Llevo una semana intensa usando y probando el Google Pixel 2 XL, el nuevo smartphone de Google con lo mejor de Android, y creo que es la primera vez desde que escribo de tecnología y hago reseñas de productos, en la que tengo no una, si no dos opiniones.
Dos opiniones porque es posiblemente, o seguramente, el mejor Android que he probado nunca. El mejor smartphone del año casi seguro y posiblemente uno de los mejores smartphones de la historia. Palabras enormes, pero que se sostienen por la excelsa calidad de su software, su cámara, batería y construcción. Sin embargo, todas estas afirmaciones se derrumban al mirar la pantalla, un desastre de proporciones dramáticas cuando hablamos de un smartphone de la más alta gama y de 959€. No exagero, es imperdonable, y más adelante detallaré cómo es esta pantalla que tira por tierra al Google Pixel 2 XL.
Este análisis tiene dos opiniones muy diferentes
De los Nexus a los Pixel
Olvidémonos ya de los Nexus, aquella generación tan recordada por sus precios excelentes (aunque de 7 generaciones, con precios bajos sólo fueron el 4, el 5 y si apuras el 5X). Ahora que otros fabricantes han tomado el mando en ese tipo de dispositivos, muy solventes y con un precio muy moderado, a lo que aspiran es a la excelencia, y se están dando cuenta de la complejidad que tiene fabricar, distribuir y dar soporte de calidad a un dispositivo de ese precio, y al que, por consecuencia, se le pide tanto.
La evolución del Pixel 1 al Pixel 2
El Google Pixel original no llegó a España, sin embargo nosotros le hicimos una reseña, y tampoco llegó a Latinoamérica, de donde son muchos de nuestros lectores, a los que saludo con afecto. Sin embargo, merece la pena detenerse para ver que ha cambiado y evolucionado.
El diseño exterior es muy similar. En la parte trasera, está diferenciado en dos zonas, la parte de agarre y del sensor, y la zona alta, de otro color, textura y material, donde está ubicada la cámara. Esto no ha cambiado, sin embargo, la cámara ya no se encuentra integrada dentro del cristal de la zona superior, si no que sobresale unos milímetros.
En la parte frontal ha mejorado muchísimo. Ahora tenemos dos altavoces estéreo frontales en la parte superior e inferior, con una buena potencia y calidad, algo que se agradece. Con respecto al tamaño de la pantalla, en el modelo XL, es aún más grande, llegando a las 6 pulgadas, pero en un tamaño muy compacto y manejable, ya que los marcos se han reducido notablemente, al menos en la parte superior en inferior, porque a los lados, conserva unos marcos muy amplios y que espero que mejoren en la próxima versión.
Ahora tenemos la función Active Edge, una cámara mejorada, más batería, una cámara frontal prodigiosa. Bluetooth 5.0, más capacidad, 64 GB el modelo básico, en lugar de los 32 del año pasado. Un procesador muy superior, el Snapdragon 835, que es de lo mejor de Qualcomm en los últimos años. Y por supuesto, por fin tiene protección al agua y polvo IP67.
Pero si queréis repasar todas las características técnicas del Google Pixel 2 XL, las tenemos en el artículo de producto.
Muchas mejoras, que sobre el papel no parecen tanto, pero que puestos frente a frente, se ve un salto de calidad notable y que sitúa en la buena senda a Google.
Lo que ha empeorado
Si, pese a que ha mejorado en muchos aspectos, el Pixel 2 ha empeorado en otras cosas con respecto a su predecesor.
- La pantalla del Google Pixel del año pasado era mil veces mejor.
- Ya no tenemos Jack de audio 3,5mm. Es el futuro deshacerse de él, pero siempre duele una pérdida así. Del mismo modo que en los próximos años perderemos la bahía para la sim y también el puerto de carga.
- El, precio. 959€ es mucho dinero. El anterior modelo salió a la venta por unos 759€, una diferencia de 200 euros, prácticamente lo que cuesta un teléfono de gama media bastante decente. Es verdad que ahora el modelo básico son 64 GB, pero es un aumento de precio enorme. Tampoco nos podemos quejar mucho, porque es la tendencia de todo el mercado. Mejores componentes, mercado de gama alta muy consolidado y demanda.
