El nuevo Samsung Galaxy S9+ es el primer gran móvil de Samsung para el año 2018. Samsung a apostado por refinar el diseño ya exitoso de su antecesor, el Galaxy S8, porque en la telefonía actual, paradójicamente, el riesgo está en mantener la continuidad de un producto y ser fiel a tus valores.
Yo he estado probando el Samsung Galaxy S9+ durante más de una semana como mi único teléfono y ya tengo bastantes claras conclusiones de lo que me gusta, lo que no me gusta, lo mejorable y lo intocable.
En un mercado móvil en el que las innovaciones son ver quien copia más rápido, o quien hace la locura infrautilizada más aplaudida, Samsung, con buen criterio, se la juega esforzándose en mejorar lo que ya tenían atado, en dar continuidad a su diseño, intentando que el usuario lo retenga en la memoria visual y lo asocie al móvil estrella de Samsung, o simplemente al smartphone estrella como icono de nuestra era.
El diseño del S9+: Es grande, algo incómodo, pero poderosamente atractivo
El Galaxy S9+ es como una exquisita pieza de diseño pero que guarda un clarísimo componente de sofisticación y de tecnología. La sensación que ofrece es de tener una carísima pieza de alta tecnología futurista pero que no produce miedo por ser compleja, si no más bien todo lo contrario, te dan ganas de usarlo, tocarlo y disfrutarlo.
El modelo que he estado probando, el S9+ es demasiado grande para la mayoría de los usuarios. El tamaño, como la experiencia nos ha demostrado, es algo a lo que terminas acostumbrando, aceptando y gustando, y esta curva de aceptación puede reducirse, si como en el caso del S9+, el diseño, con un formato de pantalla 18.5:9 (es decir, alargado) se adapta mucho mejor a la mano que un terminal ancho.
Quizá la complejidad de adaptarse a un móvil de este tamaño, está en que la pantalla lo envuelve todo, y temes tocar donde no debes, algo que Samsung ha ido trabajando desde hace años para evitar los «toques fantasma» accidentales, pero pese a ello, esto supone un hábito de adaptación del usuario, y no al revés, como debería ser. La experiencia de uso en todos los sentidos debería ser para que el dispositivo se adapte a nosotros, o al menos sea todo lo neutral que se pueda.
El Samsung Galaxy S9 es un móvil que no pasa desapercibido
En cuanto al diseño general del terminal, nos encontramos abruptamente con un botón dedicado exclusivamente a una función: El botón para lanzar Bixby, el asistente inteligente y personal de Samsung. De momento no está disponible como asistente de voz en Español, sin embargo, si está como página que agrupa noticias, el tiempo, tu agenda, lugares cercanos y cosas que se suponen interesantes y de uso común. La realidad es que sirve de poco, si en el timeline de noticias sugeridas por ejemplo, te cuelan publicidad, o las noticias relacionadas son de una relevancia que tiende a cero.
No obstante, la idea es buena, un centro donde se agrupe todo lo importante del día a día para ver de un vistazo lo que más interesa y con sugerencias realmente personalizadas. Mucho camino por recorrer en ese sentido, porque la línea entre lo incómodo e inservible y lo útil y práctico, es en este ámbito especialmente delgada.
Bixby puede desactivarse, aunque el botón queda inservible sin poder destinarle otro uso, algo bastante incómodo porque ocupa un lugar muy destacable, justo por debajo de los botones de volumen, que se sitúan por encima, en una posición algo alejada de la posición natural del alcance de los dedos.
En resumen, el S9+ es un terminal muy bonito, por delante y por detrás, es un móvil que no pasa desapercibido, que capta la atención y que gusta. Su gran tamaño puede asustar y hay que adaptarse a él. Los materiales con los que está construido son para cualquiera, sepa o no de tecnología, de primerísima calidad, haciendo que la fusión entre lo real, lo que se toca y se nota en la mano, se funda con la potencia de la tecnología que integra.
