No arriesgarse a veces es un seguro para muchos fabricantes. Pero se suele necesitar un poco de riesgo para actuar.
Este es el punto medio que necesitan los fabricantes de smartphones. El mercado supone una constante batalla por alzarse en una posición superior a otro, y eso conlleva medir tus movimientos y adoptar tácticas específicas. Y aunque esto parezca muy simple, es muy difícil adivinar los deseos tecnológicos de un volumen de compradores tan grande.
Y aquí nos encontramos al eterno coqueteo entre el riesgo y la precaución. Hay que tener un punto medio en cada una de estas variantes, ya que de pasarte, es más que probable que acabes en un cajón repleto de fracasos. Y eso analizaremos hoy. Lo necesario que es para los fabricantes entrar dentro de ese coqueteo, y tomar cartas en el asunto.
Demasiada precaución, poco renombre
Renovarse o morir. Es una frase que muchos en el mundo Android deberían aplicarse. El mercado telefónico se caracteriza por ser cambiante y fluctuar. Los usuarios cada vez demandamos más y más rápido, y nos vamos a aquella marca que satisfaga de forma más eficaz nuestras necesidades tecnológicas.
Y claro está, inevitablemente hay marcas que tienen menos ingresos que otras. Por lo tanto, no sirve de nada hacer una inversión increíble en algo novedoso que a lo mejor no cala y resulta en un fiasco de ventas. Recordemos el caso del LG G5, por ejemplo. Tras ello, la firma coreana ya ha decidido lanzar menos móviles y centrarse en sus altas esferas.
Y claro está, si tienes un nicho de usuarios compradores, lo normal sería seguir centrándote en la fórmula que funciona y ya está. Y no es mala idea. Asegurarte ante un lapso de tiempo difícil en términos de venta siempre está bien. El problema es… cuando te excedes.
El mejor ejemplo de todos es Sony. La firma japonesa recibe muchos más beneficios de sus otros productos tecnológicos como PlayStation, y tampoco tiene un nivel de ventas de Xperia bajo. Pero viendo sus líneas de diseño, y sus características generales, no es un misterio que Sony tampoco quiere comerse la cabeza y ha exprimido el llamado diseño Omnibalance hasta la saciedad.
La fórmula de Sony funcionó mucho tiempo. Ahora se han quedado estancados en el diseño
Esto consigue que el nombre de la marca se diluya entre sus modelos, siendo eclipsados por aquellos smartphones que han sabido romper en el tema adecuado y en el momento adecuado. Y es una pena, porque no dejan de ser buenos terminales pero que no han sabido entender el mercado, perdiéndose en el miedo a fracasar de nuevo.
Demasiado riesgo, poco beneficio
Ay, cuántos dispositivos se habrán quedado en el tintero de experimentos fallidos… Se me vienen muchos a la cabeza. Motorola Atrix, Sony Xperia Play o LG G5. El concepto de la modularidad de este último fue muy rompedor para la empresa. Pero ha sido Motorola la que ha sabido implementarlo de la mejor forma, y este teléfono reportó pérdidas a la división de LG Mobile.
Y ojo, soy el primero que apuesta por la innovación. Está bien proponer ideas frescas, y si las lanzas bien que marquen tendencia. Un ejemplo claro sería la pantalla del Xiaomi Mi MIX y otro la doble cámara del Huawei P9. Pero cuando haces un movimiento tan drástico sin avisar, puedes acabar muy mal trecho.
Creo que los cambios tan determinantes tienen que tener medidos tanto el momento como su lógica. Tienen que ser un plus para el usuario, tanto en la estética como en la utilidad. Y además, tienes que conseguir que el público mayoritario comparta y valore dichos cambios de forma positiva. Si pasa desapercibido o es muy rebuscado, difícilmente va a salir adelante.
Tirarse a la piscina de buenas a primeras sin que ese riesgo tenga un nivel de seguridad notorio desemboca en fracaso. Y del fracaso es difícil salir a no ser que remontes con fuerza. Menos aún si pensamos en que hay terminales que están copandos los niveles de ventas. Ten nombre, o caerás. Y aquí es donde radica el término medio que ellos necesitan.
Un término medio
Hay que saber tener este término medio para saber llegar a tu público fiel y tener la suficiente entereza para arriesgarte y hacer una propuesta nueva. Es difícil, y esa (para mí) es la clave del éxito para poder vender. Clave a la que muchos fabricantes deberían aspirar, y tener en cuenta en sus futuros quehaceres.
Pero esto no es fácil. Conlleva una serie de esfuerzos y estrategias que no todos pueden permitirse adoptar. Hay que saber medir bien el límite en el que tu producto pasa de ser rentable a no serlo. También hay que saber qué quiere la gente, cómo la quiere, y qué porcentaje de esta tiene el suficiente peso para adoptar la decisión adecuada.
Hay que analizar muchos parámetros para no acabar en ninguno de los dos lados
Por ello, insto a los fabricantes que me lean a que repasen su estrategia y delimiten si es la que más les conviene o no. De esa forma podrán denotar si los beneficios o pérdidas que tienen se deben a ciertos movimientos por su parte. Y así el mercado será un poco más manejable, y los usuarios lo agradeceremos más.