Google pone a la venta este jueves 12 de octubre en España sus nuevos dispositivos de gama alta, los smartphones Pixel 8 y Pixel 8 Pro y su reloj Pixel Watch 2. Lo hace con una ambición clara: asentar el reconocimiento de la marca Pixel entre los usuarios españoles así como subir el listón en capacidades, experiencia y diferenciación.
En un momento en el que el mercado móvil se ha contraído, Google ha conseguido sortear la marejada creciendo en diferentes mercados y siendo consciente que los usuarios apuestan cada vez más por productos de mayor valor, que puedan durar a largo plazo aunque sean más caros. Es justo aquí donde confluyen los nuevos Pixel 8 que mejoran en experiencia y especificaciones con respecto a la generación anterior; también lo hacen en durabilidad con la promesa de que se actualizarán durante 7 años, así como en precio, con una subida considerable a los Pixel 7 y Pixel 7 Pro.
Los nuevos Pixel 8 y Pixel 8 Pro parten de los 799 y 1.099 euros respectivamente, 150 y 200 euros más con respecto a los modelos Pixel 7 y Pixel 7 Pro. Aún así, no son los gama alta más caros del mercado, por poner el contexto, los Galaxy S23 y S23 Ultra arrancan desde los 749 euros y 1.249 euros con la promoción actual, respectivamente, mientras que los nuevos iPhone 15 y iPhone 15 Pro parten de los 959 y 1.219 euros, respectivamente. Lo mismo le sucede al Pixel Watch 2, que por 399 euros queda entre los 379 euros del Galaxy Watch6 y los 419 euros del Apple Watch Series 9.
En EL ESPAÑOL - El Androide Libre los hemos podido probar durante unos días para tener un primer contacto sobre cómo se comportan los nuevos dispositivos de Google, si están a la altura de las expectativas y tratar de averiguar si merecen la pena.
La magia de Google
Google va a contracorriente de la industria. Si el resto de fabricantes comenzaron desarrollando móviles y smartwatches para luego evolucionar y hacia soluciones de software, aquí el planteamiento es al revés: que los dispositivos sean tan buenos como su software y puedan aprovechar al máximo toda esa variedad de aplicaciones y funcionalidades que Google ofrece online.
Esta oferta es muy amplia y va desde la productividad en el trabajo, la ubicación con Google Maps, los pagos con Wallet, el tratamiento de imágenes, su Asistente, la integración en el hogar conectado... una serie de aristas que al final se centran en una experiencia global del usuario para satisfacer su día a día. En este sentido, los Pixel 8 son auténticas bestias con el chip Tensor G3 que está diseñado de tal forma que la inteligencia artificial (IA) ayude en esas pequeñas tareas cotidianas permitiendo al usuario hacer más cosas a lo largo del día y en menos tiempo.
Entre las novedades que el teléfono ahora puede hacer por nosotros están la capacidad de síntesis en las grabaciones de voz, transcripción automática, el reconocimiento de las llamadas de spam, el resumen de información online, la mejor conectividad con la domótica del hogar e incluso la nitidez en las llamadas, reduciendo el sonido de fondo. Y es que, aunque a veces se nos olvide, los móviles también están hechos para hablar por teléfono.
El nuevo chip es el gran aliado de la promesa con la que Google rompe la baraja: sus nuevos teléfonos están preparados para recibir 7 años de actualizaciones completas, es decir, asegura que serán capaces de funcionar bajo Android 21 —o como se denomine— en el 2030. Por el camino probablemente será necesario renovar la batería, pero Google facilitará el acceso a los recambios en su servicio de postventa.
Al Tensor G3 le acompaña como es habitual el chip de seguridad propio de Google, en este caso el Titan M2, que aporta varias capas de seguridad adicional para que no haya fugas de información, lograr la VPN integrada, el nuevo sistema de desbloqueo facial que ya permite hacer pagos o iniciar sesión en aplicaciones bancarias. Del mismo modo, ese compromiso de siete años también se aplica en los certificados de seguridad.
