Hoy nos ha llegado la noticia de cómo Samsung daba un paso más en lo que a tamaño de smartphones se refiere con su nueva gama Galaxy Mega, compuesta por el Galaxy Mega 5.8 y Galaxy Mega 6.3, que como sus nombres indican, cuentan con 5.8 y 6.3 pulgadas respectivamente. Con ellos, Samsung acercar los smartphones de tamaños grandes a personas que no requieren tanta potencia o que tiene un presupuesto algo más reducido.
Pero más allá de la estrategia que Samsung pretende tomar con estos dos smartphones, lo que es evidente es que son enormes. Hace unos meses tuve el Galaxy Note 2 como smartphone principal y os puedo asegurar que ya me resultaba excesívamente grande (aunque uno se acaba acostumbrando y resulta útil si trabajas con el móvil, todo hay que decirlo). Estos Galaxy Mega son casi tablets, pues están más cerca de las siete pulgadas que de las cinco, un tamaño que considero el tamaño máximo para un smartphone. De hecho, tan solo hace falta compararlos con los smartphones que actualmente podríamos denominar como gama alta:
Aunque la imagen es algo simplemente ilustrativo, ya nos deja claro que los nuevos Galaxy Mega son notablemente más grandes que el estándar actual. Insisto, si las 5.5 pulgadas del Galaxy Note 2 ya me parecen demasiadas, las 5.8 y 6.3 de los nuevos Mega son inusables con una mano. Ya tuve la ocasión de tocar un smartphone de 6.3 pulgadas en el Mobile World Congress (el Huawei Ascend Mate) y me sorprendió precisamente por eso, por lo difícil que es manejar el smartphone en situaciones de nuestro día a día, aunque también se agradece en determinadas ocasiones ese tamaño de pantalla, todo hay que decirlo.
Y a pesar las dificultades que supone, a la gente le gustan las pantallas grandes, y es algo que a lo largo del tiempo se ha ido demostrando, sobre todo con la familia Note que tanto éxito ha cosechado. Parece ser que la ergonomía y la usabilidad es algo que queda en segundo plano si hay una pantalla grande por delante, aún más si es una pantalla con colores hipermegasaturados como los de las AMOLED. Eso es algo de lo que Samsung pretende sacar beneficios, de hecho ya lo está haciendo, pues el Galaxy Note original fue un mero experimento que les ha resultado todo un éxito, lanzando muchos más productos bajo el mismo nombre.
No obstante, tengo que de decir que no todo es malo, y este tipo de pantallas resultan muy útiles si trabajas habitualmente con el smartphone o consumes contenidos multimedia constantemente. Pero solo para eso, pues para el usuario estándar seguro que es mucho más útil un smartphone de cinco pulgadas, que tiene un equilibrio perfecto entre ergonomia y tamaño de pantalla.
La filosofía de Samsung: Tamaños para todos
Con estos nuevos Galaxy Mega, Samsungha ampliado aún más su portfolio de tamaños. Deberían de ir contratando a Iniesta para decir la frase «Kalise Tamaños para todos». Y es que cuentan con dispositivos de todos los tamaños comprendidos entre las tres pulgadas y las diez.
Comenzamos con los smartphones de gama baja que suelen rondar las 3 pulgadas, después seguimos con smartphones de gama media alrededor de las 4 pulgadas y llegamos así a los smartphones de gama alta con unas 4.7 o 5 pulgadas (como los Galaxy S3 y Galaxy S4). Tras ello, saltamos al nicho de los phablets, donde encontramos a la familia Note (Galaxy Note y Galaxy Note 2) y los nuevos Galaxy Mega, que enlazan los phablets con las tablets pequeñas de siete pulgadas (Galaxy Tab 2 de 7″). A estas tablets le siguen las de 8 pulgadas (como la Note 8), las de 8.9 (como la Galaxy Tab 8.9) y finalizamos con las de 10 pulgadas como la Note 10.1 o la Galaxy Tab 2 de 10″. Una variedad asombrosa.
La diversidad siempre es buena, eso es evidente. Mientras más soluciones aportes al mercado, aunque algunas aparentemente no tengan sentido, cubres mas nichos y, por lo tanto, obtienes más beneficios y satisfaces a más usuarios. Esa es la parte buena que tiene un portfolio tan amplio como el de Samsung, pero también tiene partes malas.
