Los dispositivos con pantalla plegable han llegado para quedarse. Samsung fue la primera en lanzarse a la piscina con un Galaxy Fold hace unos meses y sigue en sus trece con la nueva apuesta abanderada por el Galaxy Z Flip.
Un concepto de smartphone que se cierra sobre sí mismo que está claramente inspirado en los teléfonos clamshell que campaban a sus anchas hace ya 20 años. Si el espíritu es el mismo, ha cambiado todo lo demás. Hasta tal punto de establecerse como un segmento que permanecerá más allá de las olas que dictan las modas.
En la dura carrera de la competencia, Samsung no es la única con dispositivos plegables. Huawei, con su particular situación, también presentó hace prácticamente un año su Mate X que no hemos llegado a ver en Europa pero que sí ha conseguido venderse en China. También Motorola ha apostado por su Razr como punta de lanza de una era plegable y lo vende incluso a través de operadoras españolas.
Galaxy Z Flip en la mano
La experiencia de uso de un teléfono con pantalla plegable no es exactamente la misma que la encontramos en un smartphone al uso con pantalla rígida. Principalmente debido al factor de forma 21,9:9 y a las nada desdeñables 6,7 pulgadas.
Un panel plegable demasiado estrecho y alargado incluso para los estándares actuales. Nos obligará a usar las dos manos para alcanzar a la parte más alta de la pantalla y puede incluso resultar incómoda en ocasiones.
Si bien, no es algo muy diferente a lo que ocurre con smartphones grandes como el Galaxy Note 10. Además, Samsung va adaptando su particular interfaz de usuario para que el manejo sea lo menos traumático posible. OneUI 2, versión instalada en el Flip, puede salvarnos en algunas situaciones dentro del sistema operativo pero, por ejemplo, navegar por internet no es lo más cómodo del mundo si tenemos que llegar pulsar sobre la parte superior de una web.
Si esto no es un muro infranqueable para nosotros, el diseño nos parece totalmente acertado y ahora sí tiene sentido un teléfono plegable. Su hermano mayor, el Galaxy Fold, es muy grande (incluso cerrado) y pesado mientras que el Z Flip consigue ofrecer un tamaño muy comedido en el bolsillo y una pantalla generosa cuando estamos utilizándolo. Lo mejor de los dos mundo unidos en un solo terminal.
Y la pregunta del millón: ¿Se nota la bisagra? Visualmente está totalmente disimulada y no veremos ni una sola arruga o interrupción a la vita. La pantalla desplegada es totalmente uniforme y nadie diría que estamos ante un smartphone que se pliega sobre sí mismo.
Ahora bien, al tacto sí notamos que en la zona central debajo de la pantalla hay algún tipo de mecanismo. Si pasamos el dedo deslizándolo suavemente no nos daremos cuenta pero con una mínima presión sobre esa zona sí reconoceremos que ahí abajo hay algo.
El segundo de su clase
Hace unos meses conseguimos probar durante unos pocos minutos el Motorola Razr. El pionero de este concepto ha conseguido romper el hielo y que más marcas se lancen a una piscina que comienza a tener agua.
Por el momento, el principal problema es el precio de todos estos dispositivos. Los 1.500 euros del Galaxy Z Flip es la primera barrera a la que se enfrenta cualquier potencial comprador del teléfono. Es una tecnología nueva y hay que pasar por caja sin miramientos.
Los pioneros tienen que pagar un precio por utilizar la tecnología más puntera disponible. A veces simplemente es más dinero, pero en otros lances puede que significar una experiencia de usuario que no esté a la altura y ahí llegan las frustraciones.
Otra duda que nos asalta es la durabilidad del smartphone pasados unos meses. ¿Aparecerán arrugas o burbujas en la zona del pliegue? Con el Galaxy Fold Samsung ha demostrado que podemos estar seguros, pero con este nuevo modelo tenemos las típicas dudas de tecnología recién lanzada. Algo que solo el tiempo y el uso continuado puede decidir.
Hoy en día es complicado recomendar un smartphone plegable. No el de Samsung en particular pero sí como concepto en general. El Galaxy Z Flip no aporta gran cosa a la industria y se plantea como el comienzo de algo grande que está por venir. Es más una demostración de fuerza mientras el segmento madura y se abaratan costes para un futuro, de momento, incierto a la par que emocionante.
Para dictar un juicio más pormenorizado tendremos que realizar una review en profundidaz. La primera sensación de «wow» no nos la quita nadie ante una tecnología que parece venida desdes el mismísimo futuro, pero donde de verdad se demuestra la utilidad es en el complicado terreno del día a día de millones de usuarios.