A nivel de potencia, la diferenciación de ambos modelos está en la memoria RAM. El Pixel 8 Pro llega hasta los 12 GB de memoria RAM, mientras que el Pixel 8 se queda en los 8 GB. Aún así, ambos se mueven con fluidez y reaccionan con precisión a las tareas pesadas que la IA le pueda retar.
Casi más como curiosidad que como aplicación real, pero que muestra hasta dónde quiere Google que sea útil nuestro teléfono, está la incorporación de un termómetro en el Pixel 8 Pro. Apuntando a objetos podremos saber su temperatura. Todavía no es preciso para usar en personas, pero estos días me he sorprendido utilizándolo para saber qué tal estaba la bañera de mis hijos antes de bañarles.
Fotografía, el punto clave
Pero si en un aspecto es clave el sistema de inteligencia artificial de Google es en el procesado y gestión de las imágenes tomadas por su cámara. Aunque no es el único, es el motivo principal para comprar este teléfono. Su gestión de fotografía y vídeo es casi mágica, basta con pulsar un botón que la toma será perfecta, aunque este año ha ido un poquito más allá permitiendo que los usuarios más avanzados puedan tomar mayor control con una nueva interfaz de cámara.
Una de las diferencias entre el Pixel 8 y el Pixel 8 Pro está precisamente aquí, en la cámara. Aunque ambos comparten la cámara principal con un sensor de 50 megapíxeles, el modelo superior cuenta con enfoque multizona, un mejor ultra gran angular de 48 megapíxeles (frente a los 12 megapíxeles del Pixel 8) y una tercera lente adicional con un objetivo de 48 megapíxeles con zoom óptico de 5 aumentos y un zoom de alta resolución de 30 aumentos donde la IA también entra en juego.
En general, las fotografías son mejores que la generación anterior, pues tenemos mayor capacidad de absorción de luz con una apertura de la lente principal de f/1.68 frente al f/1.85 del Pixel 7 Pro. Del mismo modo, el ultra gran angular y el teleobjetivo del 8 Pro son más luminosos que el Pro de la generación pasada. No es una revolución, pero sí un verdadero avance en lo que supone la mezcla de poderío de cámara de hardware y software.
Y es precisamente aquí donde sucede la magia computacional de Google a la hora de tomar fotografías o vídeos, cuando la IA entra en juego. El móvil tiene la capacidad de no sólo saber elegir qué escena, qué enfocar o sugerir a lo que queremos disparar, sino que el usuario encontrará funcionalidades que mezclan la ciencia ficción con utilidades que hasta ahora quedaban reservadas para usuarios avanzados en la materia.
Por poner un ejemplo, y quizá el más llamativo, sea la función de 'Mejor versión' que permite combinar varias fotos de grupo para elegir qué cara es la mejor de cada uno de los miembros de la foto, aunque esa foto, en realidad y por ponernos puristas, no haya existido jamás. De igual modo en audio, podremos borrar intromisiones molestas como por ejemplo toses o aplausos que no queremos en nuestro vídeo que interrumpen la canción que estamos grabando en un concierto.
Más allá de estas herramientas de campanillas, las funciones de la cámara resuelven muy bien lo que le pediríamos a la cámara de un teléfono de gama alta. Colores bien ajustados, un HDR preciso, fidelidad en el tono de las pieles, un preciso modo retrato —tanto en fotografía como en vídeo—, visión nocturna, astrofotografía, o algunas ya presentes en otras generaciones como el borrado mágico o el modo de movimiento que aporta una súperestabilidad al teléfono.
