En los últimos meses en España se ha recrudecido el debate de si los niños debían usar móvil o no. Son muchos los que piensan que los menores de 10 años no deberían tener móvil y cada vez más los que quieren que sus hijos no los tengan hasta los 16, aunque la presión social no ayude.
La prohibición no suele ser la opción más valorada por los especialistas, que prefieren una educación más consciente antes que intentar poner puertas al campo. Esto apuntaría a que prohibir el móvil per se no es la mejor opción, pero tampoco eso abriría las puertas a que se use el smartphone de forma indiscriminada.
Por ejemplo, en los colegios son muchos los maestros que piden que los dispositivos no se usen ni en el aula ni en los pasillos o el patio de recreo. Eso no quiere decir que no se pueda llevar el teléfono al centro, por si fuera necesario su uso en una emergencia. La cuestión es cómo se gestiona esa idea de que los profesores sean los custodios de los teléfonos.
Una funda muy particular
Es ahí donde entra la empresa Yondr, fundada en 2014 en San Francisco. Esta compañía se ha centrado en ofrecer soluciones para colegios, en primera instancia, que permita el uso de móviles antes y después de la llegada al mismo, pero no en el propio centro. Su fundador, Graham Dugoni, se dio cuenta de que el móvil estaba presente en todos los momentos de la vida, sin excepción, y en el caso de los menores eso podía suponer un problema.
El dispositivo consta de dos partes. Por un lado está la funda del propio móvil, una pieza de tela de grandes dimensones que se adapta a todos los modelos del mercado. Esa funda tiene un cierre magnético que hace que se necesite un dispositivo diferente para abrirla. De esa manera, aunque el menor tuviera la funda, no podría hacer uso del smartphone.
El segundo dispositivo es una pieza circular con varias imágenes serigrafiadas, que permiten bloquear cada funda de manera mediante el uso de imanes. Lo más importante es que el menor no debe deshacerse del teléfono, y el profesor no tiene que hacerse responsable de la custodia de decenas de móviles cada día. Él solo controla el acceso a la pieza de desbloqueo, que es la que tienen que usar los niños antes de irse a casa.
Una expansión por 16 países
Esta idea, que nació en Estados Unidos, rápidamente ha sido exportada a otros países. Según nos ha comunicado la empresa, Yondr "es utilizado por más de un millón de estudiantes en 16 países y en más de 3000 escuelas de todo el mundo con sedes en Los Ángeles y oficinas en Nueva York, Londres y Sídney." Pero en los últimos tiempos la compañía ha visto "una mayor demanda en países europeos y en Australia, donde los países han estado considerando implementar una legislación de prohibición de teléfonos, similar a la conversación que está teniendo lugar actualmente en España."
De hecho, hay ya colegios en España que están usando el método de esta compañía para controlar el uso de los smartphones en las aulas. Y la tendencia es al alza, según la compañía. "Según nuestros pedidos confirmados y esperados, estimamos un aumento del 150 % en la cantidad de escuelas que utilizarán Yondr en 2023. El año pasado fue el más exitoso hasta la fecha, y todas las señales apuntan a que 2024 será aún mejor."
Además, los propios profesores agradecen la ayuda a la hora de controlar el acceso a los smartphones. De hecho, según indica la compañía, los "maestros son nuestros mayores defensores. La mayor parte de nuestro negocio se basa en referencias de boca en boca, donde una escuela recomienda Yondr a otra."
Más allá de las aulas
Pese a haber sido diseñado para los colegios, este dispositivo también empieza a ser usado en hogares y otros centros. La empresa reconoce que ha habido "un gran interés en The Yondr Home Tray, lanzado este otoño y le permite replicar la experiencia sin teléfono de Yondr en un entorno personal."
Home Tray es una caja con cerradura que bloquea la señal y permite guardar teléfonos y otros dispositivos inteligentes en una casa, oficina u otro lugar. La empresa afirma que "fue diseñado para ayudar a padres e hijos a estar más presentes, a que los lugares de trabajo sean más productivos y a que las personas sean más conscientes del uso del teléfono."
Otro uso más inesperado pero igualmente interesante ha sido el de los conciertos. Cada vez más cómicos, artistas o cantantes piden a sus asistentes que no graben o tomen fotos del evento. Para ello algunos están haciendo uso de Yondr, haciendo que los asistentes se centren en la experiencia, y no en subir fotos a redes sociales.
De hecho, Yondr ha colaborado con empresas y entidades para crear espacios libres de móviles en sitios como tribunales, pruebas universitarias, lugares de trabajo, bodas, iglesias, entregas de premios, torneos de póker, eventos de lanzamiento de videojuegos, retiros de empresa...
Parece evidente que esta tendencia será cada vez mayor, y no sólo en los colegios. La sociedad se da cuenta poco a poco de que, aunque los smartphones son herramientas ya imprescindibles en el día a día, su uso indiscriminado supone también un problema, y soluciones como la que propone Yondr sólo irán en aumento.