A lo largo de dos décadas he visto cómo los teléfonos móviles han ido cambiando y evolucionando. Pero al igual que los humanos, mientras más inteligentes se volvían, más frágiles eran.
Hemos llegado a un punto en el que las diferencias entre un modelo de un año y otro de doce meses más tarde si bien no son quizás mínimas, sí que son escasas en ocasiones.
Los fabricantes, por suerte, han abandonado la carrera de los Mpx y, en parte, también la de hacer los móviles cada vez más finos. Sin embargo hay una que ni siquiera han empezado aún: la de la resistencia.
Primer paso: el agua y el polvo
Bueno, hemos de reconocer que al menos sí han dado un paso, aunque sólo sea uno. En 2017 hemos visto cómo muchos de los constructores han puesto hincapié en hacer que sus modelos sean resistentes a caídas accidentales en líquidos, a lluvia y a la entrada de polvo.
Esto es algo que no es precisamente nuevo, pero sí que lo es el que se haya puesto de moda. Hasta ahora nunca he visto eso como una necesidad propia. Nunca se me ha mojado un móvil.
No obstante, a la hora de recomendar un terminal a la gente que usa el móvil de forma normal, no como yo (trabajo en casa y eso se nota), es algo que empiezo a tener en cuenta.
Los móviles son dispositivos que usamos en todo momento y eso hace que sea realmente fácil que sufran un accidente.
Segundo paso: pantallas más duras
Haced un ejercicio. La próxima vez que salgáis a la calle mirad los móviles de la gente. Seguro que a poco que deis un paseo de media hora os cruzareis con alguien cuyo smartphone tiene la pantalla rota.
Los móviles cada vez tienen paneles más grandes y, por mucho que cuenten con cristales más duros, a la hora de la verdad una caída casi garantiza un problema.
Hace unos años Motorola intentó solventar este problema con un modelo, el Motorola Droid Turbo 2, un terminal pensado para resistir todo tipo de golpes.
Recuerdo que se me quedó grabado el anuncio. Y pensé lo que pienso ahora, que todos los móviles deberían comportarse así.
Es cierto que muchos usuarios tienen poco cuidado con sus móviles pero conozco casos de terminales que se han caído desde 30 cm y han derramado el líquido de sus LCD. No es de recibo.
Tampoco es necesario poder usar móviles como un martillo (sí, lo he probado), pero qué menos que las pantallas no se rompan a la primera de cambio.
Tercer paso: no más móviles de cristal
La última parte de este artículo hace referencia a algo que se está estandarizando y sobre lo que he cambiado recientemente mi opinión. Los fabricantes están dejando el metal como acabado para las gamas medias y están pasando a usar el cristal, por varios motivos.
El primero es que estéticamente lucen mejor, dan sensación de estar mejor acabado. Suelen resbalar menos en la mano, aunque eso implica que a veces resbalan más en superficies lisas. Es por ejemplo lo que ha confirmado OnePlus, que en el OnePlus 6 usará el cristal en la zona trasera por primera vez.
El segundo es que si queremos implementar carga inalámbrica no se puede usar metal, así que la elección está entre el plástico y el cristal. Y un gama alta de plástico es algo que choca, aunque hay opciones que siguen siendo viables.
Necesitamos más resistencia
Esperemos que más pronto que tarde las marcas quieran potenciar este apartado aunque es complicado ya que va en contra de sus propios intereses. Mientras antes se rompan los móviles que usamos antes iremos a por otros.
Realmente creo que este es el siguiente paso tras haber llegado a un gran nivel de diseño, batería, potencia y capacidades fotográficas. No es lo único en lo que deben mejorar los fabricantes, pero sí es lo más acuciante.