Retrocedamos unos cuatro años en el tiempo. Nos encontramos en 2009, un año donde Android era aún un cigoto en comparación con lo que es hoy en día. Por aquel entonces todo era muy diferente en el mercado móvil de lo que es hoy en día. Por ejemplo, las pantallas apenas superaban las 3 pulgadas y ya nos parecían enormes. Ahora, por el contrario, nos encontramos con smartphones de 5 pulgadas y nos resulta relativamente normal. Cómo ha cambiado todo.
De 3,2 pulgadas QVGA a 5 pulgadas Full HD
Las pantallas ha sido uno de los puntos donde más evolución hemos visto, aunque a menudo es algo que pasa más desapercibido cuando echamos la vista atrás. Todo comenzó con una pantalla de menos de 3 pulgadas y con resolución de 240 x 320. Me refiero al primer prototipo Android de la historia, el primer smartphone que corría Android en su interior.
Más tarde, llegó el primer dispositivo Android comercial, el HTC G1. Este smartphone se situaba en las 3,2 pulgadas con una resolución de 320 x 480, que por aquel entonces era una maravilla a pesar de ser una pantalla HVGA. Eran los comienzos de Android, donde el gigante daba sus primeros pasos.
La producción de smartphones Android se estimuló, y cada vez eran más los fabricantes que apostaban por esta plataforma emergente, lo que provocó constantes presentaciones de dispositivos con Android en su interior y con un hardware cada vez más potente, lo que traía consigo un incremento en el tamaño de las pantallas.
Con esto llegamos a 2010, donde pudimos ver el primer salto en las pantallas, tanto por resolución como por tamaño. El primero fue el Nexus One de Google, que inauguró la senda de las 3.7 pulgadas y los 480 x 800 (WVGA), la cual perduró durante todo 2010 como un estándar. Pero no se limita ahí, si no que también vimos una gran mejora en la tecnología de las pantallas, ya que este Nexus One introdujo la tecnología AMOLED, que presentaba grandes mejoras como un mejor contraste y una mayor saturación de colores.
Por otra parte, los fabricantes también lanzaron dispositivos de gama media y gama baja con pantallas de inferior calidad. Hablamos de pantallas LCD de tres pulgadas con 240 x 320 de resolución, lo que otorgaba una densidad de pixels muy pobre, aunque en aquellos días era más que suficiente. Este es el caso del Sony Ericsson Xperia X10 mini.
A finales de 2010, Google dio un pequeño paso intermedio entre las 3.7 estandarizadas en 2010 y las 4.3 que dominaron el 2011. Así llegó el Nexus S, un dispositivo basado en el Galaxy S que incorporaba una pantalla SuperAMOLED de 4 pulgadas, lo que supuso un salto tanto en tamaño como en tecnología, no así en resolución y densidad de pixels.
Y con esto llegamos al MWC 2011, donde todos los fabricantes Android presentaron smartphones de 4.3 pulgadas de tamaño y con tecnologías como IPS, SuperLCD y SuperAMOLED Plus como bandera. En cuanto a la resolución, vimos como la mayoría optaron por los clásicos 480 x 800, aunque algunos como HTC decidieron dar el salto a la resolución qHD (960 x 540), que fue el primer acercamiento a las resoluciones HD.
Con estos tamaños y resoluciones llegamos a finales de 2011, donde Google y Samsung presentaron su Samsung Galaxy Nexus, el primer dispositivo Android en montar una pantalla con resolución HD. Este dispositivo lo podríamos catalogar como el primer gran salto en las pantallas de los smartphones Android, ya que montó un panel de 4.7 pulgadas con resolución HD (1280 x 720) y tecnología SuperAMOLED. Era la primera vez que un Android superaba los 300 ppp, que era una de las bazas de las que presumía el iPhone cuando se comparaba contra otros smartphones. Debemos de tener en cuenta que la densidad de pixels es lo que realmente importa,
Este ejemplo fue seguido por todos los dispositivos presentados en la primera mitad de 2012, los cuales tan solo innovaron en las tecnologías de sus paneles. Vimos cómo HTC apostó por SuperLCD 2, con unos magníficos resultados y cómo LG montó la última evolución de los paneles IPS. Por lo demás, no hubo grandes novedades en este sentido.
Pero finalizando el año 2012, sí que vimos como los fabricantes comenzaron a destapar sus nuevas y relucientes pantallas. Samsung apostó por aumentar el tamaño hasta las 5.5 pulgadas con su Galaxy Note 2, una fórmula que, a pesar de conservar resolución HD, ha resultado ser victoriosa. Aunque la gran novedad la encontramos en HTC, que con su Droid DNA dio el salto a las 5 pulgadas con resolución Full HD y tecnología SuperLCD 3, lo que conforma una pantalla sencillamente espectacular que supera los 400 pixels por pulgada, una auténtica bestialidad.
