan complicadas para alguien que no sabe lo suficiente.
Los smartphones están en manos de todo tipo de personas, tengan o no conocimientos avanzados en el uso del móvil. Y los fabricantes deberían facilitar no solo el uso básico de las posibilidades, también el resto de opciones que incumben al usuario. Se evitarían muchos problemas de seguridad; además de dolores de cabeza.
Estos son los 5 problemas que aún no ha solucionado el smartphone. Son de suma importancia para todos los que utilizamos estos dispositivos, pero tampoco son los únicos, seguro. ¿Cuál crees que debería solucionarse cuanto antes?