La pantalla del S9+ es perfecta, aunque…
La pantalla de 6,2″ pulgadas, 6,1″ si descontamos que las esquinas están redondeadas, es una excelente sAMOLED con una impresionante resolución WQHD+, es decir 1440 x 2960 pixels (529ppi) Sin embargo, incomprensiblemente, por defecto no viene activada esta resolución, si no una inferior (FHD+ 2220 x 1080) y hay que entrar en los ajustes del terminal para activarla. La explicación, es que hay un importante ahorro de batería usando una resolución u otra, y dejan la mejor configuración como algo opcional.
No tiene mucho sentido que uno de los valores estrella del terminal no vaya activado por defecto, ni avise al usuario que puede activarlo (o lo sabes, o buceas en las configuraciones, o nunca lo verás a plena resolución) Bajo ese mismo criterio podrían reducir la velocidad del procesador, o los píxeles de captura de la cámara, pero no lo hacen, y la razón es sencilla, se notaría, pero la resolución FHD+ es ya lo suficientemente buena como para que el salto a WQHD+ apenas se note. Así que estamos ante un claro ejemplo de una mejora incremental con poco o ningún valor real, sólo sobre la hoja de especificaciones.
La calidad del panel, en cuanto a reproducción del color, ángulos de visión, tonos y negros puros, es extraordinaria, nada que nos sorprenda, Samsung lleva haciendo las mejores pantallas en sus smartphones varios años, sin discusión alguna. Tampoco hay que restar mérito a que se mantenga con ese nivel de calidad tanto tiempo, sino todo lo contrario.
Pero hay un par de detalles que hacen que la pantalla quede deslucida. Por un lado, el sensor de brillo automático o de luminosidad no funciona perfectamente bien, a veces te deslumbra y otras el brillo es demasiado bajo, o lo cambios son demasiado bruscos. Este fallo es común a muchos Android, pero Samsung no ha sabido tampoco ponerle freno, y no hay cosa más incómoda que tener que estar ajustando el brillo cuando debería ser automático.
Otra función que hace que la pantalla languidezca, es el filtro de luz azul, esa opción que hace que la pantalla tome tonos más cálidos a última hora del día para relajar la vista. Es tintado es tosco, brusco y nada adaptativo. De nuevo estamos ante un problema general en todos los Android, pero que Samsung tampoco ha sabido enderezar. Lo mejor, es simplemente desactivar esta opción.
A plena luz del sol la pantalla se comporta bien, pero sufre, como casi todas, aunque mi sensación general es que lo hace peor que pasadas generaciones, no pudiendo forzar un modo de «superbrillo» para ocasiones de pleno sol.
Me encanta que la pantalla integre un botón Home háptico frontal para activar del reposo al terminal, aunque es algo que Samsung no explica, cayendo de nuevo en el error de presuponer que el usuario debe saberlo todo.
Si apretamos el botón Home encenderemos la pantalla
Si de algo puede presumir el S9+ es de pantalla, algo vital en un smartphone y no tan fácil de conseguir, o de apreciar. Y no sólo es por la calidad en la reproducción del color o detalle, algo que quizás los ojos menos expertos les cueste apreciar, es por el Infinite display, que enamora, los bordes redondeados que hacen que todo se integre y se aproveche, es por su respuesta táctil, y porque en definitiva, las fotos y todo se ve mejor.
La interfaz Samsung Experience: Indiana Jones y el Arca Perdida
La interfaz que usa Samsung para su Galaxy siempre ha sido motivo de debate. Desde las atrocidades sin experiencia de usuario que vimos hasta el Galaxy S5, pasando por su reconversión, pulimiento y afinación del S6, y la liberación y ligereza que ya adoptó con el S7.
Sin embargo, parece que desde el S8 se hubieran relajado, y aunque la interfaz, es mucho más ligera y sobre todo, no viene recargada de mil apps preinstaladas (esto se agradece una barbaridad) Se está empezando a recargar de infinidad de funciones que en lugar de ofrecer muchas opciones al usuario, le abruman, y es fácil perderse por ellas.
La sensación general es que eres como Indiana Jones esquivando trampas, obstáculos en una desierto o una jungla perdida, y que puedes llegar a encontrar grandes tesoros (funciones muy útiles pero escondidas) o auténticas trampas en las que no sabes ni que estás configurando ni cómo funciona realmente porque las explicaciones son complicadas, o simplemente, el usuario medio, no tiene tiempo ni ganas de comprenderlas.
