La vida del código es infinita en teoría, pero no lo son las vidas de las personas que escriben esas líneas: ¿qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece, qué debería pasar con ese trabajo que deja atrás en forma de programas o aplicaciones?

Todos nosotros utilizamos aplicaciones todos los días, aplicaciones que –de momento– no se han escrito sólas. Detrás de cada aplicación hay un desarrollador, o todo un equipo, encargado de hacer que esa aplicación que utilizamos funcione, nos de la información que necesitamos en el momento, nos entretenga en un rato aburrido…

Sin embargo, y aunque no sea algo en lo que pensemos muy a menudo, nuestra vida no es infinita. Tenemos un principio y un fin, y ese fin termina llegando para todos. Los desarrolladores que hacen estas aplicaciones no son ninguna excepción a la regla, lo cual genera un debate bastante interesante: ¿qué ocurre cuando el desarrollador de una aplicación fallece, cuando ese trabajo que ha hecho queda sin dueño?

¿Qué es de una app cuando ya no tiene dueño?

Craig Grannell, colaborador en Stuff.tv, se ha encontrado con esta situación al estar buscando fuentes para un artículo: «La respuesta llegó muy rápido, aunque de una persona que no reconocía. El mensaje era de la esposa del desarrollador; la persona con la que intentaba hablar había muerto la semana pasada».

El desarrollador en concreto es Stewart Hogarth, que murió a la edad de 34 años al perder la batalla contra la cardiopatía congénita, y autor de I Am Level, un juego para Android e iOS que mezcla pinball con las plataformas en un concepto de lo más curioso, y que ha sido aclamado por la crítica por su originalidad.

Después de realizar varias entrevistas, el propio Craig Grannell se puso a investigar qué ocurría con todas esas aplicaciones cuando el autor ya no estaba ahí, y la respuesta no es para nada buena. Una vez la cuenta del desarrollador comienza a no estar al corriente de pagos, las aplicaciones desaparecen por completo del mercado de aplicaciones, sin dejar rastro ni posibilidad de descarga. Y es cuestión de tiempo que esto ocurra, si suponemos que la cuenta está abandonada a su suerte.

Para paliar un poco esto, tanto Google como Apple tienen mecanismos para, siguiendo procedimientos legales, que un familiar pueda hacerse con el control de la cuenta del difunto desarrollador, y seguir pagando las cuotas necesarias para mantener la cuenta. Incluso los desarrolladores en vida pueden dar acceso a otras personas como administradores, pero estos casos son una minoría debido a su complejidad. Pequeños parches que, en realidad, no son una solución definitiva.

¿Qué pasa con tu cuenta de Facebook si mueres?

Y una solución definitiva podría ser una que ya hemos visto aplicada a las redes sociales: las llamadas cuentas conmemorativas de Facebook, dando la oportunidad de que la aplicación esté siempre disponible a modo de memorial. Muchos desarrolladores consideran su trabajo como una pieza de ellos mismos, como ya se hace en la música o en el cine, y mantener la aplicación viva para siempre sería un particular homenaje a ese trabajo en el que han puesto tiempo y ganas para sacar adelante.