Todo, absolutamente todo, sirve para el sexo. Esa es una regla vital que viene bien no olvidar en Internet, «paraíso de la perversión y la experimentación». Y es aún mas cierta cuando hablamos de los jóvenes, ese segmento de la población con las hormonas a rebosar y los botones fáciles de desabrochar. Por eso, cuando lanzas una aplicación cuya mayor diferencia respecto al resto de programas de mensajería instantánea es que puedes controlar durante cuánto tiempo pueden ver tu mensaje en forma de foto o vídeo, ¿realmente esperas que la gente lo utilice para otra cosa que no sea mandarse fotos desnudas?
Y así, Snapchat se convirtió en la app del «sexting», es decir, mandar fotografías o vídeos de caracter sexual a nuestra pareja/amigo/amiga/rollete. Súbete la camisa, pon una pose sexy, haz la foto, y pon que solo se pueda ver durante diez segundos, para a continuación mandarla por la red con la absoluta seguridad de que cuando pase ese tiempo la foto desaparecerá de la faz de la tierra. Genial, ¿verdad? Excepto que no es tan sencillo.
Aparentemente, para mucha gente lo es, ya que cometen el gran error de pensar que el límite de tiempo que le ponen a Snapchat es una especie de ley sagrada que no se puede quebrantar de ninguna manera, y nada mas lejos de la realidad. Durante los últimos meses, se han encontrado varias vulnerabilidades en Snapchat, algunas de ellas muy simples y estúpidas.
Por ejemplo, cuando se descubrió que se podía sacar una captura de pantalla antes de que se terminase el tiempo para guardar la imagen; o cuando, revisando entre los archivos, una firma forense se dio cuenta de que las fotos se quedaban guardadas en los dispositivos Android, y la app solo les cambiaba la extensión cuando se pasaba el tiempo, algo que evidentemente se puede cambiar fácilmente. El colmo llegó con Snapchat Sluts, una página (ya eliminada) que colgaba fotografías realizadas con la app de muchachas ligeras de ropa, todas ellas confiadas en que esas fotos se auto-destruirían después de unos segundos sin dejar rastro. Ilusas ellas.
Porque si algo deberíamos entender de una vez es que Internet no olvida. La única manera de borrar algo es no compartirlo en primer lugar, y en el mismo momento en el que esa foto sale de nuestro dispositivo podemos considerarla como pública. ¿Aún queréis arriesgaros? Pues afortunadamente para vosotros tenéis una nueva oportunidad, ya que Snapchat se acaba de actualizar. Esta actualización tiene algunas novedades interesantes, como una nueva interfaz, un mejor rendimiento y una cámara mas rápida que debería dar lugar a una mejor experiencia de uso. Igualmente ahora es mas fácil encontrar amigos con los que compartir nuestras obras de arte.
Por supuesto, el sexting no tiene nada de malo. Lo malo es que la inmensa mayoría de los usuarios se creen lo primero que les dicen, o mas bien quieren creérselo, y eso es un problema muy grave cuando hablamos de privacidad. Si no nos la tomamos en serio, nuestras fotos mas comprometidas pueden acabar a la luz del día, y este no es un problema exclusivo de Snapchat, sino de todas las aplicaciones que usamos en nuestros Android.