Las empresas tecnológicas son las que están haciendo crecer más la bolsa y la economía de muchos países, en parte por el boom de la inteligencia artificial. Pero en las dos últimas décadas han sido los smartphones, y todo lo relacionado con ellos, los que han catapultado a marcas como Apple, Xiaomi o Samsung, líderes en mercados como el de España.
Con todo, es normal que estas compañías estén buscando nuevas formas de negocio más allá del teléfono móvil que, poco a poco, se va convirtiendo en una commoditie, es decir, en un elemento que todos damos por descontado y que ya no es tan innovador. Se empieza a semejar más el móvil a un televisor que a algo disruptivo. Eso no es un problema en sí mismo, dado que literalmente todo el mundo quiere tener uno, pero para que las marcas sigan aumentando los ingresos han de vender más.
Y es por eso por lo que ahora las principales compañías están empezando a centrar sus innovaciones en productos que siguen girando en torno al smartphone pero que lo complementan, en vez de intentar sustituirlo. El mejor ejemplo de esto son los auriculares inalámbricos y los relojes inteligentes, que se pueden usar sin utilizar el teléfono pero que están diseñados para ser una extensión del mismo.
Anillos inteligentes
En este mismo sentido cada vez hay más marcas que apuestan por anillos inteligentes, elementos de pequeño tamaño pero que pueden servir como un sistema de sensores más cómodo que el que tienen los relojes, y que a muchas personas estorba. Por ahora los anillos inteligentes son más una alternativa a un reloj que un complemento al mismo pero ¿cuáles son sus ventajas?
Samsung ha presentado en España hace poco si primer dispositivo de este tipo, el Samsung Galaxy Ring, un anillo enfocado a controlar nuestra salud de manera lo más precisa posible, ayudándose de una batería mayor que la de los relojes inteligentes de la marca y de un factor de forma mucho menos invasivo. Y ese es el primer punto a su favor, lo livianos que son y lo cómodo que es llevarlos encima. Estos anillos no molestan más que una alianza de boda o un anillo normal, aunque sí es cierto que son algo más voluminosos, pero no hay tanta diferencia como entre llevar o no un reloj.
Por otra parte, su autonomía es mayor que la de relojes como El Apple Watch o los Samsung Galaxy Watch. Esta autonomía varía mucho de un modelo a otro, y es un de las cuestiones en las que más se nota el precio del mismo. En el caso del anillo de Samsung la autonomía llega a una semana, aunque podría ser ligeramente superior si se lleva también un reloj de la marca ya que el anillo haría menos mediciones puntuales de nuestros parámetros de salud.
Otro aspecto importante es que el anillo no nos distrae con notificaciones o con una pantalla. Esto, que podría ser considerado una desventaja, es similar a lo que nos ofrecen los lectores de libros electrónicos cuando nos permiten leer, pero nada más. Nada de avisos, alarmas o distracciones. En este caso es igual, podemos controlar nuestros parámetros de salud pero sin necesidad de estar pendiente de otras cosas.
Pero posiblemente la mayor ventaja para muchos usuarios sea que no es incómodo dormir con un anillo. Son muchas las personas que no quieren acostarse llevando el reloj porque les molesta y les impide dormir bien. Sin embargo, llevar el anillo en todo momento no es un problema para nadie.
Relojes inteligentes
Pese a todo, los anillos no son superiores a los relojes inteligentes en todo. Hay multitud de funciones que tienen los relojes y que no podemos realizar con un anillo, por muy potente que este sea, por su propio factor de forma. Esto es cierto también en los relojes si se les compara con los smartphones, pero aún así sus posibilidades son mayores que las de los anillos.
Lo primero a destacar de los relojes es que, por ahora, son bastante más baratos que los anillos. La miniaturización de estos últimos juega en su contra así como el ser un producto mucho más nuevo. Cuando llevemos muchos años con marcas lanzando anillos como se lanzan otros productos es posible que el precio se asemeje.
Por otro lado, los relojes nos permiten prescindir puntualmente del móvil. Podemos mirar una notificación, descartar una llamada o ver la hora sin necesidad de sacar el teléfono del bolsillo. Un anillo no está pensado para eso. Eso sí, para que el reloj no se convierta en una fuente de distracciones hay que saber configurar las notificaciones y no hacer que nos obligue a mirarlo constantemente.
Los relojes más avanzados disponen de GPS y de una memoria interna que permite almacenar música. O usar una eSIM. De esta manera, junto con la compatibilidad con auriculares, es posible salir a hacer deporte y escuchar música sin tener que llevar el móvil, lo cual puede ser muy cómodo cuando estamos corriendo, por ejemplo.
Por último, si a lo que más prioridad le damos es a la salud, los relojes tienen también una ventaja por su tamaño, al poder incluir sistemas de detección de caídas con aviso inmediato, o funciones como los electrocardiogramas que, al menos por ahora, sería imposible incorporar en un anillo inteligente.
Con todo, los actuales anillos no se están diseñando como sustitutos de los smartwatches en muchos casos, sino como extensiones de los mismos. Se usan de forma paralela para medirte mejor nuestras constantes, no preocuparnos de si no hemos cargado un día el reloj, etc. Solo hay que esperar a que el precio de los mismos baje para vr si se convierten en un elemento de venta masivo como lo son los relojes, los teléfonos o los auriculares.