Comentaba hoy con Antonio Sabán que el evento de apertura del Google I/O 2018 había sido uno de los más impactantes de los últimos años. Sin haber visto nuevo hardware (esta convención no es para eso) los avances en muchos campos han sido notorios.
Mi compañero Iván Linares ya apuntaba a que la IA de Google ha pasado de ser guay a dar miedo. A mi se me pusieron los pelos de punta, aunque también tengo ganas de probarlo.
Pero más allá de lo futurista y fantasioso, ayer acudimos a un cambio en una de las políticas más restrictivas de Google: el lanzamiento de las versiones beta. Hasta ahora para probar una versión de Android previa a la definitiva había que tener un móvil de Google, Nexus o Pixel. Ya no.
Muchos móviles pueden instalar ya oficialmente Android P
Este cambio no es baladí y es que Google quiere cercar posiciones a los fabricantes que hacen que su sistema operativo sea el más importante del mundo.
Pese a tener una línea de hardware propia Google saber que no puede desentenderse de sus socios y este gesto estrecha lazos.
Entre las marcas que se han apuntado a dejar que los desarrolladores instalen Android P Beta en algunos de sus modelos están algunos históricos como Sony o Nokia pero también marcas chinas que hasta ahora sólo usaban sus propios forks de Android, como Xiaomi, Oppo o Vivo.
Esto abre un nuevo paradigma, uno en el que parece que las principales marcas del mundo van a competir de tú a tú a la hora de actualizar sus móviles.
Las más importantes no están: Samsung y Huawei
Llamó mucho la atención que en una lista con muchos nombres no estuvieran ni Samsung ni Huawei. Estas dos empresas son, ni más ni menos, los mayores fabricantes de móviles Android del mundo.
Ninguna de las dos parece estar dispuesta a ceder sus terminales de gama alta para que los desarrolladores instalen versiones puras de Android.
No es casual que ambas tengan una interfaz gráfica que modifica mucho Android (Samsung Experience y EMUI) pero también es cierto que el trío de marcas chino que hemos mencionado (Xiaomi, Oppo y Vivo) también, y eso no les ha frenado.
No sabemos los motivos
Ni Samsung ni Huawei han realizado declaraciones al respecto y es extraño que sean las dos marcas de móviles Android más importantes las que no estuvieran allí.
Sabemos que ambas están desarrollando alternativas a Android como sistema operativo no porque quieran abandonar el ecosistema de Google, sino como plan B por si algo pasara. El ejemplo de que un movimiento inesperado puede golpear fuertemente a una empresa lo hemos visto recientemente en ZTE.
Los usuarios son los perjudicados
Cuando Google permite que los desarrolladores instalen Android P en más dispositivos lo que hace es mejorar la calidad de las aplicaciones de forma indirecta para cuando llegue la versión final.
Es por eso que la ausencia de los dos gigantes asiáticos es si cabe más sangrante. Quizás si se hubieran adherido al programa de Betas sus móviles recibirían antes las versiones siguientes o quizás no, pero el hecho es que habría muchos desarrolladores probando sus apps en móviles que muchísimos usuarios usan.
Esperemos que Samsung y Huawei no se distancien de Google
La sensación que deja esta realidad es que hay marcas que están potenciando un acercamiento claro a Google, como Oppo o Vivo. Otras que ya lo tenían y que intentan aumentarlo, como Xiaomi o Sony.
Pero también, por omisión, tenemos la sensación de que Samsung y Huawei se han alejado de Google de alguna manera. Personalmente no he podido evitar recordar el proyecto Google Play Edition del que formó parte Samsung hace unos años.
Permitir a los usuarios más avanzados instalar Android Puro en los flagship de los mejores constructores del mundo, aunque esas variantes no se pongan a la venta, me parecería todo un acierto.