Una de las cosas de las que más ha alardeado Motorola con la presentación del Moto X es que el terminal es completamente ensamblado en EE.UU, en lugar de hacerlo en territorio asiático como la gran mayoría de componentes electrónicos. Seguramente haya varias razones para hacerlo, como que el nivel de personalización y los medios necesarios para ello no se complementen demasiado bien con la manufactura china. Otra sería la razón que apuntaba mi compañero Paolo AC en El Confidencial, Obama pidió a las grandes empresas tecnológicas del país que trasladasen su producción a USA.
Un Barack Obama que quiere ante todo proteger sus dominios, tal y como hemos visto en los últimos días en los que su representante comercial, Michael Froman, ha anunciado que levanta a Apple la prohibición impuesta por la Comisión de Comercio Internacional (ITC) de vender determinados productos en EEUU por infracción de patentes en poder de Samsung por «su efecto sobre las condiciones de competitividad de la economía estadounidense».
Volviendo al tema de Motorola, no cabe duda que ensamblar el Moto X en USA les viene muy bien en términos de marketing de cara al público, porque como sabemos, allí son muy patrióticos y le dan mucho valor a esas cosas. Pero, ¿y si hubiese un motivo mucho más considerado y estudiado? Aquí entra en juego Microsoft.
Puede que no lo recordéis, pero allá por 2011 Microsoft comenzó a cobrar un canon a todos los fabricantes de teléfonos Android, alegando que usaban patentes de su propiedad, pero cuidado, Google no pagaba ni un sólo dólar porque ellos no vendían Android. Es decir, Microsoft reclama a los fabricantes de teléfonos una vez que han instalado el sistema operativo. En Estados Unidos hay dos métodos para reclamar el uso de patentes por terceros, una es ir directamente a los tribunales, algo muy costoso tanto en tiempo como en dinero, y la otra es utilizar la actuación del ITC, que además de ser más rápido tiene la ventaja de que puede prohibir la importación de los productos infractores.
Entonces llega Google y se lanza a fabricar un teléfono con su recién estrenada adquisición, Motorola y el Moto X. Esto significa que, ahora sí, Google (a través de Motorola) debería pagar el famoso canon a Microsoft por infracción de patentes, exactamente igual que hace con el resto de fabricantes, pero aquí es donde entra en juego la decisión de ensamblar el teléfono en los Estados Unidos.
Si Microsoft se decide a reclamar a Motorola lo hará por la vía rápida que he comentado antes, usando el ITC (Comisión de Comercio Internacional) para tratar de prohibir la importación del producto, pero si el Moto X se produce en Estados Unidos el ITC no podrá aplicar dicha prohibición, porque recuerdo que no es Android en sí mismo el que viola las patentes, sino su instalación en los dispositivos una vez que todas las piezas han sido importadas y ensambladas en USA.
Con la velocidad a la que ha crecido Android, es probable que Microsoft gane más dinero con ingresos procedentes del sistema de Google que de su sistema Windows Phone, pero Google no quiere formar parte de esa bolsa de ingresos y con esta decisión de ensamblar el Moto X en EEUU puede salirse con la suya, ya que Microsoft tendría que entrar en el proceso largo y correoso de los tribunales para reclamar lo que le corresponde.
Así que, como veis la decisión del montaje en EEUU tiene muchos, muchísimos detalles detrás y seguro que Google los ha considerado todos cuidadosamente. Quizá este sólo sea uno de ellos, pero le hará ahorrarse un buen montón de dólares al menos de momento, habrá que esperar que dice Microsoft.