- Aunque mucha gente no lo siga viendo como un problema, que sitúen los botones de encendido y de volumen en el mismo lateral, es un error, y sería mucho mejor situarlos uno a cada lado.
La pantalla del Pixel XL 2, o el mayor drama de la telefonía moderna
Antes de seguir con mi análisis, quiero empezar por la pantalla, para entender mejor y en su contexto, toda la reseña del teléfono y comprender la disociación que comentaba al principio.
Mucho se ha escrito sobre la pantalla OLED del Google Pixel, y de su fabricación por parte de LG, en lugar de Samsung. Yo me presenté ante el Píxel, incrédulo y sin prejuicios, pero a los dos minutos, caí en la cuenta que aquella pantalla era un desastre.
Primer problema:
Lo primero que se nota es el estridente color azulado que tiene la pantalla en cuanto cambias ligeramente el ángulo de visión, apenas 15 grados. Si lo fuerzas a 70 grados, es ya una especie de bandera de los Países bajos: Azul, blanco y rojo, en la misma pantalla con un fondo blanco.
Segundo problema:
La segunda cosa de la que te das cuenta es lo terriblemente apagados que están todos los colores, no ya con respecto a una OLED, que suelen sobresaturarse en exceso, si no a cualquier tipo de pantalla, sea LCD o de tubo de los años 80.
El propio sistema, en las opciones de pantalla del Pixel, te da la opción de marcar la casilla: Colores intensos, casilla que viene marcada por defecto y pese a todo, es una pantalla lúgubre. Si desactivas la opción, simplemente parece que ha caído una capa de cemento gris sobre toda la pantalla.
Tercer problema:
A muchos usuarios, la pantalla le ha dado problemas comunes a las malas pantallas OLED, es decir, imagen quemada, fantasma, granulado, etc. No es una OLED de calidad como pueden ser las de las últimas generaciones de Samsung, y eso arrastra todos los problemas intrínsecos de esta tecnología. En nuestra unidad, por suerte, aún no se han producido estos problemas.
Sin embargo, cabe destacar, que al activar el Modo Nocturno (La pantalla se anaranja a determinada hora del día para descansar la vista) El problema del azulado de la pantalla se agrava y acentúa por el enorme contraste entre el color frío y el cálido.
Cuarto problema:
El brillo máximo de la pantalla es muy pobre. El sensor de luminosidad hay que preconfigurarlo mucho más alto de lo normal para que se vea con normalidad. Por suerte, y al ser una OLED, al exterior y con plena luz de mediodía, aguanta bien y se puede ver sin muchos problemas. Hay muchas páginas especializadas en las que miden los nits máximos que alcanza y se sitúa muy por debajo de cualquier pantalla dentro de su segmento de competencia.
Pero no sólo es el azul, si no que esté también (ya en ángulos más extremos o en los bordes) también se convierte en verde. No me considero para nada una persona muy exquisita con las pantallas, ni me pongo a mirarla con lupa o de lado, sin embargo, cualquiera que la tenga en frente y esté acostumbrado a ver móviles, lo va a notar con una claridad cristalina. Es seguramente la peor pantalla en un móvil de gama alta que he probado en mi vida.
¿Me he terminado acostumbrando? Si, y una de las razones es que amo este teléfono mucho más de lo que podía imaginar.
¿Sigo notando el intenso azulado, que es el mayor problema? Si, claro, y especialmente por la noche o en cuanto mueves un poco el teléfono y no se sitúa perfectamente alineado con tu cara. Obviamente más, cuanto más claro sea el color que estés viendo en la pantalla.
¿Tiene solución por parte de Google? El azulado seguramente NO. Es un problema que sólo podría tratarse si cambian directamente la pantalla. Y ni van a cambiar la pantalla a los que ya lo tenemos, ni van a cambiar el componente físico en su línea de producción. El apagado de los colores, seguramente se pueda corregir (ya hay apps que lo hacen) en una OTA que manden. El brillo máximo, es algo que no se si podrían corregir, así como el calibrado general.
El mejor resumen de lo dramático del caso, es que pudiendo hacer fotos tan buenas como hace el Pixel, no me atreva a editarlas en el Pixel por temor a estropearlas, porque lo que veo en su pantalla no es ni parecido a la realidad en una pantalla correctamente calibrada.
