Sin duda, uno de los smartphones del año es el Pocophone F1. Este dispositivo, que ya llevaba arrastrando misterio por parte de Xiaomi con sus filtraciones, ha reventado el mercado al postularse como el teléfono con mejor relación calidad-precio del mercado actual. Y no es moco de pavo.
El caso es que, como humilde servidor, quiero dar una opinión que a muchos no gustará. Algunos rivales intentarán copiar este modelo de negocio, y no puedo estar más en desacuerdo. Sí, lo habéis leído bien: el Pocophone F1 lleva a sus espaldas un concepto que no debería copiar.
¿Qué propósito sigue el Pocophone de Xiaomi?
Ante todo, hay que definir qué propósito sigue este Pocophone. El móvil pertenece a Poco, submarca de Xiaomi. Para que os hagáis una idea, sigue la misma estrategia que Honor y Huawei; siendo la primera submarca de la segunda. No es de extrañar, el Poco es básicamente un Xiaomi Mi 8 con ciertas características cambiadas.
Pero claro, sabemos que Xiaomi tiene un catálogo enorme de teléfonos y que la marca es famosa por tener una relación calidad-precio casi absurda (de hecho, se sabe que no es que ganen mucho dinero con ellos). Teniendo en cuenta que Xiaomi ya es de sobra conocida y adorada, ¿qué necesidad hay de crear una submarca?
Xiaomi ha creado Pocophone para competir de tú a tú principalmente en el mercado indio. Busca potenciar las ventas de su gama alta allí enfrentándose al éxito que tienen otras compañías, como OnePlus. Xiaomi se ha decidido a hacerles la competencia en su mismo terreno.
¿Qué hay de malo en el propósito del Pocophone F1?
Esto lo comentábamos Iván, compañero mío de El Androide Libre, y yo. Uno de los problemas de Xiaomi es que alienta a muchos usuarios a comprar sus teléfonos solo por su precio, y nada más. No saben ver otras alternativas. Y cualquier teléfono con características similares que tenga un precio mayor queda descartado.
Un buen ejemplo fue la rivalidad que hubo en nuestro país con los Xiaomi Mi A1 y BQ Aquaris X Pro. Bajo nuestro punto de vista, es bastante mejor teléfono el X Pro, pero no fueron pocos los usuarios que desprestigiaron esta opción por ser más cara.
El caso es que en la gama media la rivalidad es salvaje. Y, aunque pasa lo mismo con la gama alta, en esta los perdedores caen con mucha más fuerza. Un gama alta que no se venda puede ser un problema mayor, pero está enfocado a otro público y no duele tanto a nivel de beneficio sino a nivel de marketing.
Creo que, de aplicarse el mismo baremo del Pocophone F1 a la gama alta, sería un absoluto desastre. Una gran parte del beneficio de los fabricantes viene de esta gama. Por mucho que nos parezca cuestionable, una empresa tiene todo el derecho del mundo a ganar el beneficio que ellos consideren oportuno. Y, aunque es cierto que algunos se pasan de precio, también lo es que con ese aumento de coste las marcas añaden valor a los móviles. Luego cada uno apreciará ese valor a su manera.
Pongamos otro ejemplo. El Samsung Galaxy Note 9 es un teléfono carísimo, cuesta más que 3 Pocophones F1 juntos. El caso es que es uno de los mejores Android que te puedes comprar. No me refiero a lo que viene siendo relación calidad-precio, no: a todo lo que ofrece.
Y es que los usuarios, que obviamente quieren pagar menos (están en todo su derecho), irán al Pocophone. Pero por el camino bramarán en contra de sus rivales por poner precios desorbitados a sus teléfonos. Hablarán mal de ellos y no sabrán reconocer todas las ventajas que estos dispositivos ostentan. Algo muy injusto que traerá otras consecuencias de copiarse.
Los usuarios seremos los principales damnificados
Un artículo muy bueno que escribió mi compañero Borja lo ilustra bien. Varios en el equipo pensamos que los teléfonos con Android Go son un intento de vendernos tecnología de otro siglo con excusas, sin una necesidad real. Sabemos cómo son los fabricantes, y si nos fijamos un momento en el Pocophone entenderemos el porqué.
Lo más llamativo del Pocophone F1 es su procesador, el Qualcomm Snapdragon 845. El mejor procesador de Qualcomm que compite de tú a tú con los Kirin 970 de Huawei y los Exynos 9810 de los S9 y Note 9. Claro, por 300 euros es una ganga. Pero Xiaomi ha sabido entender que eso no es lo único que debes vender.
Tenemos 4000 mAh de batería con carga rápida, USB-C, refrigeración líquida y un doble sensor de cámara. El punto en el que más adolece es en su diseño, ya que el teléfono está fabricado en policarbonato. Me parece una buena relación entre ofrecer lo justo (filosofía de Poco by Xiaomi) y dar más a cambio.
El problema radica en que, de copiar esto el resto de fabricantes, lo harían con el mismo estilo que con Android Go. De hecho, permitidme especular, creo que pasaría algo parecido a lo que os voy a contar.
Pongamos que Samsung quiere fabricar un Galaxy S «Pocophone style». Es decir, especificaciones top a un precio estúpido (pongo a Samsung de ejemplo, pero podrían ser otros muchos fabricantes). ¿Qué haría?
Nos darían un reclamo publicitario muy bestia, como el procesador o una pantalla brutal, pero «nos la colarían» con todo lo demás, haciendo que ese teléfono fuera equivalente a un gama media-baja con la única diferencia de que tendría un sello de autenticidad.
No copiarían lo mejor del Pocophone, sino lo peor de él
Y creo que un teléfono es algo más que procesador. Es algo más que la tabla de características. Sí, podré tener un Qualcomm Snapdragon 845. Pero, si no tengo una buena pantalla, ¿qué tengo? Si no tengo una buena batería, ¿qué tengo? No por ponerle el motor de un Ferrari a un Fiat Dupla lo voy a hacer un buen coche.
Sin entrar en el debate, diré que a mí el Pocophone me ha gustado. Es un teléfono que considero necesario para mandar un mensaje. Y soy de los que piensan que el teléfono es gama alta: ha salido porque el mercado lo necesitaba… y ya está. No necesitamos más Pocophones.
Porque es un gran teléfono. Es un gran dispositivo y, sobre todo, será un Android recordado. Pero lo que tengo claro es que el Pocophone F1 no es un ejemplo a seguir.