Este móvil barato me ha conquistado por pantalla y diseño pero tiene dos detalles en los que necesita mejorar
- El nuevo Motorola Moto G85 es un terminal de gama media que sorprende por su construcción, pantalla y precio, pero sacrifica demasiado por el camino.
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Cuando una marca de móviles diseña un nuevo terminal suele acompañarlo de una hoja de especificaciones en la que destaca lo más importante. Cada país valora algo diferente y cada rango de edad de los posibles compradores también. Por ejemplo, no pide lo mismo un adolescente español que un jubilado alemán.
Pero hay mucho más que especificaciones a tener en cuenta cuando se va a cambiar de móvil, aunque los más aficionados a la tecnología muchas veces no se percaten. El diseño del dispositivo, su ergonomía o su peso son aspectos que mucha gente mira por encima incluso de la potencia o la calidad de la cámara.
Esto es lo que ha tenido en cuenta Motorola a la hora de crear un smartphone que no entra a competir directamente con los más vendidos de Samsung o de Xiaomi, sino que intenta tener otro enfoque. Este dispositivo está más pensado para esas personas que quieren un terminal ligero, delgado y elegante que para las que quieren un smartphone muy potente para jugar o para hacer fotos.
Eso no quiere decir que el Motorola G85 no sirva para cualquier tarea en el día a día, pero tras usarlo una semana nos hemos dado cuenta de cuáles son sus puntos fuertes y cuáles son los débiles. En un intento de diferenciarse de sus rivales Motorola se ha alejado de la carrera en fotografía y rendimiento que tienen marcas como Xiaomi o Samsung en España, y se ha intentado acercar a otro tipo de público, uno que no ha sido tan explotado por sus rivales.
El precio de este teléfono, oficialmente, es de unos 349 euros. Eso lo dejaría en una situación correcta pero con fuertes competidores de Xiaomi, Google o Samsung. Sin embargo, es normal encontrar el Moto G85 por unos 220 euros, lo que lo hace extremadamente atractivo. U
Un diseño premium
Pocos móviles de este rango de precio me han dado una sensación similar a la de este cuando lo he sacado de la caja. Llama la atención porque viene con una funda y la tiene puesta, algo que no suele ser normal. Al tacto, eso hace que el G85 parezca un modelo más de gama media, pero en cuanto la quitamos nos damos cuenta de que no es así.
Este dispositivo podría pasar perfectamente por un móvil de gama alta premium en cuanto a diseño y construcción, a lo que ayuda su estética alargada con un ratio de pantalla más rectangular que el de la mayoría. Además, su pantalla tiene los lados mayores curvados, algo que cada vez se ve menos pero que, desde luego, no es habitual en la gama media. Esto gustará más o menos, pero no podemos negar que le da una estética muy lograda.
Su parte trasera es mate, y no agarra mucho las huellas. El módulo de cámara está integrado en la parte posterior y el resalte es orgánico, lo que hace que apoyar ahí el dedo índice de la mano no moleste. Hasta los marcos parecen estar diseñados con mimo, con una textura que evita que el móvil se resbale. Por supuesto, no hay ranura SIM o jack de auriculares, como viene siendo ya normal. Sí que tenemos dos altavoces, con uno más potente que otro pero con un sonido muy válido.
Este es seguramente el mayor valor del Motorola G85, una estética y una calidad de construcción que no pasan desapercibidas. Me gusta dejarle el móvil a personas de mi entorno para que me den sus opiniones, más cercanas a las del usuario objetivo de muchos de los móviles que analizo, y en este caso las sensaciones siempre han sido parecidas "Qué ligero", "Qué bonito", "Qué fino".
Rendimiento mejorable
Pero no hay cara sin cruz, y la parte negativa de este móvil es sin duda el rendimiento. Usa un procesador de gama media de Qualcomm, el Snapdragon 6s Gen 3, un chipset que parece que sufre al realizar muchas acciones incluso sencillas. No es que sea un móvil más lento que cualquiera, pero sí que nos ha dado una sensación de ser un móvil de entrada más que un móvil de gama media, algo que choca con su construcción. Este procesador por nombre podría dar una sensación de novedad, pero la realidad es que tiene una potencia inferior al Snaodragon 6 Gen 1 y se parece más a los Snapdragon 4 Gen 1 o Snadragon 695.
Y sabemos que no es de la memoria y sí del procesador porque la marca ha tenido el acierto de incluir nada menos que 12 GB de RAM y 256 GB en este dispositivo. Estas cifras no son raras, pero tampoco son las que siempre vemos en este rango de precios, sobre todo teniendo en cuenta la oferta que hemos mencionado.
Es posible navegar, usar apps sociales o incluso juegos ligeros, pero la forma en la que el sistema gestiona las aplicaciones, la multitarea o la calidad gráfica que podemos alcanzar en los juegos no es la que nos hubiera gustado. De nuevo, es como si Motorola se cuidara de no dejar a sus potenciales clientes sin memoria interna, pero no creyera que van a jugar mucho con el móvil.