Hay un tipo de usuario que verá con muy buenos ojos toda esta pila de funciones, ajustes y configuraciones, o que pasados varios meses, casi por accidente, descubra que su móvil puede hacer cosas que no sabía que se podían hacer. No soy contrario a que haya muchas funciones, todo lo contrario, pero debe ir acompañado de buenas explicaciones de cómo activarlas y con un muy bien pensado nivel de profundidad para ajustes según el tipo de usuario que seas. No me gusta tampoco tener la sensación de que estoy infrautilizando mi móvil, y esa es a veces la sensación que tengo si me abruman con tantas funciones posibles que yo no he buscado activar.
Los accesos Edge: Por fin me gustan
Una función que no es nueva, pero que me ha enamorado, es el lanzador de aplicaciones Edge. Lo que permite es lanzar aplicaciones desde el borde curvo de la pantalla. Aplicaciones dedicadas que ocupan todo el alto y una pequeña parte del ancho del terminal, o por ejemplo, una función muy útil, que es ejecutar dos aplicaciones simultáneas en pantalla dividida sin tener que estar redimensionándolas y colocándolas, una de las grandes barreras de entrada para la multitarea.
Los emojis AR
Una de las nuevas funciones es poder hacer emojis con tu propia cara. la cámara detecta tu cara, la digitaliza y crea avatares emojis de ti mismo para poder compartir, algo similar a lo que presentó iPhone con los animojis, menos preciso, pero mucho más versátil ya que estos podemos compartirlos y modificarlos como más nos guste. No dejan de ser una anécdota que se usa los primeros días pero que luego se olvida. Pero, sí, son divertidos y están bien hechos.
La experiencia de uso es la simplificación de las cosas sin perder funciones, la facilidad para ejecutar acciones más complejas, de ganar tiempo, sean segundos o décimas de segundo. Hacer que usemos funciones nuevas por el simple hecho de que son fáciles de acceder o ejecutarlas.
El sensor de huellas, detección facial y de iris: Comodidad múltiple
Lo reconozco, soy de los que les gusta el sensor de huella en la parte frontal. No pasa nada, nunca vamos a ponernos de acuerdo con quien lo prefiere atrás, pero podemos convivir. Por suerte, el S9 ofrece una cómoda solución a medio camino entre ambos mundos.
Por un lado, el sensor de huellas, recolocado ahora y situado debajo de la lente (gracias Samsung) funciona como es costumbre ya , muy bien, y la opción de un desbloqueo frontal, bien sea con el escáner de iris, o con la detección facial, o una combinación de ambas, o incluso una combinación de todas como yo lo he estado usando.
Al tener todas estas combinaciones de seguridad, puedes desbloquearlo con comodidad en múltiples situaciones y escenarios, y esto ofrece un plus de comodidad muy atractivo, aunque no sepas muchas veces cómo estás desbloqueando el móvil (bien porque el sistema de detección facial, iris es invisible, o porque la lectura de la huella se produce casi porque la manera natural de colocar el dedo en la parte trasera es exactamente donde está el lector).
Pero en definitiva es lo que se busca, que exista un nivel alto de seguridad pero que no sientas que estás desbloqueando una caja fuerte con siete cerrojos.
La doble lente trasera y la cámara a 960 fps: Amor complicado
Las cámaras de fotos en un smartphone se han convertido en una pieza angular de todo el dispositivo. Lugar de innovación, de lucha en la gama alta de los mejores smartphones y de motivo de compra o todo lo contrario. Samsung ha ido escalando en la calidad de sus cámaras con esfuerzo y un trabajo de encomiable calidad, situando en los últimos años, las cámaras de sus smartphones, siempre entre los das o tres mejores.
Con el S9+ han presentado dos novedades como estandarte. Por un lado, la doble lente, y por el otro, dos diferentes aperturas de diafragma para cada una de las lentes. Una, con un f mínimo de 2,4, algo común, y la otra con un extraordinario f 1,5 capaz de captar muchísima más luz, además de ofrecer un desenfoque mucho más pronunciado al usar esta relación focal.
