La autonomía de los muebles Android ha evolucionado bastante con el paso de los años, y lo mismo ha sucedido con la carga rápida que llega integrada en los smartphones. A día de hoy no es extraño ver dispositivos con potencias superiores a los 100 W o a los 125 W, algo que hace que el proceso sea extremadamente corto.
Sin embargo, hay ocasiones en las que la carga rápida no funciona como debería, y es posible que la culpa sea del cargador o del cable empleados. Tras el lanzamiento de los iPhone 15, algunos usuarios han llegado a experimentar problemas en este sentido, pero, por suerte, la solución es simple.
No todos los cables USB son iguales, a pesar de que tengan la misma conexión Tipo C. Pese a que no sean diferenciables a simple vista, no todos sirven para lo mismo, y algunos pueden jugarte una mala pasada cuando más los necesitas. Además, el uso de cables poco apropiados puede desembocar en que el teléfono o el dispositivo que se está cargando se estropee.
Cable de datos y carga
Hay que tener en cuenta, lo primero de todo, que algunos cables están destinados exclusivamente a la carga de dispositivos, es decir, a transportar energía. Hay otros que, por otra parte, funcionan de manera mixta, pudiendo transferir datos y carga. En las cajas de los móviles, los fabricantes suelen incluir estos últimos, mientras que con los auriculares y otros accesorios, suelen venir los del primer tipo.
Por otra parte, los cables USB están separados en categorías diferentes. El USB 2.0 es capaz de transferir datos con una velocidad de hasta 480 Mbps, mientras que el USB 3.1 eleva esta cifra hasta los 5 Gbps, aunque puede llegar hasta 10 Gbps en caso de los USB 3.1. El más básico, USB 1.0, solo tiene una velocidad de 12 Mbps, mientras que el USB 4.0 que se usará en el futuro cuenta con una velocidad de hasta 40 Gbps.
Para que un dispositivo de grandes dimensiones, como un ordenador, se pueda cargar a través de un puerto USB Tipo C, este debe ser USB 3.1. Este protocolo también tiene la ventaja de que es capaz de transmitir vídeo en resolución 4K, lo cual permite sacar la señal a un monitor o Smart TV sin necesidad de adaptadores.
Sin embargo, estas diferencias pueden suponer un problema si se utilizan cables falsos o defectuosos. Si el voltaje no sigue los estándares o se hace un mal filtrado, es posible que dañe la batería del móvil de forma permanente.
Hay que elegir bien
Ahora la Unión Europea ha establecido el uso del Tipo C como el estándar que los fabricantes deben utilizar para sus dispositivos electrónicos de mediano tamaño como auriculares o ratones, lo que hará que veamos este conector más aún. Hasta los nuevos iPhone lo integran ya debido a esta normativa.
El principal problema que tiene el USB Tipo C como estándar es que por fuera todos son iguales, pero es imposible diferenciarlos a simple vista. En la mayoría de ocasiones, lo peor que puede pasar es que el móvil cargue más lento de lo esperado, aunque es cierto que ha habido casos de usuarios que han sufrido daños en sus dispositivos por utilizar un cable poco adecuado. En los USB A, los grandes, cuando es 3.0, su interior está coloreado de azul, pero con los USB C no hay ninguna pista.
Lo mejor para utilizar la carga rápida a máxima potencia o para transferir datos lo más rápido posible que un móvil permita es utilizar el cable original —o el que lance a la venta, como Apple— que viene con el dispositivo. En caso contrario, es conveniente asegurarse de comprar un cable adecuado para ello, que vaya a soportar la potencia del cargador y a transmitir esa energía —y datos, en muchos casos— de manera correcta al móvil.
Hay ocasiones en las que para ahorrar tiempo y dinero mucha gente utiliza el primer cable que tiene por casa, y en función de la calidad del cable, esto puede provocarle daños a los dispositivos electrónicos, además de no funcionar como se busca. Desde EL ESPAÑOL - El Androide Libre, nuestra recomendación es no buscar el cable más barato, sino apostar por modelos 3.0 que se puedan aprovechar durante más tiempo y que ofrezcan garantías en cuanto a potencia y velocidad de transmisión.
Por suerte, se cuenta con una buena conexión a internet y los archivos que se quieren extraer de un móvil no son extremadamente pesados, es posible hacer esto de manera inalámbrica, utilizando Nearby Share. En su defecto, también se pueden subir dichos archivos a un servicio de almacenamiento en la nube como Google Drive y luego descargarlos en el ordenador utilizando su versión de escritorio.