Uno de los detalles más interesantes de la nueva generación del modelo Pro es la posibilidad de acceder a controles avanzados en la cámara. Ahora no sólo podremos elegir la velocidad, el ISO, o qué lente queremos usar exactamente, sino que también Google nos da el control de manipular el enfoque y tenerlo completamente manual. Para ello nos resaltará con una sutil sombra rosa qué es lo que tenemos en foco, como si de un visor de cámara profesional se tratase.
Un diseño icónico
En los nuevos teléfonos Google ha apostado por seguir la línea de diseño que viene caracterizando a sus teléfonos desde el Pixel 6. Fue entonces cuando la compañía decidió diferenciarse del resto del mercado con un protuberante módulo de cámaras que van de lado a lado en la parte trasera y colores llamativos.
La compañía sigue apostando por esta línea de diseño que permite reconocer sus teléfonos a metros de distancia. En esta ocasión pierde la pantalla curvada que tenía el modelo Pro en la generación pasada, al tiempo que apuesta por una silueta ligeramente más redondeada, nuevos acabados y nuevos colores. El Pixel 8 Pro se va a las 6,7 pulgadas e incorpora un marco de aluminio pulido y un cristal trasero con un acabado mate muy resultón, mientras que el Pixel 8 es de 6,2 pulgadas y dispone de un marco metálico satinado y un panel trasero de vidrio pulido.
En cualquier caso, la sensación con ambos terminales en la mano es comodísima, ergonómica, nada resbaladiza. Ambos cuentan con protección IP68 con lo que aguantan derrames de líquidos y resistencia al polvo, así como el modelo Pro tiene Gorilla Glass Victus 2, mientras que el Pixel 8 Victus de la generación anterior.
El mayor cambio en el diseño está en la pantalla. Google ha subido el brillo en ambos modelos con respecto al Pixel 7 Pro y el Pixel 8 tiene hasta 1.400 nits (HDR) y hasta 2.000 nits cuando el brillo está al máximo en situaciones de luz directa, mientras que el Pixel 8 Pro es de 1.600 y 2.400 nits respectivamente. Ambos se ven muy bien y es una gozada usarlos a diario.
La compañía de Mountain View ha bautizado a esta tecnología como Actua y Super Actua Display, que se traduce en un panel OLED a 428 ppp (1080x2400) y un panel OLED LTPO a 489 ppp (1344x2992), respectivamente, ambos con una relación de aspecto de 20:9. La diferencia entre paneles también está en la fluidez del mismo, ya que el Pixel 8 Pro tendremos una tasa de refresco fluida entre 1 y 120 hz, mientras que el del Pixel 8 será entre 60 y 120 Hz.
Con respecto a la autonomía, ambos prometen más de 24 horas y lo cierto es que aquí Google cumple. Incluso haciendo un uso intensivo del teléfono podemos estar tranquilos que acabaremos el día sin problemas. Con respecto a la capacidad, el modelo más pequeño tiene 4.575 mAh, mientras que el Pro sube a los 5.050 mAh, ambos con carga rápida de 27 y 30 W e inalámbrica de 18 y 23 W con el Pixel Stand (baja hasta los 12W con Qi).
Llegó el Pixel Watch 2
Más allá de los Pixel 8, la otra gran estrella que pone Google a la venta este jueves en España es el Pixel Watch 2. Después de que el país se quedase sin el modelo anterior —algo habitual en la marca que suele probar la primera versión en mercados más maduros para ver qué tal reaccionan los usuarios—, ahora llega a España el primer reloj inteligente 100% 'made in Google'.
Con un diseño coqueto, redondeado y compacto, cuenta con una esfera de 41 mm que hace que quede muy bien en la muñeca. Tiene un chasis de aluminio con un precioso pulido y viene con una correa deportiva muy agradable y ligera, tanto como el reloj, que ronda los 30 gramos. Se siente premium y elegante, con lo que se convierte en el escudero perfecto de los nuevos móviles de la marca.