Para el usuario medio, el impacto de estas novedades es el siguiente. Por un lado, con la doble lente podrá hacer fotos retrato con desenfoque (El problema es que el recorte que se hace por software para interpretar lo que está en primer o segundo plano, no es del todo perfecto)
Y también podrás hacer fotos con un teleobjetvo, es decir, con un zoom óptico real (pudiendo, y esto nos encanta, poder elegir a posteriori una vez tomada la foto, si escoger la toma en gran angular o la de teleobjetivo) Por fin, hacer zoom con los dedos para acercar los objetos en las tomas, no será tan dramático para la calidad de la foto.
Y por el otro, con el diafragma 1,5, lo único que notará es que sus fotografías con poca luz, ahora saldrán más iluminadas, aunque si como la mayoría de usuarios, las fotografías se hacen en modo automático, es posible que esta mejora quede deslucida porque el móvil decida aumentar mucho el ISO (y por tanto el ruido) o reducir simplemente el tiempo de exposición, consiguiendo que la foto no salga movida, pero tampoco más iluminada.
La calidad de una cámara en un smartphone se puede medir en dos direcciones. O bien, en la calidad de las fotos que hace, hasta cierto punto medible, por la reproducción de color, nitidez, procesado, captura de la luz, velocidad y detección de enfoque, aberraciones de la lente, y otros tantísimos parámetros.
En ese sentido, la cámara del S9+, o mejor dicho las cámaras, las dos trasera y la frontal, cumplen excelentemente bien. La mejora con respecto al S8 es mínima, pero porque el S8 tenia un listón altísimo. Hablamos de una cámara capaz de sacar detalles con muy poca luz, de un enfoque muy preciso, de muchísima nitidez, de un postprocesado de software muy bien equilibrado y que cumpla algo muy sencillo para el usuario común, y ex que pese a la cantidad de opciones disponibles, siempre que hagamos una foto, sea cual sea el escenario o situación sepamos o no de fotografía, salga muy bien.
Por el otro lado, podemos medir la calidad de la cámara, por cómo es usarla, si es fácil, cómoda.. Y aquí es donde la cámara del S9+ pierde muchos puntos. Si bien es una de las mejores cámaras del mercado por calidad de fotos, la usabilidad de los modos es muy mala. Y los ajustes y parámetros que ofrece, pecan de complicados, poco explicativos, casi enigmáticos para cualquier usuario medio.
Los cambios de modo están situados en la parte superior, una zona poco accesible, y es muy común cambiar de modo sin querer por deslizar sin querer entre los modos.
El Modo Pro, por ejemplo, es una delicia si somos amantes de la fotografía, y sobre todo con las dos aperturas de diafragme disponible, o al escoger el punto de enfoque en directo, pero es muy complejo de usar por un mal diseño de los controles.
Otra de las grande novedades del S9+ es la captura de vídeo a cámara superlenta. Es capaz de grabar 0,2 segundos en 6 segundos, es decir, a 960 frames por segundo. Un movimiento rápido como un salto, una carrera, lo convierte en un movimiento a cámara lenta en el que podemos ver con todo detalle, acciones rápidas que a simple vista apenas podemos percibir. Es una grandísima idea, que requiere además de mucha tecnología asociada, además de potencia de procesamiento, pero es tan sumamente complicado hacerla funcionar bien, que requiere paciencia y aprendizaje, pudiendo ser que acabe como una función muy valiosa pero olvidada y apenas sin uso.
Sensaciones contradictorias con la cámara. Hace unas fotos excelentes, seguro que entre las tres mejores cámaras móviles del mercado, con mucha versatilidad incluso para quien quiera un modo de foto profesional y excelentes resultados para quien sólo quiera hacer las mejores posibles, pero con unos controles malos.
No te va a defraudar en absoluto, pero Samsung no puede perder de vista que hay que mejorar el modo retrato, la usabilidad y seguir trabajando en la excelente idea de la cámara superlenta para que sea más fácil usarla.