Una buena interfaz
Hacía tiempo que no analizaba un móvil de Motorola y casi había olvidado lo bien que lo hacía esta marca en lo que a software se refiere. Logra darle una identidad propia con funciones extras y algunas aplicaciones, pero no pone una capa que cambia por completo el diseño como hacen Xiaomi o Realme, por mencionar dos marcas.
En este caso tenemos Android 14 puro con toques de Motorola, con una interfaz que recuerda mucho a los Pixel de Google. La parte que menos nos ha gustado es que el bloatware de apps es demasiado alto. Sabemos que las marcas cierran acuerdos con empresas para preinstalar sus apps a cambio de dinero, pero esto llama especialmente la atención cuando tu software es tan limpio.
Gran pantalla
Volvemos a un apartado positivo, la pantalla. El panel de este modelo tiene una tecnología P-OLED con resolución de 2.400 x 1.080 px y una tasa de refresco de 120 Hz. Los marcos son excepcionalmente contenidos, incluso más que en terminales que cuestan el doble que este.
Como decíamos, la pantalla curvada que queda bien estéticamente pero quita más que aporta. Visualmente un 10, pero en la práctica se pueden cometer errores de tecleo por la curvatura del panel. Los colores son vívidos como era de esperar y el brillo máximo alcanza los 1.600 nits, suficiente para el modelo que es.
Bajo la pantalla tenemos un sensor de huellas que nos ha parecido algo pequeño y lento, por lo que al final caso que siempre recurríamos o bien al pin o bien al desbloqueo facial, aunque tampoco era de los más rápidos que hemos visto. Esto quizás es también culpa del procesador.
Especial mención al modo Always On Display de Motorola, que es muy personalizable y que se puede configurar para mostrar notificaciones completas, solo iconos... Es una de esas cosas que no me importaría que tuvieran también otros móviles.
Cámaras justitas
Un apartado que condensa la sensación que hemos tenido con este móvil es el fotográfico. Motorola ha querido dotar al G85 de una cámara principal decente, y lo ha hecho. Hace buenas fotos de día y se defiende de noche. El problema es que las otras dos, el ultra gran angular y la cámara frontal no están a la altura.
De día el resultado es correcto pero de noche la calidad de ambos sensores deja que desear. Además, el procesamiento de las imágenes no es todo lo bueno que nos gustaría, sobre todo cuando entra en juego el HDR. Hemos visto cielos con un tono azul casi fluorescente que nos ha recordado al tipo de imágenes que veníamos hace 7 u 8 años.
La cuestión es que, cuando la luz es normal, e incluso de noche, las fotos del móvil son correctas. Es como si el sistema de cámaras estuviera diseñado por el mismo equipo que ha elegido el procesador, y han decidido que la gente que vaya a tener este móvil iba a poder usar su cámara en situaciones puntuales, para enviarla por apps de mensajería o guardar un recuerdo puntual, pero que no iba a ser el tipo de comprador que se pasa el día haciendo fotos con su smartphone.
Y con el vídeo pasa lo mismo. Los colores son pasables, pero la nitidez baja como la luz no sea potente. Además, hemos llegado a ver cierta trepidación incluso a plena luz del día, algo que de noche podríamos esperar de un móvil de este precio, pero de día no debería ser así.
Autonomía superior
Parece que hayamos decidido darle una de cal y una de arena al móvil en este análisis, pero no ha sido adrede. Toca hablar de la batería y podemos hablar bien, al menos de la autonomía. Los 5.000 mAh del móvil hacen que la autonomía supera de sobra el día, pero es cierto que parte de la culpa la tiene que no lo hemos usado tanto como otros modelos porque no invita a estar horas con un juego o haciendo muchas fotos.
Lo que no nos ha gustado es que viene sin cargador, algo que no es culpa de Motorola pero que hay que saber y, sobre todo, que la velocidad de carga no es la más rápida. Sus 30 W cumplen parcialmente, cuando queremos cargar el móvil en una hora y poco, pero desde luego no alcanzan lo visto en rivales que tienen 60 o incluso 120 W.
¿Me lo compro?
Mi experiencia con este móvil ha sido una montaña rusa. Al sacarlo de la caja me sorprendió mucho, por su calidad y construcción, además de por lo fino que es y lo ligero. Al estar usándolo el procesador se me quedaba algo corto, y me di cuenta de que no estaba pensado para usuarios como yo. Pero la memoria interna es más que notable.
La pantalla me gustó bastante, siendo plenamente usable incluso en la playa, lo que no es lo normal en móviles de gama media. La cámara me decepcionó en algunos apartados, pero en otros me gustó. La autonomía es muy buena pero no así la carga rápida...
No recuerdo la última vez que un móvil me ha dado señales tan contradictorias. Mi recomendación de compra es positiva siempre que lo encontremos en oferta por poco más de 200 euros, no a casi 350 como se supone que cuesta normalmente. Eso sí, sólo para usuarios que valoran más el diseño y la estética que la potencia bruta. Más para los que van a ver vídeos y series en vez de hacer muchas fotos y vídeos.