De este error mayúsculo, Google aprenderá y servirá de lección para que el próximo modelo tenga una pantalla excelente, no lo dudo, sin embargo, es otro año y otra generación perdida. De no ser por esta pantalla, ay de no ser por esta pantalla…
El rendimiento en el día a día
El Google Pixel 2 XL es un smartphone grande, en pantalla, pero no tanto de tamaño general, muy similar por ejemplo al iPhone 8 Plus (pero más ligero en peso el Píxel) sin embargo el Pixel 2 XL es muy muy cómodo en la mano y en el manejo, para nada se me hace grande. Además los materiales ayudan mucho a esta sensación.
El acabado trasero, de aluminio con una cobertura especial rugosa y mate, es uno de los mejores acabados que he podido probar en un móvil. La parte brillante superior es muy bonita y apenas captura grasa. El biselado del cristal frontal está perfectamente integrado en el contorno metálico que rodea el terminal. Su diseño es sobrio, elegante, funcional y de una limpieza que hace que siempre quieras estar usándolo o tenerlo en la mano aunque no lo uses.
Active Edge y Google Assistant: ¡Qué gran sorpresa!
Este Google Pixel 2 XL estrena una función llamada Active Edge, heredada de HTC, y que al apretar el teléfono en la parte inferior derecha, se activa Google Assistant. Desde fuera, y sin probarla, parece una chorrada poco útil y una extraña forma de activar algo, pero es sólo un prejuicio.
Con tan sólo un par de veces, te das cuenta que es una acción e interacción cómodo, invisible y más natural que cualquier botón dedicado, sólo hay que romper una pequeña barrera mental.
Activar el comando Ok Google es muy cómodo, incluso con la pantalla apagada, pero a veces, rodeados de gente, queda un poco ridículo (aún, veremos dentro de unos años) hablar al teléfono así. Una manera mucho más discreta e insisto, cómoda y natural, es el Active Edge. Gracias a él y a que Google Assistant ya está en Español, son una de las grandes bazas del Pixel 2.
Aún no es perfecto, y no entiende el lenguaje natural, si no más bien ciertos comandos dentro de cierta flexibilidad léxica al pedirlos, algo en lo que por ejemplo supera con creces a Siri de Apple, un asistente con más tiempo en el mercado, pero mucho menos eficaz. Google Assistant no tiene nada especial en el Google Pixel salvo la posibilidad de activar lo Active Edge. Es rápido y entiende perfectamente todo lo que decimos, aunque luego no siempre sepa interpretarlo.
Usar un asistente como Google Assistant, puede hacer que la experiencia de un smartphone sea muy completa, pero cuesta cambiar ciertos hábitos y que sea el teléfono quien haga las cosas por ti. De nuevo, requiere de cierto aprendizaje y costumbre por nuestra parte para que podamos exprimir la comodidad de esta función, y gran parte de lo que será el futuro de los smartphones.
El sensor de huellas: Podría ser mejor
El sensor de huellas ha reducido su tamaño con respecto al Google Pixel 1, u otros Android con el sensor atrás. Esto no significa mucho, pero da la sensación que tienes que atinar más con el dedo en el lugar exacto para poder desbloquearlo (no hay que olvidar que al estar en la parte trasera, no vemos donde lo situamos, así que debe ser una zona accesible e intuitiva -un saludo a los últimos Galaxy-)
He notado, a diferencia de otros sensores de huellas que el del Google Pixel 2 XL es un poco más lento, con respecto por ejemplo, Huawei, que seguramente sean los más rápidos del mercado. Esto no significa que sea lento sino que hay un leve retraso con respecto al mejor lector de huellas. Tampoco es 100% preciso. Es muy preciso, pero tampoco es de los mejores en este sentido. Nada que alarme o que rompa la comodidad al usarlo en el día a día, pero si a tener en cuenta.
Como en el anterior Pixel, podemos desplegar las notificaciones simplemente deslizando el dedo sobre el sensor de huellas. También existen muchas apps que nos permiten accionar ese sensor como un botón extra, o ejecutar comandos de dos o tres pulsaciones para lanzar acciones.
La velocidad y el rendimiento más increíbles que haya probado
Android puro by Google, Android Oreo, Snapdragon 835 y una optimización muy precisa para este Google Pixel 2 XL, esas 4 cosas juntas hacen que este móvil sea prodigiosamente veloz en las tareas del día a día. Hacer fotos, pasar entre aplicaciones, abrirlas, editar fotos, jugar juegos, y en definitiva cualquier uso cotidiano que hagamos.
