Recuerdo la época en la que para jugar a videojuegos tenía que conectar la Master Sistem II a una pequeña tele de 14 pulgadas que había en mi habitación. Los mandos de control eran especialmente incómodos por su forma y el cable que los ataba a la consola siempre hacía peligrar la integridad física de esta.

Esa fue mi última consola de juegos. Pero no el último dispositivo en el que jugué.

Los smartphones se han convertido en el sistema de videojuegos más popular, aunque haya otros como los ordenadores o las consolas que sean preferidos por muchos usuarios. Para intentar convencer es estos últimos de que los móviles están a la altura, muchos fabricantes han apostado por lo que llamamos móviles gaming, terminales especialmente diseñados para ofrecer una experiencia de juego mejorada.

Una de las empresas más conocidas es Black Shark, una compañía participada por Xiaomi pero que opera de forma independiente. El año pasado lanzó su primer smartphone, el Black Shark, y hace unos meses presentaba su sucesor, el móvil que hoy analizamos, el Black Shark 2.

En este análisis haremos hincapié en muchos de los aspectos normales de un terminal, como la pantalla, la potencia o la cámara, pero tenéis que partir de la premisa de que este móvil está pensado para aquellos que quieren jugar. Mucho. Y muy bien.

Características del Black Shark 2

  • Procesador – Qualcomm Snapdragon 855 de ocho núcleos.
    • 4 x Cortex A55 a 1.8 GHz.
    • 3 x Cortex A76 a 2.4 GHz.
    • 1 x Cortex A76 a 2,8 GHz.
  • Memoria RAM: 8 GB.
  • Almacenamiento.
    • Interno: 128 GB.
  • Gráfica: Adreno 640.
  • Pantalla.
    • Tamaño: 6.39 pulgadas.
    • Resolución: 2340 x 1080 píxeles.
    • ratio: 19.5:9
    • Tecnología: OLED True View Display.
  • Cámara trasera.
    • Resolución:  12 Mpx + 12 Mpx con zoom 2x
    • Apertura: f/1.75 y f/2.2
    • Otros: LED Flash.
  • Cámara delantera.
    • Resolución: 20 Mpx
    • Apertura: f/2.0
  • Puertos:
    • Conector USB Tipo C.
    • Sensor de huellas óptico en pantalla.
  • Otros: WiFi de doble banda, Bluetooth 5.0, NFC…
  • Batería: 4000 mAh con carga rápida
  • Medidas: 163.6 x 75 x 8.8 mm
  • Peso: 205 g
  • Sistema:
    • Versión de Android: Android 9 Pie.
    • Capa del fabricante: MIUI 10.

Sobrio por delante, agresivo por detrás

Si miramos todos los productos diseñados para jugadores veremos que tienen algo en común: un diseño agresivo con colores estridentes. Esto parece heredado de una época en la que los ordenadores de sobremesa debían parecer sacados de alguna película de terror. Y dicho lenguaje estético ha sido tomado como referencia en ordenadores, periféricos y también en móviles.

Pese a eso, tenemos que concederle a Black Shark algo. Ha logrado hacer un móvil llamativo sin que llegue a ser hortera. En la parte delantera tenemos un móvil muy convencional y en sólo en la trasera donde vemos diferencias, que por otro lado sirven para hacerlo especial.

La pantalla de 6.4 pulgadas es la protagonista del frontal, donde llama la atención la ausencia de notch. Este móvil tiene unos marcos muy contenidos pero no recorta la pantalla, algo que seguro que muchos agradecen.

Los marcos superior e inferior son algo mayores, nada fuera de lo normal, pero nos sorprenden al integrar dos altavoces estéreo. Además, en la parte superior tenemos los sensores de proximidad y luminosidad y la cámara delantera.

En la parte superior no tenemos nada, ni siquiera un micrófono de cancelación de ruido. En la parte inferior está el conector de carga, USB C, y la bandeja para la tarjeta SIM. En los laterales mayores destacan dos tiras de LEDs que podemos configurar desde los ajustes y que si no nos gustan podemos apagar. En el izquierdo están los botones de volumen y en el derecho el de encendido y un switch que sirve para activar el Black Space, un apartado de software del que hablaremos luego.

En la zona trasera llama la atención el juego de materiales entre metal, plástico y cristal. También destacan los dos sensores fotográficos y el logotipo de Black Shark, que también se ilumina.

El agarre del móvil es muy correcto aunque el peso es excesivo y nos hace dudar de si será molesto para largas sesiones de juegos. Nosotros hemos estado probando el móvil durante varios días y la sensación que nos da es que llega un punto en el que quieres dejarlo sobre la mesa.

Un rendimiento P-E-R-F-E-C-T-O

La potencia no es algo que sea negociable a la hora de crear un terminal pensado para jugar. El Black Shark 2 dispone de un procesador Snapdragon 855, 8 GB de memoria RAM y 128 GB de memoria interna, aunque hay una versión con 12 y 256 GB.

La fluidez del sistema es perfecta en cualquiera de las aplicaciones, en cualquier juego, a la resolución que le pongamos e incluso con tasas de refresco de 60 Hz. No hay ni una pega que le podamos poner aquí.

