Las mejoras en los teléfonos móviles parecen haberse estancado un poco en los últimos años. Ya nos vemos innovaciones importantes en las características o en el diseño. Sin embargo, en los relojes inteligentes se está viendo un cambio en los últimos lanzamientos que están empezando a mejorar, notablemente, la autonomía.
Uno de los últimos smartwatches que ha permitido eso es el OnePlus Watch 2, un smartwatch que incluía el nuevo sistema de Google de doble procesador para aumentar la autonomía hasta los cuatro días. Así de importante es el chipset que controla este tipo de dispositivos.
En Samsung lo saben bien, porque son una de las pocas empresas del mundo que sigue desarrollando y fabricando procesadores, junto con TSMC. El último lanzamiento de la compañía dentro de este sector es el nuevo Exynos W1000, un procesador diseñado para wereables que se estrenará más que probablemente con los Galaxy Watch Ultra y Watch 7 que se presentarán la semana que viene junto con los plegables de Samsung y posiblemente con el primer anillo inteligente de la empresa.
Este procesador es uno de los pocos del mercado en estar fabricado con la arquitectura de 3 nm, la más potente actualmente, a la espera de ver los primeros procesadores de 1 nm. Se trata de un chip de cinco núcleos, con un Cortex-A78 a 1,6 GHz y cuatro Cortex-A55 a 1,5 GHz. Su procesador gráfico, una GPU Mali-G68, es capaz de manejar pantallas de hasta 640×640 píxeles, una resolución enorme para algo que se lleva en la muñeca. Además, es capaz de reproducir vídeo en FHD a 60 fps.
El almacenamiento interno compatible máximo es de 32 GB, doblando la capacidad de anteriores procesadores. Donde destaca es en la velocidad de apertura de apps, casi 3 veces más rápida que en otros modelos, además de en la eficiencia, al gastar menos que sus antecesores. La memoria RAM, de hasta 16 GB, ahora es LPDDR5, lo que también ayuda a conservar la batería.
Dispone de conectividad LTE, Wifi 6n y Bluetooth 6, integrando además los sistemas de localización GPS, GLONASS, Beidou y Galileo. El sistema de fabricación hace que el resultado final sea más pequeño, a la vez que disipa mejor el calor. esto puede mejorar el diseño de los relojes, que podrían ser más finos, o integrar más batería sin necesidad de ser más gruesos.