En verano es muy común en España ir de vacaciones a la playa. Esto viene siendo así desde los años 60 y, aunque actualmente hay más opciones que nunca y los viajes al extranjero están a la orden del día, la costa mediterránea y atlántica siguen siendo uno de los destinos más deseados, no sólo por los españoles, sino por los extranjeros, que baten récords de visitas. Aunque no son los únicos destinos.
Esta moda de intentar pasar los meses de más calor cerca de la costa lleva décadas con nosotros, y los cambios que se han producido en esos años se han ido solapando con esta forma de veranear. Un ejemplo son los altavoces portátiles, que por desgracia cada vez son más comunes en las playas de nuestro país.
También es muy normal ver gente con el móvil en la toalla, haciéndose selfies en la orilla o simplemente hablando por teléfono. Teniendo en cuenta que es muy normal ir largas jornadas a la playa, e incluso todo el día, lo lógico es llevar con nosotros el smartphone. Pero por muy resistente que se hayan vuelto los móviles en los últimos años no dejan de ser dispositivos tecnológicos que hay que cuidar. Por eso es conveniente tener en cuenta ciertas cosas cuando se vaya a llevar al móvil a la playa o se vaya a usar en la misma.
No lo dejes al sol
Este es uno de los fallos más comunes que se suelen tener cuando se va a la playa. Los móviles son dispositivos sensibles a las temperaturas, y el sol directo les afecta de manera clara. Esto no es solo algo que pueda suponer un problema en la playa, sino en cualquier parte.
Lo que sucede es que en un entorno como el playero el sol es un elemento que está mucho más presente, puesto que es el motivo por el que se suele ir a estas zonas. Así, lo mejor es usar el móvil bajo la sombrilla o, si se usa al sol, hacerlo durante pocos minutos. Una exposición prolongada puede no sólo hacer que la temperatura suba y el móvil se tenga que reiniciar o apagar, sino que puede dañar la batería.
Los móviles se suelen fabricar para que soporten unas temperaturas concretas y en el sol directo pueden ser superadas. Lo mismo pasa si lo llevamos en el coche en el salpicadero, donde le está dando el sol. O en el asiento del acompañante si va solo el conductor. Siempre hay que ponerlo a la sombra si no se está usando, y usarlo de igual forma siempre que se pueda.
Cuidado con el agua salada
Los fabricantes de móviles llevan años intentando que sus dispositivos no sufran cuando se mojan. Esto es algo que se ha convertido incluso en una de las características de los modelos de gama alta, como los de Apple o Samsung. Pero hay que aclarar que, incluso para los modelos que tienen certificaciones IP, hay limitaciones.
Para empezar, los móviles tienen esas certificaciones cuando salen de la caja, y el uso diario puede hacer que no resistan el agua o el polvo de la misma forma cuando ya llevamos unos meses usándolos. Pero hay que saber que la certificación contra el agua se refiere a agua dulce, no a agua salada o a la clorada de las piscinas. Esto quiere decir que si al terminal le entra agua con algún añadido, aunque sea la sal marina, podría tener daños irreparables aunque se acabe de estrenar. Es por eso por lo que no es conveniente acercarlo demasiado al agua, y tener mucho cuidado cuando se hacen fotos en la orilla o cerca del mar en un puerto o un paseo marítimo.
El brillo máximo agota la batería
Uno de los mayores cambios en las pantallas en los últimos años ha sido el aumento de brillo máximo. Hemos pasado de paneles que con suerte alcanzaban los 600 nits a otros que, puntualmente, superan los 4000, y son capaces de mantener brillos de 2000 nits de forma continuada, aunque sea por períodos pequeños de tiempo.
Esto hace que, a la luz del sol, se vena mucho mejor, y no hay que ir buscando una sombra de manera obligatoria para responder un WhatsApp, pero también implica un mayor consumo de energía. Por eso, si se está usando un móvil en la playa, el hacerlo a la sombra ayudará a que el brillo no tenga que ser tan alto como cuando se usa al sol directamente. El brillo es el causando de un mayor drenaje de la batería, sobre todo cuando se lleva al extremo, por lo que tendremos menos horas de uso disponibles.
La arena puede dañarlo
El último elemento a tener en cuenta es la arena. Los móviles son muy susceptibles no sólo a los arañazos que pueda causar la arena cuando los tenemos encima de la toalla o los metemos en la bolsa de la playa, sino también a que los granos se metan en el cargador o en la bisagra, en el caso de hablar de un móvil plegable. Esto es a algo que hemos comprobado personalmente en la prueba de un año que les hicimos a los smartphones plegables.
Pero incluso en el caso de que tengamos un móvil normal es posible que la arena se meta entre el móvil y la funda, por lo que es bueno quitarla y limpiarlo antes de volver a casa. Por supuesto, no es buena idea dejarlo encima de la toalla, porque se llene de arena y porque sería demasiado fácil que lo roben.