Antes de que los smartphones se popularizaran en España, la forma de usar los teléfonos era muy distinta a la que es común hoy en día. Incluso con plataformas inteligentes, como Symbian o Windows CE, los móviles no tenían la importancia de la que presumen en la actualidad. En parte es porque el software, y el ecosistema de empresas y aplicaciones, no eran tan grandes.
No hay que negar la importancia que ha tenido el desarrollo de la tecnología móvil, con procesadores cada vez más potentes y eficientes, pantallas con más definición y brillo o cámaras con mejores sensores. Pero lo que de verdad ha cambiado el uso de los móviles han sido las aplicaciones que usamos para comunicarnos, trabajar, ligar, jugar, viajar o cocinar.
Ese salto se ha ido aplanando en los últimos años, con iteraciones menores tanto en el hardware como en el software, pero la inteligencia artificial generativa está llamada a revolucionar de nuevo el sector de la tecnología en general, y de los smartphones en particular. Es algo que ya hemos empezado a ver este año incluso en marcas de primer nivel como Samsung, que con el anuncio de los S24 Series presentó también Galaxy AI, un conjunto de soluciones de software centradas en inteligencia artificial.
Google y la IA
Google es una de las empresas más relevantes en IA. No en vano diseñó parte de la tecnología que ha permitido la creación de productos como ChatGPT. Ya en 2018 la empresa se definió como "IA primero", en vez de "Móvil primero". Es decir, que sabían que el futuro iba a pasar por este camino, aunque parezca que llevan muchos meses en segunda posición, tras el liderazgo marcado como OpenAI.
Uno de los mayores problemas de Google es que al ser una empresa tan grande no puede realizar los giros de timón necesarios con una gran velocidad, salvo arriesgándose de equivocarse, lo que puede ser crítico para su reputación. Es justo lo que está pasando estos días con la inclusión de la IA en el buscador, algo que, o se corrige pronto, o se elimina o puede hacer que la gente deje de usar Google al no proporcionar información veraz.
Han presentado y creado propuestas que pueden vislumbrar cómo será el futuro de la compañía. Gemini, su chatbot, es uno de los mejores ejemplos. El que está llamado a ser el sustituto del asistente será una herramienta clave, tanto en el campo de la IA como en su permanente lucha con Alexa, de la que se especula que habrá una versión de pago vitaminada a finales de año.
Hablando con las apps
La aproximación que está realizando Google con Gemini es similar al Copilot de Microsoft, que tiene un nombre bastante más explicativo. La idea de ambos productos es crear una suerte de asistente que nos acompaña no sólo en el móvil o el PC, sino en todas las aplicaciones.
La integración no se limitaría a crear funciones de IA dentro de los programas, como por ejemplo lo que hacen el navegador de Samsung o su app de grabadora. Se trata también de crear una opción para poder pedirle cosas concretas, sea en el buscador o bien en una línea de chat. En un excel de Google Docs, por ejemplo, podríamos pedir que creara una gráfica a partir de una base de datos.
Otro buen ejemplo es Google Fotos. La compañía ya anunció que potenciaría su buscador de una manera nunca antes vista. Actualmente el sistema es capaz de realizar búsquedas por caras, mascotas, lugares o ciertos parámetros, pero con la IA esto iría mucho más allá. Por ejemplo, se le podría pedir que mostrara cómo ha crecido un niño con una foto de cada mes. O que nos filtrara las imágenes en las que salimos en parques. pero las preguntas pueden ser mucho más precisas, como preguntar por el tipo de tarta que se usó en un cumpleaños.
Esto cambia la forma en la que interactuamos con las aplicaciones, haciendo que se tarde mucho menos tiempo en realizar según qué acciones, y también permitiendo búsquedas que antes no eran viables. Por ejemplo, podemos preguntar por la última vez en la que nos pusimos un vestido o traje. Incluso tras un viaje es viable crear un resumen del mismo con las mejores imágenes, o que nos sugieran con quién compartirlas, o que genere textos para las apps de redes sociales.
Otras aplicaciones, como Gmail, enfocan esta función de manera parecida. Podremos preguntarle por el estado de una tarea en un hilo de correos, o saber qué persona fue la última en hablar de cierto tema. También será posible crear respuestas a correos simplemente pulsando un botón, o pedir que se resuma un mail o un hilo para tener una idea rápida de lo que se ha hablado.
El peligro de la IA
Esta evolución en el uso de herramientas que llevan décadas con nosotros puede ser algo positivo. La productividad podría ser más alta, sobre todo en terrenos relacionados con las matemáticas, cálculo, finanzas o programación. Ahí los errores son mucho menores y, sobre todo, más fácilmente localizables.
El problema para Google es que empecemos a usar esta nueva forma de comunicación con sus aplicaciones y la experiencia empeore. Si el buscador nos dice que una serpiente pitón es un mamífero o que hemos de echar pegamento a una pizza, es seguro que poco a poco los usuarios dejarán de fiarse de estos programas. Con todo, la inteligencia artificial es un negocio enorme y, en el futuro, lo será aún más.