Google no es extraña a meterse en problemas con las comisiones contra el monopolio de la Unión Europea. Es normal atraer esa atención, teniendo en cuenta que sus productos son los líderes absolutos en la mayoría de los segmentos. Sin embargo, hasta ahora era el buscador el que había recibido la mayor cantidad de quejas de los comisarios, ya que acusaban a la compañía de beneficiar sus propios productos en los resultados de las búsquedas. Después de muchos atrasos y de muchas negociaciones, parecía que era un caso que estaba cerca de cerrarse, pero ahora se acaba de abrir un nuevo frente, y afecta al sistema operativo de la compañía, Android.
Así, la Comisión Europea (liderada por el español Joaquín Almunia) ha anunciado que está investigando la posibilidad de que Google usara métodos anticompetitivos para mejorar la cuota de mercado de su sistema Android. Esta investigación llega después de sucesivas quejas de algunos de sus competidores, como Microsoft y Nokia (la primera ellas no es extraña a este tipo de procesos).
Según estas acusaciones, Google efectuó prácticas monopolistas, como licenciar software por debajo del coste, y tal vez mas grave, pidió a los fabricantes cancelar o retrasar el lanzamiento de dispositivos con sistemas operativos rivales. Son acusaciones muy graves, ya que implican que Google utiliza la influencia que puede tener sobre los fabricantes para obligarles a no vender dispositivos con Windows Phone, uno de los rivales que mas está creciendo en los últimos años, si bien a unos niveles que no afectan demasiado al mercado.
Ante estas acusaciones, Bruselas ha decidido dar el primer paso, y montar una investigación para averiguar si son ciertas. Por ahora el proceso está en una fase preliminar, que consiste en un cuestionario mandado a fabricantes y distribuidores sobre su relación con Google. Son 82 preguntas que tendrán que contestar, sobre los sistemas operativos con los que han trabajado desde el 2009. Según las respuestas, la comisión podría decidir cerrar el caso, o bien continuar la causa y es entonces cuando se iniciaría una investigación a fondo que incluiría la oportunidad a Google de defenderse.
En caso de ser culpable, Google se podría enfrentar a multas de hasta el 10% de su volumen global, aunque dada la naturaleza del caso una prohibición de dispositivos Android estaría fuera de la mesa. Sea como fuere, es otro frente mas para la compañía en un mercado que no le deja respiro.
Fuente | Financial Times