La Batería del Galaxy S9+: Buena, aunque poco consistente
La Batería del Galaxy S9+ es buena, no es excelente, ni se sitúa entre las mejores del mercado (en los móviles de su gama, no hablo de móviles especializados que sólo son batería) Sin embargo cumple con la premisa básica de usabilidad, y es que nos aguante un día completo de uso intenso sin tener que cargarlo. En los últimos años, a Samsung le ha costado alcanzar este mínimo, pero con el modelo S9+ parece que alcanza el compromiso de tener una batería competente.
El Samsung Galaxy S9+ tiene una batería competente
Otro factor a tener en cuenta es la estimación y percepción del uso de la batería del usuario, es decir, la consistencia de esta, que si salimos de casa con un 70% y vamos a estar fuera 8 horas, sepamos que no nos dejará tirados.
En este sentido, he notado que la batería no es 100% consistente y hay demasiados factores que alteran (más de los normalmente inherentes al hecho de que el consumo es una variable) su gasto. No es alarmante en absoluto, y quizás sea por falta de tiempo conviviendo con el terminal, en próximas reseñas con más tiempo de uso, veremos si la estabilidad del gasto de batería entra dentro de la estabilidad.
Para resumir, Samsung ha hecho los deberes y tenemos con el S9+ una batería competente pero a la que le falta mejorar para ser de las mejores del mercado. No es su punto fuerte, pero tampoco es un punto flaco.
Opinión sobre el Samsung Galaxy S9+
El Galaxy S9+ es un compendio enorme de funciones y de la tecnología más sofisticada aplicada a un smartphone. Los entusiastas de la tecnología sabrán apreciar la cantidad de funciones y versatilidad que ofrece, así como quien disfruta de la fotografía de calidad.
Lo que a Samsung se le escapa, creo yo, es un tipo de comprador que sin ser un entusiasta de la tecnología o que vaya a sacarle mucho partido a la fotografía, vea en el S9+ una compra atractiva. La razón, es que la interfaz y las funciones no están pensadas para un usuario de perfil bajo, que simplemente busca un móvil de gama alta, por calidad y no por funciones. Esto no significa que no tenga calidad, todo lo contrario, le sobra por los cuatro costados, pero no la hace valer, poniendo por encima el valor tecnológico al de uso.
De ahí que toda la parte de usos, software y funciones sea como el laberinto del Minotauro, una pieza maestra de ingeniería, pero demasiado complicada a veces y en la que te puedes perder.
Lo que me gusta, lo que no me gusta y lo mejorable
- Me encanta el diseño del terminal, lo estaría tocando y mirando todo el día.
- Me gusta muchísimo el botón háptico de home integrado en la pantalla.
- Me gustan los múltiples modos de desbloqueo, hacen que sea muy cómodo usar el móvil.
- La pantalla me enamora y punto.
- Su cámara de fotos es extraordinaria y para mi es motivo importante de compra en los smartphones actuales. Pese a que los controles sean complejos, es un camarón.
- No me gusta que la interfaz me haga sentir inútil o que estoy infrautilizando mi móvil.
- Samsung debe seguir mejorando la duración de la batería.
- Bixby es una gran apuesta e idea, pero debe culminarse a la altura de lo que promete o presenta.
- Pese a toda la potencia del procesador, memoria RAM y ROM, Samsung debe seguir optimizando la fluidez, y eso pasa porque la interfaz se aligere más aún y piense primero en el rendimiento y después en las funcionalidades.
El Samsung Galaxy S9+ está destinado a ser uno de los mejores móviles del año
El Samsung Galaxy S9+ está destinado a ser uno de los mejores móviles del año y pone muy alto el listón para los demás y para si mismo en próximas evoluciones. Hay cosas que mejorar como ya hemos detallado, pero ninguna es crítica, así que puedo afirmar que el S9+ es un móvil ganador, una compra segura y de calidad entre lo mejor de le telefonía de gama alta actual. Lo tiene todo, lo hace todo y enamora.
A veces me quejo, pero no es para tanto… Sólo aplico la exigencia que merece un terminal que cuesta 949 euros.