Interactuamos con él tocando la pantalla AMOLED (320 ppp y 1.000 nits), el botón lateral o girando la corona, se siente muy rápido y ágil gracias al chip Qualcomm 5100, a los 2 GB de RAM que incorpora y a Wear OS 4.0.
Incorpora sensores para la monitorización de la saturación de oxígeno en sangre, aplicaciones de electrocardiograma y frecuencia cardíaca, así como de temperatura y sensor de conductancia eléctrica cutánea (cEDA) para la monitorización de la respuesta del cuerpo. Todo pensando en conocer a fondo el estado físico del usario para avisarle cuando algo no va bien.
Esto lo hace Google a través de unir dos mundos, su tecnología de inteligencia artificial con el buen hacer y conocimiento de Fitbit en el campo de la actividad física. Con él podremos saber al instante la respuesta del cuerpo que no sólo nos indicará cuándo y cómo entrenar, sino cuándo descansar o cómo gestionar el estrés.
Además, incorpora otras funciones como altímetro, GPS, brújula o NFC, con lo que el Watch 2 busca la independencia del móvil —o al menos que no lo saquemos del bolsillo, pues sólo llega en versión WiFi— para pagar en comercios con Wallet o consultar una dirección en Google Maps. Asimismo, podremos usarlo para cosas más mundanas pero clave en nuestro día a día como consultar el resultado de nuestro equipo favorito o contestar conversaciones de WhatsApp.
Con respecto a la batería, Google promete una autonomía de 24 horas con la pantalla siempre activa, aunque nosotros en los primeros días de uso a veces nos ha venido corta para acabar el día. Debemos de hacer aún las pruebas en un uso más normal y no tan intensivo para comprobar qué tal se comporta aquí, pero lo cierto es que requiere de unos días previos de calibración para que realmente te conozca el cuerpo y se adapte a tus rutinas. En cualquier caso, viene con cable de carga rápida con el que podremos tenerlo cargado al 80% en 43 minutos (50% en 30 minutos y al 100% en una hora y cuarto).
¿Qué me compro?
Otra de las grandes novedades de los nuevos dispositivos de Google está en el precio. El Pixel 8 parte de los 799 euros para la versión de 128 GB y sube hasta los 859 euros en la de 256 GB. El Pixel 8 Pro arranca por su parte en los 1.099 euros (128 GB) y sube a 1.159 y 1.299 euros para las versiones de 256 y 512 GB. El Pixel Watch 2 por su parte está en una única versión de 399 euros, aunque se rebaja hasta los 229 euros si se compra junto a uno de los últimos móviles.
Estos precios se traducen en que no son dispositivos para el gran público, como sí lo puede ser el Pixel 7a. Se trata de dispositivos de alta gama con fuertes prestaciones que están pensados para durar en el tiempo y poder aprovechar su rendimiento al máximo durante años. En el caso de querer tener una cámara extremadamente ambiciosa, le recomendaría que vaya al Pro —así como por la pantalla de mayor tamaño y brillo—, mientras que si usted quiere un teléfono de altas prestaciones que haga excelentes fotos, el Pixel 8 es su teléfono. Por su parte, si lo que está buscando es la extrema relación entre precio y calidad de fotografía, su teléfono es el Pixel 7a, un excelente gama media en el que la cámara es fantástica.
Con respecto al reloj, es un precio alto con respecto a otras opciones compatibles que se pueden encontrar en el mercado Android y aunque su rendimiento y diseño son fantásticos, habrá usuarios a los que le echará para atrás el tener que cargarlo a diario. No es mi caso, pues estoy habituado a hacerlo con el Apple Watch, pero para quienes recargan su smartwatch una vez por semana, el tener que hacerlo durante el rato de la ducha o en el desayuno, cambiarán su dinámica habitual. En cualquier caso, es el mejor tándem que se puede tener para los Pixel 8, del mismo modo que el Apple Watch lo es para el iPhone lo los Galaxy Watch para los móviles Samsung. Es el escudero ideal.