Sin embargo, las cosas no se quedan ahí, ya que Google también introdujo en su Nexus 10 una pantalla de diez pulgadas con resolución 2560 x 1600, situando la densidad de pixels en 300 ppp, una cifra superior a la que incorpora el iPad Retina de cuarta generación, que hasta ahora ha sido la tablet con mayor resolución del mercado. Esta resolución será a partir de ahora el estándar en las tablets Android y ejemplo de ello es la última tablet de Vizio presentada en el CES 2013, que otorga una definición exquisita.
¿Qué significa HVGA, VGA, HD, Full HD… etc.? ¿Qué son los formatos de pantalla?
A menudo, cuando nombramos la resolución de pantalla de un dispositivo, recurrimos a siglas como VGA, HD, HVGA… en lugar de los números 1280 x 720, 800 x 480… Y es que estas siglas, más allá de la resolución, también indican el formato de la pantalla y la profundidad de color, dos de los factores clave en cualquier dispositivo.
El LG Nexus 4, por ejemplo, cuenta con una pantalla de formato 5:3, 16 bits de profundidad de color y 1280 x 768 de resolución. Estos tres datos los podríamos resumir fácilmente en las siglas WXGA, que, según la tabla inferior, corresponde a las características ya citadas.
Cada una de estas siglas tiene su significado y corresponde a un estándar de visualización de gráficos. Los más importantes son VGA, XGA y HD. A partir de estos tres, han surgido los HVGA, WXGA o Full HD (entre otros muchos).
Por otra parte tenemos los formatos de pantalla (o relación de aspecto), que es la proporción que existe entre el ancho y el alto de la pantalla. Así, una pantalla con un ratio de aspecto 16:9, significa que el ancho es 16/9 veces mayor que el alto. Se suele representar por el cociente de esa división o simplemente con la fracción.
No solo ha avanzado la resolución, también los pixels por pulgada y las tecnologías empleadas
A menudo, cuando hablamos de un aumento de resolución, la gente suele entenderlo como mayor definición, cuando no necesariamente es así. Para que una pantalla muestre imágenes y textos más definidos, lo que realmente importa es la densidad de pixels (o pixels por pulgada).
La densidad de pixels (o pixels por pulgada) podríamos definirlo como el resultado de una operación matemática (basada en el teorema de pitágoras) que nos permite hallar la proporción existente entre el número de pixels que hay en cada pulgada de la pantalla. La fórmula sería:
Para que entendáis todo esto, vamos a comparar las pantallas del Samsung Galaxy Note 2 y del Sony Xperia S. Ambas tienen resoluciones HD, pero uno tiene una pantalla de 4.3 pulgadas y el otro de 5.5 pulgadas, lo que provoca que los pixels sean de mayor tamaño en el caso del Note, perjudicando así a la nitidez y, por lo tanto, a la densidad de pixels. Esto deja claro que la resolución no siempre indica mejor resolución y que en lo que debemos fijarnos es en la densidad de pixels.
Con esto quiero aclarar que en la historia de Android, no solo ha avanzado la resolución, sino también los pixels por pulgada, que es el factor que determina la nitidez de una pantalla y lo que, en realidad, percibe el usuario.
Por otra parte, nos encontramos con la tecnología de las pantallas, que básicamente influye en la representación de los colores. Por ejemplo, los smartphones Android incorporaban al principio paneles LCD, los cuales ofrecían bajo brillo, baja saturación y contrastes muy pobres.
Por suerte, la cosa ha ido cambiando conforme han avanzado los años, y los fabricantes han ido presentando soluciones mejores, como por ejemplo las pantallas AMOLED, que cuentan con un contraste muy alto, una saturación mucho mayor que las LCD (a veces excesiva) y un mayor número de nits (unidad con la que se mide el brillo.
También tenemos las SuperLCD que, a diferencia de las AMOLED, ofrecen una saturación de colores más baja (aunque mucho más real), un contraste algo más bajo pero un número de nits más alto, lo que ayuda sobre todo a la visibilidad en exteriores, un punto clave tratándose de un smartphone.
Pero las mejoras en las pantallas no se limitan a las tecnologías de sus paneles, sino que también estamos viendo como los fabricantes están comenzando a eliminar algunas de las capas intermedias que hay en cualquier pantalla. Con esto, se logra una sensación de mayor cercanía y una imagen mucho más real.
Todo esto y mucho más, ha ido llegando a Android durante los últimos años, demostrando que la mejora no se ha basado solo en la resolución, sino en todas las partes que componen una pantalla.
