Los intentos de timos se remontan a la antigüedad. Desde hace siglos algunas personas han intentado sacar dinero a otras mediante engaños, y en la era digital eso no ha cambiado, sólo se ha actualizado. Hace años los intentos de estafas llegaban por correo electrónico, porque era la forma de comunicación online más extendida. Luego llegaron las aplicaciones como WhatsApp, que se usan muchísimo en países como España, Brasil o la India.
Desde entonces los intentos de estafas han cambiado y se han adaptado a estas nuevas plataformas, además de seguir viéndose en otras más clásicas, como los SMS, aunque actualmente ya no los usemos salvo para recibir notificaciones de empresas, sean estatales o privadas. Y de eso también se aprovechan los estafadores.
Evitar recibirlas no es fácil y estrategias como la Lista Robinson no funcionan con este tipo de ataques. Sin embargo, hay cosas que podemos tener en cuenta para minimizar las posibilidades de que cabemos cayendo en uno de estos fraudes.
Los SMS
Aunque en algunos países como Estados Unidos los SMS siguen siendo una forma de comunicación entre particulares, en España el alto precio de los mismos hizo que apps como WhatsApp los desbancaran con rapidez. Eso ha hecho que recibir un SMS sea sinónimo en nuestro país de que una empresa se ha comunicado con nosotros para algo.
Lo normal es recibirlo cuando se espera un paquete, o cuando se recibe una cita médica con la hora y el día en concreto, así como la localización. Los estafadores lo saben y en ocasiones intentan suplantar a entidades gubernamentales como la DGT u otros organismos.
Número de teléfono. Una de las primeras cosas en las que hay que fijarse cuando se recibe un SMS es el número desde el que se ha enviado. Si empieza por un número diferente a +34, que es el prefijo de España, las posibilidades de que sea una estafa aumentan. Lo mismo pasa si tiene una cantidad de dígitos mayor o menor que los números españoles.
Faltas de ortografía. En ocasiones los estafadores escriben de manera automática, usando traducciones de mala calidad y con faltas de ortografía. Incluso las faltas de tipografía, como no puntuar bien una frase, no escribir los signos de apertura de interrogación o de exclamación también ayudarán a evitar caer en estafas.
Números desconocidos. Si recibimos un mensaje de una persona que conocemos pero desde un número diferente al habitual, hay que sospechar. Las estafas suplantando a hijos son muy normales, y la urgencia suele llevar a caer en las mismas. Ante la duda lo mejor es llamar directamente al número de teléfono de esa persona, para saber si es ella o no.
Nada de enlaces. En muchos de estos mensajes parece un enlace para que pulsemos, normalmente, para recibir más información, para saber dónde está "nuestro pedido" o cosas así. Jamás hay que pulsar en esos enlaces y, mucho menos, instalar aplicaciones desde ellos.
Datos personales. Los enlaces muchas veces derivan a webs que simulan ser las de empresas u organismos gubernamentales. La intención es pedir datos personales además de los bancarios, con la excusa de pagar una multa o recibir un premio. Jamás hay que dar datos a través de esos mensajes.
También en WhatsApp es posible recibir mensajes intentando hacernos caer en una estafa. Uno de los más normales es el de ofrecer un trabajo con gran sueldo que además lleva pocas horas. Las cosas a tener en cuenta son similares a los que hemos visto con los SMS.
País de origen. En WhatsApp es posible ver el país de origen de un número de teléfono. Si no cuadra con lo que nosotros esperamos lo mejor es no responder. Obviamente, si normalmente chateamos con personas de ese país es posible que sí se trate de un mensaje normal.
No enviar verificación. Otra estafa común es la de pedir un código que ha llegado a nuestro móvil "por error" y que daría acceso al atacante a hacerse con nuestra cuenta de WhatsApp. Por eso nunca hay que reenviar los datos de un SMS a un desconocido por WhatsApp.
Videollamada. Uno de los últimos intentos de estafa es hacer una videollamada a la víctima haciéndose pasar por otra persona, le piden que comparta pantalla y ahí ven el SMS de verificación que WhatsApp envía cuando se intenta iniciar sesión en otro dispositivo, logrando robar la cuenta.
Clonado de números. Incluso si una persona que conocemos nos escribe por WhatsApp con urgencia pidiendo algo que normalmente no nos pide puede que estemos ante una estafa. Si a esa persona le han robado el número es posible que los ladrones estén usando sus contactos para pedir dinero o intentar robar otros números. Lo mejor es llamar a esa persona directamente.
Descarga automática. Otro peligro de WhatsApp es el de los adjuntos. En ocasiones se envían archivos que buscan dañar el dispositivo de destino. Pero es posible configurar WhatsApp para que estas descargas sean de manera manual y no automática. Por supuesto, nunca hay que abrir un archivo de un contacto desconocido.
Reglas generales
Siempre que estemos ante un mensaje que no esperamos o que no sea normal en nuestro día a día lo mejor que podemos hacer es usar el sentido común. Es mejor no tomar decisiones precipitadas por la supuesta urgencia que esos mensajes suelen transmitir.
Es algo con lo que juegan los estafadores, con la posibilidad de que, ante el inminente peligro o la urgencia de un ser querido, actuemos sin pensar. Siempre que se nos pida algo por mensaje, hay que intentar corroborarlo por llamada. Si llega un SMS hay que confirmar que el número es el de la empresa en cuestión e incluso así, mejor hacer nosotros la llamada que la gestión a través de un SMS recibido de forma inesperada.