Es la primera vez en mi vida que he tenido la sensación con un móvil, que él va más rápido que yo. Es reactivo, instantáneo, fluido, y cualquier sinónimo que queráis. La diferencia por ejemplo con el Pixel 1, que ya era un móvil muy veloz, es total. Por ejemplo, al instalar aplicaciones en 2º plano y estar moviéndote entre apps, es donde notas al Pixel 1 quedarse atrás, pero el Pixel 2 XL ni se inmuta. Es casi hipnótico y es sorprendente ver como en los Benchmarks, el A11 Bionic de Apple supere al Snapdragon 835 por mucho, sin embargo, la realidad de cada día (salvo poder grabar en 4k a 60 fps que puede el iPhone X y no éste) es bien distinta.
He tenido la sensación de que el móvil iba más rápido que yo
Con cada nueva versión de Android, pareciera que iOS comete más fallos (especial caso aparte merece iOS 11, plagado de errores y problemas, y más aún en viejos dispositivos) y cómo Android, ofrece nuevas soluciones, y en rendimiento y fluidez logra la excelencia. El problema, como casi siempre aquí, es cuando llegan esas actualizaciones a otros dispositivos no Pixel.
Compendio de 10 pequeñas cosas que me gustan
1º: El autocompletado de contraseñas, y acceder a servicios de terceros que Google recuerda que te has dado de alta, es magnífico, y no sólo ahorra tiempo, si no engorrosas configuraciones e ir yendo del navegador a la app para autenticar sesiones. Eso se ha acabado, y para la experiencia de uso, es un paso casi invisible, pero trascendental.
2º: El widget de hora y calendario que viene por defecto en el Launcher de Google es muy práctico, bonito y no molesta (salvo si eres de los que customizan su teléfono hasta el infinito)
3º: Que la barra de búsqueda ahora se sitúe justo por debajo de Dock (no se puede cambiar, salvo que instales otro launcher claro) me parecía antes de probarla, un incordio, porque antes no la usaba, sin embargo ahora se ha convertido en algo que me encanta, uso mucho y que no quiero perder. Un acierto para Google (más búsquedas, es más ingresos para ellos) y un acierto para el usuario.
4º: Poder posponer notificaciones, algo que incorpora Oreo, es la mejor cosa del mundo y algo que debe potenciarse aún más. Del mismo modo la inmensa cantidad de posibilidades de configurar notificaciones es abrumadora. Muy útil para quien quiera llegar a ese nivel de control, pero que para el usuario básico no supone algo complicado o engorroso.
5º: La notificación de que las aplicaciones están ejecutándose en 2º plano de manera anómala. Además la posibilidad de poder suprimir cualquier actividad en 2º plano de las aplicaciones (no todas) algo heredado de iOS pero muy útil y que puede ayudar a alargar aún más la batería.
6º: La pantalla Ambient Display es una gozada. Podemos dejar que esté siempre encendida mostrando la hora las notificaciones, o activarla pulsando dos veces, o al coger el dispositivo.
7º: El reconocimiento de canciones pasivo, mola mucho. Es como un Shazam, pero que no necesitas activarlo, simplemente detecta cuando hay una canción que conoce y te lo notifica.
8º: Que según el fondo de pantalla que tengas, te aplique al sistema el modo claro u oscuro. Es un pequeño detalle que me encanta.
9º: El redondeado de las esquinas de la interfaz es precioso y le da un aire sofisticado a todo el móvil.
10º: Como no, una de las funciones estrella del Google Pixel. Que puedas almacenar en Google Photos las fotos a tamaño completo sin comprimir y sin que ocupe espacio y sin que por ello cueste dinero extra el almacenamiento en la nube de Google.
La portentosa batería del Pixel XL 2
Sobre la batería de los smartphones hay millones de mitos e invenciones de los usuarios. (Que si mi móvil aguanta 3 días, que si el mío 10 horas de pantalla sin problema, etc…) La realidad es muy dispar porque los usos son muy diferentes, incluso dónde vivamos repercute en el gasto, pero grosso modo, el uso que puedo darle yo, es muy similar al que cualquier otro usuario pueda hacer.
