Durante los últimos meses ha surgido mucha polémica sobre la llegada de un tipo de pantalla con muesca, muesca que ha terminado llamándose como notch. Durante meses ha habido críticas, desilusiones, y quejas. Y a más quejas, más móviles nuevos que aparecen. ¿Por qué ocurre esto?
Notch, jack, originalidad, innovación, etc…
No hay año en el que Apple no ocupe los titulares. A cada movimiento que hacen los de Cupertino suelen llover las críticas, aunque al final trimestre tras trimestre parecen conseguir cada vez más beneficios. A día de hoy, es una compañía muy cauta, que hace pocos movimientos. Pero claro, cuando los dan, lo hacen convencidos de que no darán marcha atrás.
Muchas de las críticas han sido por la pasividad de la marca en cuanto a diseños, pero las dos más particulares han sido en los últimos dos años. Con el iPhone 7 decidieron prescindir del jack de auriculares, mientras que con el iPhone X decidieron apostar por un formato en el que casi todo es pantalla, salvo una pequeña parte de la zona superior.
¿Tan mala es la situación?
La realidad de los blogs y entusiastas, una visión particular
Aquí vengo un poco a mostrar el punto de vista de los redactores de tecnología (como pueda ser un servidor), así como la vida del entusiasta de la tecnología (como pueda ser usted, estimado lector), y tenemos el privilegio de tener una visión más amplia del mercado. Pero lo cierto es que a veces, ese punto de vista puede convertirse en una maldición.
Durante el pasado Mobile World Congress, fueron muchos los que se echaron las manos a la cabeza, e incluso un poco más tarde con las numerosas comparaciones de Huawei y Xiaomi a Apple. No obstante, reflexionar es de sabios, y siempre está bien pensar en ¿por qué?
Los analistas de tecnología a veces pensamos en que nuestra burbuja es la válida, y a veces no está mal darse un baño de realidad. Cada persona es un mundo, y eso significa que existen muchos perfiles de usuarios, cada uno con sus gustos y necesidades.
Nos pueda indignar que una marca copie algo que no nos gusta a los que valoramos la originalidad, pero lo cierto es que el nicho del usuario entusiasta es lo peor. Básicamente porque el dinero de alguien que entienda vale lo mismo que el de cualquier otro cliente, pero del mismo modo es mucho más difícil convencernos.
A veces la situación no es tan mala. Simplemente nos quejamos demasiado.
Por mucho que nos pese, al final esto de la tecnología no es como la cartelera del cine. Aquí no se viene a ganar dinero de hacer cosas que parezcan chulas, sino que se viene a vender productos que la gente esté dispuesta a utilizar en su día a día, y que además les guste lo suficiente.
Quizás el mejor ejemplo de todo esto sea el Xiaomi Mi Mix, un móvil que es espectacular en fotografías pero que probablemente sea el peor móvil Android de la historia en cuanto a usabilidad.
Abandonar la originalidad, el efecto inesperado
Esa «maldición» de la que hablábamos antes viene precisamente por nuestro afán por la tecnología. Es fácil aburrirte del diseño de un móvil cuando lo has visto en tres videos y veinte reviews esta semana. Es fácil hablar de falta de innovación cuando te sabes de memoria las fichas técnicas de los últimos 50 móviles de Samsung. Si para ti es fácil mencionar 15 móviles que hayan copiado el notch y aún así te descuadra que los móviles que mejor han vendido de OnePlus y Huawei sean precisamente los que han renunciado a la originalidad, pues estás lejos del perfil de usuario estándar.
Al público general todo eso le da igual, es que en absoluto les importa que el Galaxy S9 sea una mejora incremental respecto al S8, porque igual lo más posible es que ellos vengan de un móvil de hace 4 años. ¿No me crees? Basta con mirar los datos de la fragmentación de Android para darse cuenta de que un tercio de los usuarios de Android; aproximadamente unas 700 millones de personas; utilizan versiones de Android realmente antiguas. Y el único motivo que tiene alguien para utilizar una versión de hace cuatro años es que sea la última actualización que recibió su móvil, por lo que es más antiguo.
El entusiasta de la tecnología mira más de veinte móviles a la semana. El usuario normal solo uno, cada tres o cuatro años.
Para una persona normal, al final toda esa falta de innovación les da igual, porque el salto es enorme. Al final nadie te obliga a comprar un nuevo móvil cada año, por lo que si el salto no es tan grande, pues igual merezca más la pena seguir disfrutando el móvil que ya has pagado.
Un análisis muy interesante fue el que realizó mi compañero Manuel sobre el Huawei P20. Citando el titular, se trata de «El móvil perfecto, para CASI todos». Porque al final:
- Funciona fluido.
- La batería dura mucho.
- Tiene muchísima memoria (128 GB en su única variedad).
- La cámara es espectacular.
Y las muestras están ahí. Para conseguir mejorar su popularidad se han centrado en los aspectos que le importan al usuario típico y estándar. Hablar y decirle a cualquiera alejado del mundo de la tecnología que es un mal móvil porque «Emui es una capa de personalización que …» solo va a generar como respuesta un «ni idea de que me dices».
La innovación que más importa es la que permanece en tu día a día
Copiar todo lo que hace Apple en ocasiones puede ser positivo, ya que a fin de cuentas es arrimarse al árbol que más sombra da, pero eso no significa que vaya a ser una garantía de éxito.
Al final, se trata de una compañía que cuando quiere tomar una decisión, no decide ejecutarla hasta estar segura de que vaya a funcionar. Pero claro, por muy bien que lo hagas, esa opción no siempre es la mejor, y desde luego nunca va a ser lo suficientemente buena como para contentar a todo el mundo. Lo mismo se puede decir de Samsung con sus pantallas Edge o Xiaomi con sus Mi Mix.
Pero al final todos estos móviles siguen vivos en el mercado por ese primer motivo que comentamos, y es que cada usuario tiene sus propias preferencias y prioridades. A veces esas prioridades pasan por tener una pantalla curva o un lápiz, otras por gastarnos el menor presupuesto posible en un móvil que simplemente funcione, tener dos SIMs o tener una tarjeta de 200 GB para escuchar toda nuestra música en nuestros auriculares de alta gama con salida jack.
A veces, parece que los movimientos de los fabricantes más destacados parecen definitivos. Hace unos seis años parecía que las tarjetas microSD iban a desaparecer por completo, ya que cada vez más fabricantes renunciaban a este tipo de almacenamiento, y a día de hoy la tarjeta microSD sigue bien presente. También hace ya un par de años del que parecía que sería el fin del puerto jack para auriculares, y aquí sigue. Y con el paso del tiempo veremos que el notch seguirá ahí, aunque permanecerán varios fabricantes que se resistan a dicha tendencia.
Al final, las modas o tendencias están ahí, pero son las innovaciones que nos acompañan en el día a día las que; cuando cambiemos de móvil; seguiremos exigiendo. Y mientras haya público que las reclame, ciertas características seguirán presentes.
Porque al final la tecnología no está aquí para ser guay y super chachi y cool. Está aquí para plantear soluciones a nuestros problemas del día a día. Y eso es lo que importa.