En los últimos meses he analizado una gran cantidad de relojes inteligentes, aunque todos han sido el mismo. O casi. Me explico.
Cuando hablamos de teléfonos inteligentes, hablamos de dispositivos que nos ofrecen funciones similares. Todos tienen cámaras, GPS, permiten instalar aplicaciones, se controlan desde la pantalla...
La cuestión es que, cuando hablamos de relojes, tenemos que hacer una distinción inicial muy fuerte, y luego ya elegir uno dentro del grupo.
Relojes inteligentes con sistemas operativos completos
El primer grupo de relojes inteligentes es el que se integra de modelos como los de Samsung, los Apple Watch y todos los relojes que usan Wear OS, como el OPPO Watch.
Es decir, estamos ante un tipo de reloj que se asemeja mucho a lo que son los teléfonos inteligentes:
- Permiten instalar aplicaciones de terceros como Telegram o Spotify.
- Tienen sistemas de pagos sin contacto integrados.
- Permiten usar asistentes de voz.
Todo esto tiene un precio. Y no nos referimos a que sean caros, que lo son, sino a que la batería suele durar uno o dos días, aunque haya algún modelo que nos permita estar hasta tres días alejados del cargador.
Relojes menos inteligentes y más prácticos
El otro grupo lo integran los relojes inteligentes que son más bien pulseras con esteroides. En este grupo tenemos todos los modelos de Amazfit, de Huawei, el nuevo OnePlus Watch...
Aquí tenemos un rango de precios mucho más amplio, que va de los menos de 50 euros de propuestas como el Amazfit Bip U a los casi 300 de los modelos de Zepp.
Las funciones de estos relojes son similares a las de los del grupo anterior en tanto que permiten recibir notificaciones, avisos de llamadas, medir la saturación de oxígeno en sangre, el pulso cardíaco, la calidad del sueño... Además, podemos controlar la música del smartphone, pero no usar aplicaciones de streaming.
Por otro lado, aunque hay algún modelo concreto que lo permite, normalmente no tenemos ni acceso a asistentes de voz, responder notificaciones o poder hacer pagos móviles con NFC.
Entonces, ¿por qué alguien iba a elegir un integrante de este grupo? Pues es sencillo, la batería. Lo normal es que los relojes de este tipo tengan una autonomía que se mide en semanas, no en días. Los hay que aguantan 7 días lejos del cargador, como el Zepp E, y otros que aguantan dos, como el OnePlus Watch. Incluso los hay que aguantan tres semanas, como el Amazfit T-Rex Pro.
Qué modelo elegir
Está claro que cada reloj tiene sus ventajas e inconvenientes. Si queremos un dispositivo que permita sincronizar nuestras carreras con Strava, que nos deje responder a las notificaciones con texto o notas de voz, entonces necesitaremos uno del primer grupo.
Si por el contrario lo que queremos es un reloj que nos avise de las notificaciones, que nos permita incluso hablar por el mismo, medir ciertos aspectos de salud del día a día, que no sea muy caro y que además sólo tengamos que cargar cada dos semanas, entonces tendremos que mirar dentro del segundo grupo.
Dicho todo esto, hay alguna excepción que escapa a la inclusión en uno de estos tipos, como el Fitbit Versa 3, un reloj con soporte para apps (aunque no hay muchas), pagos móviles y asistente de voz integrado. No obstante, son excepciones que podemos contar con los dedos de una mano.
Comparar modelos de diferentes grupos es el equivalente a comparar un Ferrari con un ciclomotor de 125 cc por el mero hecho de que los dos son medios de transporte y tienen ruedas.