Acabar con la batería en un día con uno intenso, es complicado, porque aguanta muchísimo. Para quien quiera cifras, hablo de 6.30 de pantalla o quizás más en un día muy intenso (con un uso de varias horas de apps con la pantalla apagada y en streaming como Spotify o Pocket Cast ) Si hablamos de dos días de un uso normal, aguanta perfectamente, reduciendo el tiempo de pantalla, como es lógico, a 5 horas.
Son cifras muy buenas, teniendo en cuenta que hablo de un uso normal (brillo estándar, prácticamente todo activado, muchas fotos, que consumen mucha batería, sincronizaciones y notificaciones para todo, etc). Cifras que lo sitúan, en mi experiencia, a la altura de los mejores del año (sin contar obviamente con modelos chinos de batería monstruosa).
Tener un móvil del que no preocuparse por la batería en el día a día, es una de las cosas más valiosas que existen, y que te permite usarlo con libertad, sin cortarse por usar una u otra app, una u otra función, o cualquier otra cosa.
Es libertad y es conseguir aprovechar mucho más el dispositivo.
Pero tres pequeños detalles a tener en cuenta con la batería
1º: Al igual que hace iOS, la representación numérica del % de batería restante no es lineal. Es decir, puedes aguantar con un 100% de batería con 15-20 min de pantalla encendida, sin embargo, del 99 al 98% la proporción de gasto no es igual. Esto consigue que la percepción de cara al usuario, es que tienes una muy buena batería.
2º: Del mismo modo que hace esto con el 100%, la representación en % del primer 50%, es decir el 100% al 50% se consume muy rápido, sin embargo, el 50% restante, la batería aguanta considerablemente más. He tenido que hacer bastantes pruebas para comprobar que esto se cumplía de una manera bastante notable. El primer 50% me arrojaba datos de pantalla encendida cercano a las 2:30, mientras que con el 2º 50% podía alcanzar las 4 horas.
3º: Lamentablemente el Google Pixel 2 XL no es muy rápido cargando. A partir del 50% han limitado la velocidad de carga a 10W, en lugar de los 15W de salida que tiene el cargador original, haciendo que la carga completa del o al 100% se alargue hasta las 2 horas y cuarto aproximadamente.
En resumen. Al igual que el año pasado, el Pixel o lo antiguos Nexus, ya no cojean con la batería, ahora son precisamente lo contrario, y los que mejores resultados dan. En concreto y con respecto al Pixel 1, tiene mucho mejor batería, y eso es una de las cosas que hacen que ames un smartphone.
La cámara que hace magia
El año pasado critiqué a la cámara del Google Pixel porque producía y sigue produciendo (no es algo que se haya arreglado) un halo terrible con cualquier iluminación que tenga una luz frontal o con cierto ángulo desde los laterales. La razón de este fallo, es un problema de diseño al integrar la lente dentro del cristal que recubría toda la parte trasera del smartphone.
Este año Google ha sacado la lente fuera de esa zona y ha mejorado la cámara, no uno o dos paso, si no cien, y además ha incluido lo que ellos llaman Machine Learning, una especie de inteligencia artificial que es capaz de hacer fotos retrato (es decir, con una focal más larga y con un desenfoque muy similar al que lo haría una réflex profesional) con una sola lente.
La cámara se activa muy muy rápido con la doble pulsación el botón de encendido. Como ya nos tiene acostumbrados Google, su as en la manga es que por defecto está activado el HDR. Pero en esta ocasión hay dos HDR diferentes el HDR+ activado y el HDR+ mejorado, ambos seleccionables, y a efectos prácticos apenas hay diferencias en el resultado.
En el HDR activado el procesado es invisible para el usuario y por lo tanto muchísimo más cómodo, sin embargo en el HDR+ mejorado, durante un segundo, la cámara toma las diferentes tomas según la exposición y eso provoca que la experiencia de uso se ralentice y pueda provocar además que las diferentes salgan movidas y por tanto un resultado final peor.
Los HDR que ofrece Google no son los típicos HDR con una amplitud de exposición irreal, y que a mi juicio quedan fatal, si no que mejora sensiblemente las altas y bajas luces sin ser algo estridente para ampliar el rango dinámico y que quede una foto mucho mejor.