¿Donde está el límite de tamaño y resolución?
Cada año, los fabricantes aumentan ligeramente el tamaño de pantalla de sus smartphones de gama alta. Por ejemplo, en 2012 el tamaño más común fue las 4.7 pulgadas, mientras que este año todo apunta a que serán las 5 pulgadas, lo que supone un pequeño salto de 0,3 pulgadas que, si bien puede parecer mínimo, es algo muy apreciable.
Con estos pequeños saltos que la industria da año tras año, estamos llegando a tamaños límite, algo que no deberíamos permitir. Con tamaños límite me refiero a las dimensiones de un bolsillo o de una mano de tamaño medio. El Galaxy Note 2 es un ejemplo de sobrepasar el límite, ya que con su pantalla de 5.5 pulgadas, hace que en muchas ocasiones sea algo incómodo de transportar en el bolsillo.
Por esto debemos plantearnos seriamente hasta qué punto queremos pantallas grandes. Cada uno tendrá sus preferencias, es evidente, pero lo que no debemos permitir es que debido al afán consumista y al «yo la tengo más larga», sigamos aumentando inconscientemente los tamaños de pantalla. Y la decisión está en nuestras manos, ya que los fabricantes se basan en lo que más vende, y si algo vende es porque nos gusta.
Por otra parte, nos encontramos con la resolución, la cual no tiene realmente límites, aunque sí que debemos de tener en cuenta que el ojo humano no es capaz de ver más de 300 pixels por pulgada, por lo que toda densidad de pixels superior a esta cifra es un desperdicio, ya que provocamos un mayor trabajo del procesador y de la GPU cuando nuestra retina no es capaz de captar la diferencia. Por ello, probablemente el límite en los smartphones debería de ser los 1080p que se están implementando este año, salvo que las pantallas sigan creciendo de tamaño y, por lo tanto, necesitemos mayores resoluciones para estas.
¿A qué se debe este aumento en el tamaño y en las resoluciones de las pantallas?
Básicamente se debe a la demanda del usuario, como ya he dicho anteriormente. Nosotros, los compradores, cada vez consumimos más contenidos multimedia directamente desde nuestro smartphone, en lugar de recurrir a las tablets u ordenadores. Esto es principalmente lo que ha provocado que las compañías evolucionen tanto esta pieza del hardware, convirtiéndose en uno de los pilare clave de todo dispositivo Android.
Este aumento en tamaños, también ha provocado un aumento en resolución y, por lo tanto en densidad de pixels, que es lo que realmente importa en una pantalla. De nada sirve tener una pantalla de cinco pulgadas con una resolución de 800 x 480, donde los pixels parecerán garbanzos y los contenidos no se reproducirán de forma nítida y clara. Así mismo, esto también ha implicado una mejoría en las tecnologías, haciendo que las pantallas muestren cada vez colores más reales, posean más brillo y cuenten con mejores ángulos de visión. Ejemplo de ello es por ejemplo la SuperLCD 3 del Droid DNA que, gracias a sus más de 400 pixels por pulgada y su resolución Full HD, se sitúa como la mejor pantalla del mercado.
Además, el aumento en resolución ha provocado a su vez una mejora considerable en la potencia de los dispositivos, ya que para mover resoluciones Full HD con una relativa fluidez, es necesario contar con un procesador y una GPU muy potente en su interior que sea capaz de mover tantos pixels a la vez.
Esto nos deja entrever que las pantallas, indirectamente, es uno de los componentes que más han influenciado el avance de los dispositivos en los últimos años y probablemente así seguirá siendo durante los próximos años.
¿Qué esperamos para el futuro?
Con esto llegamos a 2013, donde estamos viendo como las 5 pulgadas con resolución Full HD comienzan a ser el estándar en los smartphones. Todos los fabricantes montarán dichas pantallas en sus buques insignias, aunque algunos limitarán el tamaño a las 4.7 pulgadas, como parece ser el caso de HTC con su M7, lo que me parece una estrategia totalmente acertada ya que con las 5 pulgadas rozamos el límite de tamaño.
Para finales de 2013, probablemente veamos las primeras pantallas flexibles, una tecnología que muchos llevaban esperando muchísimos meses y que tras la presentación del prototipo de Samsung, puede hacerse realidad en este mismo año.
Así mismo, veremos mejoras en las tecnologías, en el consumo y, sobre todo, en el comportamiento de estas pantallas con luz directa, que aún sigue siendo uno de los talones de aquiles de los smartphones actuales. Quizás no lo veamos en 2013, pero 2014 parece que incorporará grandes novedades en este sentido.
Vía | Android Guys