Nuestra opinión importa. Tanto es así que a diario miles de personas basan decisiones de su vida personal y profesional en la opinión que otras han vertido al respecto en Internet. Pues ahora llega Peeple para ofrecernos la posibilidad de reseñar personas como tú sin consentimiento alguno.
Cuando la app se publicada (se estima para finales de noviembre) podremos hacer comentarios y puntuar con, de una a cinco estrellas, a cualquier persona que conozcamos: compañeros de trabajo, exnovios/as, tu vecino de enfrente… No puedes elegir entre ser o no reseñado por los usuarios de esta app, dado que tus relaciones interpersonales son el producto que Peeple ofrece.
Para utilizar Peeple, que viene siendo como el Yelp sobre personas, debes cumplir ciertos requisitos como: ser mayor de edad, facilitar tu cuenta de Facebook y hacer las reseñas bajo tu nombre real. Además, a la hora de realizar la reseña debes conocer el número de teléfono de la víctima persona en cuestión y enmarcarla dentro de las categorías: personal, profesional o romántica.
Las reseñas positivas serán publicadas inmediatamente, mientras que las negativas son hospedadas en un sistema privado durante 48 horas en caso de disputas. En caso de no estar registrado en Peeple para disputar tus reseñas negativas, puedes estar tranquilo dado que solo serán públicas aquellas reseñas positivas que hablen bien de ti.
«La gente investiga mucho antes de tomar decisiones como qué coche comprar, ¿por qué no hacerlo también en otros aspectos de tu vida?» Este es el motivo detrás de Peeple según apunta Julia Cordary, cofundadora del proyecto junto con Nicole McCullough. Y con ideas como «mostrar al mundo quiénes somos» o «servir de herramienta para conocer a tu vecino» esperan que todo el mundo utilice su app para calificar a las personas.
Estamos ante una app que pretende etiquetar nuestro comportamiento personal más allá de nuestra capacidades personales o profesionales, y tal vez ahí esté el riesgo más importante, en que algún día puede que todas y cada una de tus relaciones pasen por el escrutinio público. La polémica está servida.
Fuente | The Washington Post