Como es lógico, si queremos exprimir la potencia del terminal la batería se va a resentir y, aunque de eso hablaremos en el apartado correspondiente, el sistema de refrigeración ayuda a controlar esto.

En cuanto a la conectividad, el Black Shark se ha diseñado para mejorar la cobertura en movilidad con unas antenas que se integran en el diseño trasero. Además, dispone de Wifi de doble banda con MIMO, lo que hace que las velocidades de conexión estén a la altura de los mejores, con unos 400 Mbps en redes de 600.

Como no podía ser de otra forma, tenemos NFC y también GPS Dual, lo que hace que la geolocalización sea más rápida y más precisa.

El sensor de huellas está integrado en pantalla pero no nos ha parecido tan bueno como en móviles de Xiaomi o de Huawei, al menos de los últimos modelos. El no tener desbloqueo facial hace que acabemos teniendo que usarlo pero hay cierto margen de mejora, aunque el terminal ha recibido alguna actualización de software para mejorar esto.

Experiencia en juegos

El Black Shark 2 tiene una serie de tecnologías pensadas para mejorar la experiencia de juego. Una de ellas es Direct Touch Multilayer Liquid Cooling, una refrigeración líquida que se hace necesaria cuando apretamos el rendimiento del móvil, sobre todo con el modo avanzado que se activa con el botón físico en el lateral derecho.

El llamado Ludicrous Mode o Modo Ridículo, cierra las aplicaciones, da prioridad al juego y anula las notificaciones.

La parte derecha del terminal tiene una tecla que activa el Shark Space, una interfaz centrada en juegos que bloquea las llamadas, notificaciones y cualquier distracción. Además, limpia la memoria RAM y usa toda la potencia del móvil para los juegos.

Cuando se activa esta sección el botón de inicio no nos muestra los escritorios, sino un catálogo con los juegos que tenemos instalados. Cada uno de ellos se puede configurar por separado en Gamer Studio, que permite modificar los gráficos, los LEDs, el sonido e incluso el rendimiento el móvil, título a título.

En la parte superior de los juegos podemos usar Game Dock, una sección que permite controlar al detalle nuestra experiencia, permitiendo el uso o no de los mandos externos, la interrupción de llamadas o el mostrar o no parámetros del juego como los fps o cuadros por segundo de los gráficos.

Un sonido a la altura

Uno de los aspectos que suele cuidar mucho un móvil gaming es el sonido. Esto es clave porque ayuda a la sensación de inmersión cuando jugamos con un título u otro.

El Black Shark 2 cuenta con dos altavoces frontales que se localizan en los laterales menores, justo en el marco, no siendo necesario un gran espacio para ello.

El sonido es bastante alto pero nos ha dado la sensación de que es algo plano, como si tuviera algún elemento delante que lo hiciera menos vibrante. Pese a eso se agradece que se haya pensado en esto y que no tengamos el típico altavoz junto al cargador que tapamos al jugar.

Se podría echar en falta el jack de audio si es que nos gusta jugar con auriculares pero hay que recordar que la caja tiene un adaptador de USB C a jack 3.5 mm por si nos hiciera falta.

Una buena pantalla para jugar

La pantalla de un móvil es una pieza elemental al ser la zona con la que interactuamos más. Esto es más importante incluso en un móvil para jugar como es el que analizamos.

El BS2 tiene un panel de 6.39 pulgadas y resolución 2340 x 1080 px. Dispone de tecnología HDR que permite la conversión de elementos que no están optimizados para verse así y mejorar su visibilidad.

Pero lo primero que llama la atención cuando empezamos a usar este móvil es la velocidad de respuesta de la pantalla. La compañía presume de tener el panel con la menor latencia del mercado, lo que hace que parezca que responde a los toques incluso antes de pulsar.

Para los juegos dispone de un sistema de vibración debajo de la pantalla, similar al 3D Touch de los iPhone, aunque no todos los juegos lo usan, como es lógico.

Una de las grandes pegas de este terminal es que el brillo automático no está, ni por asomo, a la altura del móvil. Muchas veces he tenido que modificarlo de forma manual y es que parece que el sensor de luminosidad no sabe en qué momento debe subir el brillo del panel, que al máximo (430 nits) es bastante alto.

Los ajustes son aceptables y permiten controlar la temperatura de color del panel, que por cierto hay que inclinar hacia los tonos fríos para que haya cierta neutralidad en la representación de los mismos.

Usando la TV como pantalla

Una de las posibilidades más llamativas de este móvil es el poder conectar un cable HDMI a USB C y usar una pantalla como monitor externo. Para controlar el móvil lo que hacemos es usar o bien sus mandos, si los hemos comprado aparte, o bien un mando bluetooth normal compatible con Android.

Nosotros hemos querido probar esto y hemos usado un gamepad de Xiaomi y un cable HDMI a USB genérico.

No obstante, si el cable es largo y no tenemos que mirar la pantalla para jugar, es posible usar el terminal sin ningún accesorio, aunque el hecho de tener el cable en medio puede ser un inconveniente.