El enfoque es veloz, preciso y no falla, y esto es algo que hasta hace poco no todos los smartphones sabían hacer, así que merece la pena reseñarlo.
Los modos de la cámara
Los modos de la cámara son los mismos de siempre: Cámara lenta, Panorámica, Photo Sphere, Live Photos y Retrato (este ha mejorado y ya no necesitamos hacer un movimiento con el teléfono).
Además, la cámara frontal, estrena dos nuevos modos. De nuevo, el modo Retrato, y una opción de retoque facial automático (también presente en la cámara trasera pero sólo en el modo retrato). Por suerte, este retoque es muy sutil, nada que ver con los modos similares en terminales chinos en los que parece que seamos delfines envueltos en plástico con polvos de talco en la cara. Se puede dejar siempre activado y no notarás apenas los cambios, salvo que, sales con la piel más tersa y mejor.
El Modo cámara lenta puede grabar a 120 o 240 frames por segundo. A 240 graba con resolución 1280 x 720 y a 120 en Full HD 1920 x 1080.
Las Live Photos son imágenes que contienen un pequeño vídeo que da un contexto a la fotografía. En la galería de Google Fotos que os enlazamos hay algún ejemplo.
En el modo vídeo podemos grabar en 4k a 30 fps, en Full HD (sin elección de 60 fps u otra) y en HD. Es una pena que sólo haya tres resoluciones y velocidades, esto es algo que debe mejorar Google.
La cámara frontal hace fotos a 8 megapíxeles y al trasera a 12,2 Mpx en formato 4:3 u 8,3 megapíxeles si queremos un formato 16:9.
El modo retrato es impresionante lo bien que funciona. No existe ninguna cámara con una sola lente que se le acerque, y es muy superior a prácticamente todas las que usan dos lentes para hacer este efecto. Tras hacer la foto, la cámara procesa la imagen y te ofrece las dos imágenes, la capturada, sin efecto, y a la que ha aplicado mediante software, el desenfoque, así que si alguna vez falla en los bordes o en las zonas que desenfocar, que no suele pasar, pero ocurre, no pasa nada, se puede optar por la imagen sin ese efecto.
Al ejecutar este modo, la cámara hace un ligero recorte de la imagen, simulando una lente más larga (por ejemplo en los iPhone 8 plus, hay que situarse muy lejos del objeto porque al tener una lente mucho más larga, es imposible tomar una foto si el objeto o persona están cerca) El «zoom» que aplica Google es mucho más comedido y más práctico, sin tener que alejarse mucho de alguien.
Otra ventaja con respecto a cámaras de doble lente, es que estas necesitan de mucha más luz para poder hacer la foto, e incluso si la consigues, suben el ISO y son imágenes con mucho más grano y ruido. En el Google Pixel 2 XL se necesita exactamente la misma luz para cualquier tipo de foto, y eso es algo maravilloso y que hace que este tipo de tecnología supere en muchos aspectos a la física de dos lentes.
Obviamente se pierde la posibilidad de hacer zoom óptico. Es una pena, porque hay muchísimas situaciones en las que queremos tomar fotos más de cerca y recurrimos al zoom digital con la inevitable pérdida de calidad que supone. No dudo ni un momento que para el año que viene Google incorporará una doble lente, y junto a esta tecnología, podrá coronarse sin discusión alguna, como la mejor cámara del mercado, ahora, es, una de las 3 mejores, sin atreverme a decidir cual es mejor.
Nitidez, representación del color, foto nocturna, rapidez, modo retrato y texturas son los puntos fuertes y clave. Sólo flojea a veces en el balance de blancos. Por lo demás, es una cámara exquisita.
Modo retrato en la cámara frontal: AMO los Selfies
Os puedo asegurar que yo no me hacía selfies nunca. Desde que tengo el Pixel, me encanta hacérmelos, y la razón es muy sencilla, es que la cámara es muy buena, tanto sin modo retrato, pero especialmente con él.
Los resultados son extraordinarios para una cámara frontal y con una sola lente. Por ejemplo, probando la cámara frontal del iPhone X y su Face ID que es capaz de hacer un mapa 3D de nuestra cara y por tanto sabe perfectamente hasta que punto desenfocar, los resultados de la cámara frontal del Pixel me parecen mucho más bonitos. Quizás menos reales en algunas situaciones donde se ve que la profundidad de campo no debería entrar a foco, pero que a nivel práctico y de sensación cuenta más otros aspectos estéticos.
