Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que podíamos cambiarle la batería a nuestro smartphone con tal sencillez que bastaba con abrirle la tapa trasera, retirar la batería vieja, poner una nueva y encenderlo. Esto puede parecer una utopía actualmente, sin duda lo es. Y no es que el cambio definitivo a los unibody nos haya beneficiado en exceso. Porque, ¿a que estaría bien renovar la autonomía de tu smartphone de la misma forma que le cambias la funda?
Los móviles comenzaron con su tapa trasera que daba acceso no solo a la batería, también a la tarjeta SIM y, en ocasiones, a la conexión de ciertos cables de datos. La evolución hacia los unibody terminó cerrando el grifo al interior del teléfono: no solo para cambiar componentes internos, también para la batería. De esta manera se nos ha retirado cualquier posibilidad de arreglar nuestro móvil sin llevarlo a un especialista.
Es cierto que reparar un smartphone es un proceso que debe llevarse a cabo por alguien especializado. Pero ¿y la batería? Cambiar este componente debería ser tan sencillo como quitar el viejo y poner uno nuevo, tal y como se hacía antes. Esto quedará para la memoria de quienes hemos crecido con los teléfonos.
La excusa de siempre: quitar facilidades para mejorar en prestaciones
Igual que la retirada del conector de auriculares lleva adosada la excusa de fabricar móviles más finos y compactos, eliminar el acceso sencillo a la batería vino con la promesa de conseguir teléfonos mucho más atractivos a la vista y al tacto, también más sólidos y compactos. Por lo general las tapas eran de plástico; con los unibody se hizo uniforme el metal y el cristal.
Al quitar la batería extraíble se generalizaron el cristal y el metal para la cara trasera
Otra de las ventajas que prometían los móviles unibody es la protección contra el polvo y el agua. Aquí sí debemos darle la razón ya que resulta casi imposible hacer un móvil estanco manteniendo la opción de retirar la batería, junto con la tapa, del teléfono. El caso es que dicha protección contra el polvo y el agua está presente en un número muy contado de dispositivos; todo lo contrario que la «característica unibody», que se ha impuesto en todas las gamas, incluso en la más económica.
Con los móviles unibody perdemos cualquier opción de reparar mínimamente el teléfono, también la posibilidad de llevar baterías de repuesto con las que revivir el móvil por completo en segundos. Sí, las baterías externas minimizan el problema de quedarse sin carga en mitad de la jornada, pero no es ni remotamente lo mismo.
¿También echas de menos poder cambiar de batería en segundos?
Los tiempos pasados no van a volver: una vez todos los móviles limitan el acceso a la batería esto ya ha quedado casi como estándar. Siempre puede haber algún modelo que utilice esta posibilidad como gancho, pero resulta bastante improbable: hemos de decirle adiós definitivamente.
¿Echas de menos la batería extraíble en un smartphone o crees que los diseños unibody son la mejor opción? Veamos cuál es la opinión mayoritaria con la siguiente encuesta.