La experiencia es muy buena, como en otros móviles de gama alta, aunque este tiene la ventaja de contar con un mayor rendimiento y de poder tener sus propios mandos de control, que pueden mapear la pantalla en juegos que no soporten de forma nativa los gamepads normales.

Una cámara aceptable para ser un móvil gaming

Una de las pegas que se les suelen poner a los móviles pensados para jugar es que descuidan apartados que los encarecerían y que quizás no importan a muchos compradores: la cámara. En este caso Black Shark ha optado por un compromiso bastante aceptable.

Este móvil tiene un sensor principal de 48 Mpx con un tamaño de pixel de 0.8µm pero reduce su resolución a los 12 Mpx mediante la combinación de cuatro pixeles en uno, teniendo un tamaño equivalente de 1.6 µm lo que mejora las fotos con poca luz. A esto también ayuda su apertura, de f/1.75.

El sensor secundario es de 12 Mpx y tiene una apertura de f/2.2 y al ser telefoto nos ofrece un zoom óptico de 2 aumentos. Eso sí, si el sistema detecta que no hay luz suficiente (y eso puede ser una foto normal en el interior de una casa) activará el sensor principal con un recorte, vamos, un zoom digital.

La calidad de las imágenes con buena luz es correcta e incluso de noche se defiende, pero hay mucha diferencia no ya con móviles del mismo precio, sino con propuestas que cuestan la mitad. Un buen ejemplo de esto es el modo retrato, que está presente con el teleobjetivo de dos aumentos pero cuya calidad no es la que se esperaría de un móvil de más de 500 euros.

Otro ejemplo es el rango dinámico, muy escaso y con colores que no siempre son reales, como en los cielos, demasiado saturados en ocasiones.

La cámara delantera es de 20 Mpx y cuenta con una apertura f/2.0, ofreciendo un detalle correcto pero sin alardes y, de noche, eso se nota. De nuevo tenemos una cámara que nos saca del paso pero no es este un apartado en el que destaque.

Una autonomía normal pero con uso exigente

La batería es uno de los puntos fuertes de los móviles pensados para jugar. El motivo es que este uso exige mucho del amperaje de los terminales. En este caso contamos con una batería de 4000 mAh con carga rápida Quick Charge 3.0 de hasta 27 W, una de las mas rápidas que hemos probado.

En el tiempo que o hemos usado hemos visto que si bien no ofrece unas cifras de autonomia espectaculares esto es así porque el uso al que lo sometemos es muy exigente. Este móvil no está pensado para hacer fotos, usar Twitter y hablar por teléfono, está pensado para jugar.

Esto hace que el rendimiento del procesador sea el máximo y que la pantalla esté siempre encendida, lo que disminuye su autonomía media.

Hemos llegado a tener unas 6 horas de pantalla jugando mucho, pero siempre bajo cobertura Wifi y sin llamar o hacer fotos, con una autonomía de más de 24 horas. En otras pruebas hemos estado probando el móvil en exteriores, con un poco menos de autonomía, unas 5 horas de pantalla con las mismas horas totales, poco mas de 24 totales.

Así se construye una interfaz sobre Android

Al inicio de esta review comentamos que este no era el móvil gaming de Xiaomi y eso se ve en el apartado del software. Black Shark usa una interfaz propia llamada JoyUI que pese a que podríamos pensar que es una variante recargada de Android es todo lo contrario.

Esta modificación del sistema deja todos los parámetros que hemos visto en Android stock, incluso acercándose a la versión de Android que he probado en el Pixel 3a XL. A esto suma una serie de funciones propias para poder sacar partido a los juegos y a los pocos elementos de hardware que no son normales, como el logo que se ilumina o las bandas de LEDs de los laterales.

Para esto hay dos ajustes especiales en la zona de configuración que nos permiten modificar al detalle estos parámetros.

A esto hay que sumar la sección de Black Space de la que hablamos antes y a la que se accede con un botón físico, no pulsando ningún botón en pantalla.

Eso sí, en Game Dock podemos hacer que la pantalla no cambie de brillo cuando jugamos, o que mejore la voz en el juego si es que la necesitamos.

Conclusión

Como dijimos al inicio, este móvil es para un grupo muy concreto de usuarios, los gamers. Los móviles de gama alta disponen de prestaciones similares a este en procesador, RAM o memoria, pero Black Shark ofrece soluciones de hardware y software especialmente pensadas para jugar.

En cuanto al resto de prestaciones, el terminal está a la altura en construcción y diseño, en pantalla, en autonomía y por supuesto en rendimiento, que es sobresaliente. Hasta el sonido podemos darnos cuenta de que es mucho mejor que la mayoría de terminales.

El único punto flojo es la cámara, que sin ser desastrosa, no está a la altura de móviles como el Xiaomi Mi 9, el Mi 8 o algunos más baratos. Aun así, el perfil de usuario que compre este modelo no será uno que quiera hacer muchas fotos, sino jugar mucho. Y para él, este es un gran móvil.

El precio de este modelo, con 8 GB de RAM y 128 GB de memoria interna es de 549 euros en la tienda online del fabricante. La variante con 12 GB de RAM y 256 GB de memoria sube hasta los 649 euros.