La tecnología es como la moda: a pesar de que algo deje de usarse tiende a volver más adelante disfrazado de innovación. Pantallas táctiles que se redescubren, primeros smartphones que al principio eran marginales y luego se convirtieron en la elección mayoritaria, móviles plegables que marcaron una época en los inicios de la telefonía y que ahora vuelven con fuerza apoyados en nuevas pantallas… Y no solo el hardware acusa los ciclos de popularidad, también las tarifas de datos.
Quizá se nos haya olvidado, pero con el relanzamiento de los smartphones, y la puesta en marcha de las conexiones 3G, tuvimos tarifas de datos realmente ilimitadas (no como las «infinitas» que sí tienen límite). Recuerdo perfectamente utilizar una ilimitada de Vodafone con mi Nokia N900, por ejemplo; también con mi primer iPhone. Tras el ascenso de Android, y la explosión de WhatsApp, las operadoras vieron el negocio en la limitación de las tarifas de datos. Algo lógico dada la caída en uso de las llamadas y SMS.
De muy reducidas y caras a tarifas cada vez más holgadas y accesibles. Así que el siguiente paso estaba claro, solo faltaba una operadora que se lanzase a darlo: las tarifas de datos verdaderamente ilimitadas debían volver de la tumba para ofrecer una alternativa a quienes buscan consumir todo tipo de contenido fuera de su casa. Y ha sido Vodafone la primera en lanzarse.
Una semana con una tarifa ilimitada total de Vodafone, no hay mejor experiencia móvil
Cuando Vodafone presentó sus nuevas tarifas ilimitadas me picó la curiosidad. ¿Cómo sería volver a los tiempos en los que no debía preocuparme por los megas consumidos? Siempre he tenido un problema con el consumo porque trabajo fuera de casa y suelo compartir el Internet de mi smartphone; de ahí que mi tarifa habitual sea una de 25 GB. Suficientemente holgada para la gran mayoría de usos, pero justa si por un casual necesito ausentarme mucho de casa.
Fui de los primeros en adquirir una nueva tarifa de Vodafone. La elegida fue una carente de límites, incluso en velocidad: la ilimitada total. No es una tarifa barata ya que asciende a los 49 euros, pero a cambio elimina cualquier preocupación en torno a los megas consumidos. Así ha sido desde que recibí mi nueva tarjeta SIM, hace una semana.
Tras una semana con la nueva tarifa me he olvidado de lo que era contener el consumo
Para la prueba utilicé mi móvil personal (Samsung Galaxy S10+) y aproveché que durante la Semana Santa me moví de un lado para otro. Esto implica que «abusé» de la tarifa poniendo música en streaming desde Spotify al coche, también viendo Netflix a máxima calidad, compartiendo la conexión a Internet y subiendo a calidad original todas las fotografías a Google Fotos. Fueron muchas fotos, también muchos los GB: más de 100 en una semana.
Cuando no tienes límite utilizas el móvil como te gustaría utilizarlo
La evolución en prestaciones de los smartphones ha hecho que las tarifas necesiten cada vez más GB para contener las necesidades. Es lógico: mejores pantallas, más grandes, mejores conexiones… De todo ello se ha beneficiado el streaming de vídeo, un elemento que se aprovecha muy bien en el teléfono.
Ver YouTube a máxima calidad, lo mismo con Netflix, escuchar música por Spotify sin haberla descargado antes, actualizar todas las aplicaciones de la Google Play a lo loco y sin esperar a estar conectado en WiFi… Incluso he aprovechado la tarifa de datos ilimitada de Vodafone para suplir la conexión a Internet doméstica ya que he sufrido una avería del ADSL en casa. Resultado: saber que no debes cortarle el grifo al consumo de Internet en el móvil consigue que exprimas a fondo todas sus posibilidades.
Las ventajas son notables: despreocuparse de controlar los datos, ver vídeo en todas partes, compartir la conexión con quien te dé la gana, trabajar fuera como si estuvieras conectado en casa y, en definitiva, no tener que buscar una WiFi ya que el móvil tiene acceso a un Internet veloz y de baja latencia. Pero no creas que carece de desventajas, estas son las que yo me he encontrado tras mi uso con una tarifa ilimitada real:
- El móvil consume más batería de lo normal. Mantener la conexión móvil gasta más batería que andar conectándose a redes WiFi, eso es un hecho más que comprobado. De ahí que, como me he despreocupado de las redes WiFi, y he abusado de las descargas, mi móvil también haya durado menos en cuestión de batería.
- He usado mucho más el teléfono. Este es otro de los daños colaterales de tener datos ilimitados en el teléfono: como sabes que puedes consumir los GB que desees terminas utilizando mucho más el móvil; por lo que acabas siempre con él en la mano en lugar de disfrutar lo que tienes alrededor.
- Obviamente, es una tarifa de datos mucho más cara. Este es un inconveniente de perogrullo, pero creo que he de resaltarlo: dado que se pueden conseguir tarifas de 5 euros con una cantidad de datos suficiente para cualquier persona el meterse en una de 49 euros supone un desfase que no todos los bolsillos pueden permitirse. A nivel básico de uso (mensajería, redes sociales…) no hay diferencias entre tarifas; todo lo contrario que lo que ocurre con el consumo multimedia.
Dos de los tres inconvenientes que he detectado con la tarifa ilimitada en mi smartphone no son achacables a la tarifa en sí, pero terminan dándose cuando asumes que careces de cadenas a la hora de acceder a Internet desde el smartphone. No lo voy a negar, es una sensación agradable.
¿Realmente merece la pena una tarifa de datos verdaderamente ilimitada?
Respuesta corta: no. Con toda mi experiencia no me he encontrado con usos que se vean favorecidos por una tarifa ilimitada más allá del consumo multimedia y del tethering. Por lo que, si no ves vídeos en el móvil (o los reproduces desde el almacenamiento) y tampoco compartes Internet, no veo excusa para gastarse 49 euros al mes solo por no tener límites en la descarga y subida de datos.
El gasto de una tarifa ilimitada es aún demasiado caro, por lo que solo compensará a una mínima cantidad de personas
¿Qué tipo de personas son aptas para estas tarifas? Quienes trabajamos fuera de casa, por ejemplo. O todos aquellos que deseen subir contenido multimedia en directo o lo más rápido posible, como los youtubers. Para el resto una tarifa de datos adaptada a sus necesidades reales es más que suficiente: ahorrarán una buena cantidad de dinero al mes, especialmente si contratan una tarifa con alguna OMV económica.
He de aclarar que mi elección fue una tarifa ilimitada total de Vodafone, la que apenas limita la velocidad en conexiones 4G (300 Mb de bajada y 100 Mb de subida). Hay dos tarifas ilimitadas más baratas, pero el recorte en velocidades es bastante severo como para merecer la pena, al menos bajo mi opinión. Además, durante este periodo no he tenido ningún tipo de aviso de consumo o alerta, incluso conectando mi ordenador y resto de dispositivos domésticos: Vodafone me ha asegurado que sus tarifas ilimitadas son compatibles con cualquier uso siempre este considerado «normal«. Ignoro cuánto habrá que abusar de la tarifa para que la operadora la cancele.