Los documentos y mensajes filtrados de Uber presentan a una compañía sin miedo a escapar de la ley, llegando incluso a usar técnicas para esquivar las investigaciones de la policía. Se trata de la mayor filtración hasta ahora sufrida por Uber, centrada en el periodo entre 2013 y 2017, los años clave de un nuevo servicio que prometía revolucionar el transporte personal.
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Semejante revolución no caló bien entre los sectores ya establecidos, especialmente en el del taxi, pero ese era un enfrentamiento que el cofundador y por aquel entonces CEO de Uber, Travis Kalanick, buscó de manera activa. En 2016, cuando los directivos de la compañía mostraron su preocupación sobre las protestas de los taxistas en Francia, Kalanick aseguró que "merecía la pena", y que "la violencia garantiza el éxito".
Para garantizar esa 'violencia', habría ordenado a los empleados franceses que fomentasen protestas contrarias a las de los taxistas, pese a que estos le avisaron de que "matones de extrema derecha" se habían infiltrado en estas acciones. Para Kalanick, los conductores de Uber eran los 'soldados' que podía convertir en 'armas', según declaraciones de un ex-directivo de Uber a The Guardian. Al mismo tiempo, Uber se centró en influir la opinión de los líderes políticos, y en Francia Kalanick tuvo en Emmanuel Macron a su mayor aliado y amigo, con quien se hablaba con familiaridad y quien le habría prometido una reforma de las leyes favoreciendo al servicio que ofrecía Uber.
Conflicto con taxistas en España
Fue una táctica que Uber también intentó en España, con peores resultados. Según La Sexta y El País, Uber presionó al por aquel entonces presidente, Mariano Rajoy, para que se pusiese de su parte en el conflicto con los taxistas; otros políticos como Artur Mas también fueron el objetivo de los empleados de Uber, que contrataron a asesores que habían trabajado con Barack Obama.
Pero sin duda alguna, la parte más polémica de esta estrategia está en el uso de apps espía e “interruptores” (‘kill switch’) para esquivar la acción de la justicia; el objetivo era engañar y retrasar a la policía y a las autoridades judiciales para que no pudiesen actuar contra la app.
En España, Uber usó software espía conocido como ‘Greyball’, que evitaba que las autoridades pudiesen pedir coches de Uber para investigar o arrestar a los conductores. El sistema usaba la tecnología de ‘geofencing’, basada en datos de geolocalización del móvil, para bloquear las peticiones que venían de comisarías o zonas en las que las autoridades podían trabajar. Además, también se usó contra taxistas en zonas como el aeropuerto de Madrid-Barajas, para evitar que estos pudiesen poner denuncias a conductores que recogían a clientes en la zona. Un correo de la empresa confirma que Uber quería evitar “trampas policiales” y seguir operando sin limitación alguna.
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Pese a todo, en diciembre de 2014 Uber fue ordenada a cesar toda su actividad en España por los jueces, y por eso la compañía se volvió más agresiva, llegando al extremo de obstaculizar el trabajo de la policía. Los mensajes filtrados hablan de un ‘kill switch’, un sistema que, cuando era activado, instantáneamente bloqueaba todos los ordenadores y servidores de la red interna de la compañía; era activado cuando la compañía sospechaba de que iba a sufrir una redada en alguna de sus oficinas.
Mensajes internos demuestran que los ejecutivos de Uber sabían que no estaban en el lado correcto de la ley; en un correo afirman que son “jodidamente ilegales” y que se sienten como “piratas”.
Uber ha respondido a la publicación de esta filtración, afirmando que es una ‘compañía nueva’ desde que Kalanick fue obligado a dimitir en 2017 por polémicas sobre la cultura interna de la compañía y el trato de casos de acoso sexual. Desde entonces, Uber ha intentado alejarse de las decisiones de su cofundador, y ahora afirma que abandonó estas prácticas cuando cambió de CEO; por su parte, Kalanick se ha defendido a través de un representante, que ha quitado importancia a las filtraciones afirmando que eran “prácticas comunes” en el sector, y negando que haya buscado el uso de la violencia, poniendo en peligro a los conductores de Uber.