Internet es un lugar peculiar en el que tenemos una enorme libertad para buscar prácticamente todo cuanto se nos ocurra, y sin embargo tenemos millones de ojos mirando todo cuanto hacemos en una suerte de Gran Hermano desencadenado. Prácticamente todo cuanto hacemos queda registrado en algún lugar. Así es como las webs y las aplicaciones rastrean nuestros movimientos.
Es difícil que no te hayas fijado que de un tiempo a esta parte casi todas las webs que visitas te envían un aviso de que usan cookies -¡Usad todas las cookies que queráis, pero dejad de darme la brasa!-. Estos archivos son los que permiten a las webs rastrear tus movimientos en la red. Por ejemplo, saber que has hecho login y no hacerte meter tu nombre y contraseña cada vez que, por ejemplo, cierras la ventana de Facebook.
Estos archivos permiten a Facebook o Google seguir tus movimientos incluso cuando te encuentras en otras páginas, a través de los botones de «me gusta» o su servicio de login, de forma que cada vez que presionas sobre ellos las cookies reportan tus movimientos a la empresa. Así, Google es capaz de seguirte en cerca del 90% de las páginas que visitas.
De la geolocalización a tu estado de ánimo
Pero este seguimiento, del cual ya se ha hablado mucho, no se limita únicamente a la web, sino también a las aplicaciones de los teléfonos móviles. La capacidad para saber cosas de ti de una aplicación se extiende mucho más allá de la mil veces mencionada geolocalización, llegando incluso a poder adivinar tu estado de ánimo según como escribas gracias a software de análisis de textos.
La cantidad de datos que una aplicación pueda conocer de ti depende fundamentalmente de los permisos que decidas darle, si bien es verdad que la mayor parte de los usuarios los acepta sin más. De entrada una aplicación sabe el modelo de móvil que usas, el nivel de batería y si estás conectado a través de WiFi o de 3G. Esto último puede servir para que la aplicación te muestre anuncios estáticos en redes móviles pero si ve que tienes señal WiFi te envíe un video directamente.
Pero lo importante no es tanto que ahora recopilar datos sea más fácil, sino que procesarlos es mucho más asequible que hace sólo unos años, de forma que crear perfiles de usuarios y analizar y preveer su comportamiento y así tomar medidas para fidelizarlo o mostrarle publicidad a medida.
«Google recoge tu comportamiento, pero a Facebook le entregas tus fotos, tus amigos, tus sentimientos, estado de ánimo, datos demográficos actualizados… La segmentación que te permite hacer es brutal», explica Jordi Roura, analista digital.
Tus datos individuales no valen nada, lo importante es segmentar los usuarios
La información individual de los usuarios no tiene mucho valor por si solo -es decir, a Google le importa tres pimientos dónde estuviste ayer o con quién hablas por Hangouts-, lo que tiene valor es poder hacer un perfil y compararlo con el de personas similares. De esta forma, por ejemplo, si un cambio de comportamiento en como usas una aplicación es similar al de otras personas de tu perfil que abandonaron el servicio poco después, la compañía puede preveer que tú también lo harás. Si una determinada acción hizo que otros usuarios similares a ti siguieran en el servicio, es muy probable que contigo también funcione.
Esto se hace especialmente apetitoso para grupos que cuentan con distintas aplicaciones que aunque que pertenecen a sectores muy distintos se pueden apoyar unas a otras. Por ejemplo, analizando las zonas en las que te mueves, una aplicación puede saber que vives en una zona determinada de Logroño. Si usas un portal laboral para buscar trabajo en Madrid, es bastante probable que vayas a mudarte en breve, por lo que si ese grupo tiene también un portal inmobiliario, puede empezar a mostrarte ya anuncios de casas en Madrid cercanos a las ofertas de trabajo que has consultado.
A todos os habrá pasado que habéis buscado algo en Amazon y de golpe la publicidad de medio Internet era de precisamente ese producto. Es la magia de las cookies. Si quieres que te regalen una PS4 o una XBox estas Navidades sólo tienes que entrar en el ordenador de tu víctima un momento y buscarlo en alguna tienda, y dejar que el remarketing haga el resto del Inception.