Aquí os dejo con la galería de imágenes tomada estos días con el Google Pixel 2 XL. Pinchad en la imagen inferior para entrar a verlas.
Lo que no me gusta y se debería mejorar
Está claro, la pantalla ocupa el único lugar posible para lo que no me gusta, y lo ocupa con una intensidad, que me resulta casi imposible destacar otros aspectos, porque es un móvil con muy pocos fallos, pero uno enorme. Si el móvil costase 599 quizás podría justificar una pantalla así, quizá, pero no por 959 euros.
Google tiene una delicada relación con su propia versión de Android, y es que si quiere mantenerla limpia y con esa fluidez de la que hace gala, debe medir al milímetro las funciones extra que otros fabricantes incorporan de serie, desde el cambio de temas de manera nativa, pasando por servicios, gestos, apps preinstaladas (a veces muy útiles, a veces spam descarado).
Y por otro lado, también preservar el ecosistema de aplicaciones y no pisar demasiado a desarrolladores que hacen sus apps y que luego acaban siendo fagocitadas dentro de los SO, dejando obsoletas esas aplicaciones. Google hace esto, obvio, si no, estaríamos hablando de un SO del año 2010, pero de una manera mucho más leve que otros. Esto nos deja fuera por ejemplo, de un mejor sistema de archivos que pueda integrarse son Dropbox, Onedrive, etc. O de un app integrada para anotar, dibujar, subrayar, poner flechas en imágenes, y así unas cuantas otras funciones que serían de utilidad para el propio sistema.
Me es complicado y casi ciencia ficción poder decirle a Google cómo mejorar Oreo, si el rendimiento ya me parece extraordinario.
Pero tengo un par de últimos deseos para el año que viene, aparte del de la pantalla del Pixel 2 XL.
Que sigan con el modelo pequeño de 5 pulgadas pero que por favor eliminen esos marcos enormes, incluso con ese tamaño podría ser un móvil de 5,5 pulgadas en el mismo tamaño.
Que integren en España la SIM electrónica en los Pixel y que rebajen el precio al menos 200 euros, o quizás 250. Si eso significa que sus beneficios caigan a 0, que así sea, pero seguro que el mercado les termina recompensando, y pueden así empezar a consolidarse en el mercado como una apuesta seria que va a por todas y no cómo una excentricidad de Google de hacer hardware, que termina vendiendo apenas 5 millones de unidades.
La imagen de Google se está resquebrajando
No es porque la pantalla de este Pixel esté causando tanto revuelo, o porque manden algunas unidades sin el SO instalado, o mil y un fallos que se le buscan cuando todo el foco informativo está puesto sobre alguien, es el precio de la fama, que también pagan Apple o Samsung. No, todo viene de más atrás.
La imagen de Google, disociado de Android, está cayendo en popularidad, y esa resquebarjamiento en la imagen de una compañía es un síntoma de algo que puede ser peor.
Son pequeños detalles, acciones, el ya casi cómico «Dont be evil» que tenían como lema, los que están haciendo que la imagen de Google no pase por su mejor momento. La fragmentación de Android, los problemas de seguridad de Play Store… Son piedra sobre piedra de un muro que deben derribar si quieren que los Pixel asomen.
Epitafio final
Los teléfonos de Google, desde los Nexus a los Pixel, siempre han sido un, casi, pero no. Le falta una buen batería, y nos lo dieron. Una buena cámara, y nos dieron una de las mejores, y cuando todo parecía que iba a llegar, esta vez si, ojo al dato, 7 años después del primer Nexus, tampoco es así por culpa de la dichosa pantalla. Y más rabia da cuando todo lo demás es de sobresaliente.
Quiero enamorarme de un Google Pixel perfecto, y se que se puede hacer. Aunque hay que añadir la complejidad de que la industria no es estática y avanza, y lo que puedes llegar a dominar, al año siguiente se convierte en una nueva tecnología como por ejemplo Face ID, a la que hay que contraatacar y además, poner un pie por delante pensando en la innovación a años vista.
Confío con certezas, y no con esperanzas o fe, que el año que viene Google puede que tenga el smartphone perfecto.