Para empezar el soporte y el servicio postventa se ve afectado. No es lo mismo ofrecer soporte a cinco productos que a quinientos setenta y cinco. Quizás si tienes uno de los smartphones insignia de la compañía (en el caso de Samsung: la familia Galaxy S y la familia Note) sí obtengas un soporte decente, pero quien ha adquirido un smartphone como el Galaxy Mega, puede que no obtenga un servicio idóneo. Esto se ejemplifica con las actualizaciones, por ejemplo, donde solo los smartphones insignia se actualizan más de una vez en su periodo de venta.
Por otra parte esto crea confusión en el consumidor, pues no todo el mundo se sabe los cien modelos que componen el portfolio de una compañía. Incluso a nosotros, que estamos al día de lo que ocurre en el mundo de la tecnología, nos cuesta recordar gamas tan amplias como las de Samsung. Esto provoca que la gente hable habitualmente de Samsung Galaxy, no de modelos concretos como el Samsung Galaxy Mega 5.8.
De la misma forma, un catálogo tan amplio puede denotar una cierta sensación de inseguridad y de poca personalidad. Parece que el fabricante está jugando al «por si funciona», lo que se sobreentiende como una pérdida del rumbo, como si no tuvieran las ideas claras y si no supiesen que hacer. Esto de puede ver ejemplificado con la Galaxy Note 10.1 y la Galaxy Tab 2 10.1, dos tablets que se lanzaron en el mismo año y cuya única diferencia es el stylus y el procesador. Como todo, esto puede funcionar o no, y parece que a Samsung sí le está funcionando (al menos en los últimos años), pero no sirve como una estrategia de mercado a largo plazo.
No obstante (y volviendo al comienzo), una oferta tan amplia es buena, pero hay que cuidar muchos detalles para llevar a cabo una estrategia de mercado tan grande (como el soporte o una personalidad definida en todos los productos), y es ahí donde Samsung está pecando.
El avance del tamaño de las pantallas en Android
Es evidente que a Samsung le gusta aumentar el tamaño de las pantallas de los Androids, pero no es algo que sea característico de Samsung, sino de Android y del panorama actual. Los fabricantes Android han ido aumentando poco a poco el tamaño de la pantalla, hasta tal punto que han forzado a algunos defensores férreos de tamaños más pequeños como Apple a aumentar la pantalla de su iPhone.
Hace tres años, cuando Android no era ni la mitad de lo que es hoy en día, el tamaño predominante eran las 3.7 y las 4 pulgadas del HTC Desire y Galaxy S respectivamente. Tamaños cómodos en una mano y bastante grandes en aquellos tiempos, pues lo habitual era una pantalla de 3 pulgadas o, como mucho, de 3.5.
Pero poco después llegaron los Galaxy S2 y HTC Sensation, que aumentaron la cifra hasta las 4.3 pulgadas de diagonal. Era un cambio notorio, aunque seguía siendo cómodo en la mano y, por supuesto, volvía a ser un salto respecto a las generaciones anteriores. Sin embargo, en ese mismo año ya asomaron la cabeza las 4.7 pulgadas, un tamaño algo más incómodo pero que se mantenía en los límites de usabilidad con una mano.
Y así llegamos a las 5 pulgadas, que creo que es el tamaño máximo que un smartphone debe de alcanzar si quiere ser cómodo en la mano y ergonómico. A esta generación pertenecen los Galaxy S4 y Xperia Z, que actualmente copan la actualidad del mundo Android. Sin embargo (y a diferencia de en otras ocasiones), fabricantes como HTC se han mantenido en las 4.7 pulgadas, lo que indica que las marcas se han dado cuenta de que llegan al límite de lo posible. O al menos eso parece, porque no sería de extrañar que a finales de año/comienzos de 2014 nos sorprendan con 5.2 pulgadas, que es el tamaño que tenía el Galaxy Note original y que tanto se criticó en su momento por ello (a pesar de que resultó un éxito).
El futuro, como ya he dicho, está algo nubloso, pero lo que sí queda claro es que los límites de tamaño ya no existen, pues cualquier smartphone con cualquier tamaño de pantalla puede lograr el éxito, de ahí que tanto Samsung como muchos otros, ofrezcan un portfolio de smartphones y tabletas de tamaños tan variados.