En los últimos meses hemos sido testigos del lanzamiento de una categoría de móviles. No, no hablamos de aquellos que buscan tener todo pantalla o tener el mejor notch. No, nos referimos al mundo del gaming.
Desde que los videojuegos son populares, hemos sido testigos del lanzamiento de miles de versiones gaming de todo. Mandos, teclados, ratones, sillas, e incluso ordenadores portátiles. «Si sirve para jugar, podemos hacer una versión gaming de esto» debe de ser el pensamiento de muchas empresas. Y le ha llegado la hora a los móviles.
Razer, Xiaomi y Nubia, esta es la primera generación de móviles gaming
Hace bastantes meses que seguíamos la pista a Razer. El famoso fabricante de equipos gamer adquirió hace no mucho tiempo a Nexbit, una joven empresa que a pesar de haber lanzado solo un móvil, el propio diseño y concepto resultaba prometedor. Esto solo podía significar una cosa, y es que más tarde o más temprano, tendríamos a un nuevo fabricante en el mercado.
Así fue, ya que Razer presentó al primer móvil gamer del mundo, aunque no el primer dispositivo Android destinado a este fin. Recordemos que Nvidia en estos últimos años ha creado su propia línea de dispositivos SHIELD. Una consola portátil, un Android TV y una tablet. Todos orientados al juego, y con Android.
Siguiendo esta estela, la semana pasada conocimos las propuestas de Blackshark, de Xiaomi. Nubia también presentó un móvil conocido como Red Magic.
Lo cierto es que un móvil orientado a los más jugones tiene todo el sentido del mundo, y estamos seguros que si el mercado así lo ve, veremos cada vez más modelos dedicados a ello. No obstante, existen varios retos y dudas por el camino que debemos disipar.
Cumpliendo con las bases
Los videojuegos son una de las tareas que mayor capacidad de procesamiento pueden exigir a nuestros dispositivos. Para poder presumir de móvil gamer, la potencia no es una virtud, sino el requisito mínimo para que podamos tener la experiencia que nos merecemos. Procesador Snapdragon 835 para los modelos de Razer y Nubia, y 845 para Xiaomi es un buen comienzo.
Podríamos decir que aquí la memoria es esencial, tanto RAM (para poder cerrar el juego y que al abrirlo permanezca en memoria) como el almacenamiento (para tener la mayor cantidad de juegos instalados). Y por supuesto, un uso desmedido de la potencia requiere una batería de gran capacidad.
Mucha potencia, memoria y batería. El requisito mínimo.
La primera generación de smartphones gaming cumple de forma sobrada en estos requisitos. Recordemos que estos requisitos deberían ser mínimos para cualquier móvil que quiera orientarse a los videojuegos. Incluir procesadores de menor categoría o poca memoria sería inapropiado.
Como extra, tener una buena pantalla y sistema de sonido es algo que agradecemos. A falta de poder probar los terminales de Xiaomi y Nubia, Razer ha dejado el listón muy alto con su pantalla de extremada fluidez y los mejores altavoces que podríamos encontrar en un móvil Android.
Sistema, aplicaciones y optimización
Tener el mejor hardware del mercado no sirve de nada si la experiencia queda lastrada por una capa de personalización saturada de funcionalidades que puedan suponer una experiencia de usuario negativa. Aquí cada pequeño lag es una derrota del fabricante.
El rendimiento es un requisito intachable también, y apostar por sistemas basados en Android Puro es una gran recomendación para comenzar, ya que es más fácil conseguir un sistema eficiente desde una base limpia.
Un sistema con el mejor rendimiento, y con todo lo que necesitemos para jugar.
No obstante, los fabricantes deben pensar en opciones adicionales que mejoren la experiencia de juego. La posibilidad de bloquear notificaciones mientras jugamos o poder retransmitir nuestras partidas en YouTube o Twitch TV son funciones que tampoco se pueden dejar de lado.
El software debe de ser un factor diferencial para los móviles gaming, y ofrecer soluciones que garanticen utilidades exclusivas que los diferencien de cualquier otro móvil del mercado.
No, esa estética no
Si alguna vez has sentido interés en comprar algún producto gaming (sea para ti mismo o para regalar a otra persona) seguramente te habrás dado cuenta de que hay una tendencia generalizada de diseños horribles. De hecho, estos diseños han dañado mucho la imagen de los productos destinados a los jugadores, siendo en muchos casos productos de calidad mediocre, con esa particular apariencia.
