Los smartphone y la tecnología en general han llegado para ponernos las cosas lo más fácil posible. Si en su momento los submarinos de Julio Verne eran tan impensables como la tecnología que podamos ver hoy en películas como Minority Report, ¿Qué nos hace pensar que en un futuro no tan lejano podremos ver dispositivos semejantes a los que maneja Tom Cruise?
Lo cierto es que en los últimos años se han ido dando pasos agigantados y la barrera parece ir cada día un poco más allá. Son varios los ejemplos que debemos nombrar dentro del mundo Android. Quizás no sean grandísimas innovaciones a nivel tecnológico pero sí que son muy accesibles para el mercado general. Hablamos, como os podéis intuir, de dispositivos como el Asus Padfone o el Motorola Atrix.
Estos dos smartphone se han convertido en un punto de referencia de innovación para muchos. La unificación de dispositivos bajo un mismo procesador y sistema operativo pero cambiando parte del hardware. Para muchos es probable que nos facilite las cosas pero quizás se pueda ir un poco más allá. Lo cierto es que es innovación, y es de agradecer, pero eso ya es presente y queremos hablar de futuro. ¿Dónde está el futuro de la unificación y control de nuestros dispositivos?
Y es que hoy, mientras veía la televisión, he visto algo que me ha hecho reflexionar. Quizás, como me ha pasado a mí, habéis tenido la ocasión de ver el anuncio de la nueva Smart TV de Samsung. Decir que la nombro por el hecho de que he visto el anuncio hoy mismo y no porque alguien me pague por ello, quien me diera. Al ver esos treinta segundos como mucho de publicidad, he pensado en el ya clásico hasta dónde llegaremos. Haciendo un breve resumen, este televisor, al igual que otros de diferentes marcas, permiten navegar por Internet, hacer videoconferencias y un largo etcétera, incluso podemos ver la televisión. Qué irónico.
Nos paramos a pensarlo y vemos que cada vez nuestros dispositivos abarcan más y más campos y parece que queremos que todo funcione para todo. Nuestro aparato para llamar queremos que navegue por Internet, sirva de GPS, podamos jugar con él… y podamos llamar por teléfono. Nuestra aparato para jugar queremos que sirva como centro multimedia, que permita videollamadas, como acceso a Internet… y además para jugar. Y ahora nuestro aparato para ver la televisión queremos que sirva para navegar por Internet, hacer videollamadas, centro multimedia….y claro, como no, para ver la televisión. No hay que hacer un gran análisis para darse cuenta de que un dispositivo se pisa a otro. Y aquí es donde queríamos llegar. ¿No sería realmente más práctico un único dispositivo que se vaya adaptando a nuestras exigencias puntuales? Y, como estamos en El Androide Libre, lo lógico es que podamos pensar que un smartphone llegue a ser el centro de tecnología de nuestras casas.
Hablamos de una automatización de nuestro hogar, algo que controle y sea capaz de unificar nuestros dispositivos. Tenemos una CPU para nuestro ordenador, otra para el móvil, otra para la alarma de la casa, otra para nuestra televisión, otra para la nevera en algunos casos… Tenemos un sinfín de microprocesadores que, de estar interconectados entre sí, nos darían una experiencia de usuario espectacular. Y no nos equivocaríamos al decir que, si lo que queremos es una máxima comodidad, todo debería girar en torno a lo más práctico que tengamos: nuestro smartphone.
¿Imaginas poder controlar la televisión, las persianas, la alarma, el navegador del coche, la nevera, las luces, los ordenadores, los equipos de música, el horno… con un simple teléfono móvil? Pues a eso es a donde nos gustaría llegar. Imposible no es. ¿Distante? Tampoco lo sabemos.
Lo que debemos tener presente es que no todo es tan sencillo como parece pero lo que tampoco debería suceder es que las marcas pongan freno al avance tecnológico. Y es que, como analizaba hace unos meses mi compañero Danny, los ecosistemas propios de cada compañía son una traba que se tiene que solucionar. Si cada marca crea sus propios dispositivos y no sigue unos criterios de estandarización, lo único que conseguiremos es un mercado lleno de alta tecnología pero incompatible entre sí.
Otro de los inconvenientes que hemos de tener en cuenta es la vida útil de cada aparato. Es cierto que una nevera dura mucho más que un teléfono por lo que la tecnología también encuentre ahí un obstáculo. Es fácil prever el hardware y software necesario para el presente pero viéndolo a largo plazo, es inimaginable si una nevera de hoy será compatible con un teléfono del mañana. Es necesario, por tanto, unos criterios básicos y que las empresas promuevan una estrategia continuista. Difícilmente se podrá llegar a tales avances sin una unidad necesaria en determinados aspectos. Un ejemplo muy favorable de ello es el reciente Kit de Evolución de las Smart Tv ya comentadas que nos permitirá tener actualizada nuestra televisión durante al menos cuatro años. Tomen nota resto de compañías, es una buena opción.
Otro tema a tratar debería ser el proceso de renovación. Muchos somos los que cambiamos nuestro smartphone cada pocos meses, o los que lo pierden o estropean, y también tendría que ser necesario un proceso sencillo y simple de actualización.
¿Inconvenientes? Es evidente que sí, que son muchos. ¿Ventajas? Creo que innumerables. El mero hecho de tener todo controlado desde un único smartphone supone una comodidad impensable.
¿Será este el futuro de los Android? En El Androide Libre no lo sabemos pero lo que sí que sabemos es que nos gustaría conocer vuestra opinión al respecto.