Es normal que hace unos años el nicho común de jugadores fuesen adolescentes (cuando el videojuego era algo nuevo) pero a día de hoy los videojuegos se han convertido en una afición para personas de cualquier edad.
Al final, solo vamos a tener un solo móvil, y no tiene por qué ser horrible.
Quizás en el mundo del PC sea demasiado tarde (aunque últimamente están saliendo productos gaming con cierta elegancia), pero el mercado de los móviles para juegos es joven, y no queremos que se vuelva a cometer el mismo error.
Por otro lado, tampoco deberíamos esperar diseños similares a los móviles de alta gama tradicionales. Una mayor batería implica un sacrificio en grosor, pero también la mejor ergonomía para poder pasar horas jugando. No hace falta que sea una obra de orfebrería, pero tampoco una aberración.
Si no es un gama alta por completo, no pidas precio de gama alta
Quizás el punto más polémico del Razer Phone (aunque esperamos que suceda también con el resto de móviles) está en la fotografía. A pesar de ser un terminal de alto coste, los resultados fotográficos no están ni mucho menos a la altura de los grandes del sector.
Por mucho procesador que tengas, la cámara es el factor decisivo a la hora de ofrecer un móvil de alta gama. Si tu móvil no puede ofrecer una experiencia fotográfica a la altura de un móvil de 700 – 800 euros, el móvil no los merece.
Alcanzar nivel en fotografía es demasiado costoso para un producto gaming.
Esto no es culpa de la propia Razer, sino de que ofrecer una experiencia top en fotografía requiere apostar una inversión en ingeniería demasiado elevada para el nicho del público al que se dirige. Aceptamos tener una cámara decente, pero no en un móvil de dicho precio. Lo mismo podemos decir de ausencias como la resistencia al agua.
Las actualizaciones de Android aquí importan incluso más
Las actualizaciones del sistema son un problema generalizado, pero para el sector gaming es incluso más importante. Esto lo podríamos anotar como un éxito de Nvidia, ya que la política del fabricante ha derivado en una mejora en la experiencia de uso a lo largo de la vida útil de sus productos, en base a nuestra experiencia.
¿Y por qué son más importantes aquí las actualizaciones? Más allá de las novedades de Android (que algunas pueden estar relacionadas con los juegos) y actualizaciones de seguridad, sino en drivers para el procesador gráfico.
El procesador gráfico es el principal encargado de que los juegos funcionen con un mayor o peor rendimiento. El driver es un software que se encarga de comunicarse con dicho procesador. Un aspecto que muchos fabricantes dejan de lado, y que puede marcar la diferencia a largo plazo.
Hay que reforzar la apuesta por los videojuegos
Es difícil ofrecer un valor único en un mercado saturado de dispositivos que cuentan con casi las mismas especificaciones. Eso lo saben todas las compañías tecnológicas, y la diferenciación con servicios de interés al final marcan la diferencia.
Razer lo ha hecho bien, asociándose con desarrolladores para optimizar juegos que aprovechen al máximo su pantalla súper fluida, pero existen otras formas de atraer al público. Por ejemplo, en el mundo del PC suelen regalar juegos al comprar una tarjeta gráfica. Un buen símil en Android sería beneficios en juegos con micropagos de alto valor, dada la preferencia de los usuarios móviles en los free to play. O incluso saldo de Google Play (o una tienda propia del fabricante) para adquirir juegos.
Accesorios y sencillez
Por último, parte de la experiencia de juego reside en tener el mejor control posible. Si bien algunos juegos móviles están pensados para aprovechar todo el potencial de las pantallas táctiles, otros juegos se disfrutarían más con una pantalla táctil.
El gran reto de los fabricantes aquí es sencillo. Es misión imposible encontrar juegos que funcionen bien en Android. Incluso teniendo un mando Bluetooth, en ocasiones nos topamos con la cruda realidad, y es que apenas existen juegos preparados para mandos.
Por mucho móvil que tengamos, disfrutar de un mando que se acople al móvil, se configure solo y que tengamos acceso a juegos compatibles es aún algo con lo que un jugón a día de hoy solo puede soñar.