La tiranía de Qualcomm, el fabricante de chips que todo lo domina
Cuando un fabricante de smartphones presenta un nuevo modelo nos fijamos primero en su diseño y características. El procesador, la RAM, la cámara y la pantalla que han montado son algunas de las cosas que miramos. Y una vez analizado aplaudimos o nos quejamos según lo que haya salido en el dispositivo final.
Pero eso es parte de un proceso mucho mayor que solemos perder de vista y en el que nos fijamos mucho menos, la logística que engloba todo un sistema de personas y negociaciones que giran en torno a la fabricación del teléfono. Decisiones que dependen de contactos y relaciones que en muchas ocasiones pueden llevar a una compañía a poner un componente en lugar de otro, y es que no siempre se puede elegir lo que se quiere.
Qualcomm es uno de los mayores gigantes de la fabricación de componentes electrónicos para telecomunicaciones, y últimamente ha estado en el punto de mira de muchas situaciones que, en menor o mayor medida, han pasado más inadvertidas de lo que deberían. Y es que desde las sombras Qualcomm domina mucho más de lo que creemos que pasa, y un smartphone puede cambiar radicalmente según las decisiones que tome Qualcomm sobre ti.
Mi mejor chip solo para quien yo diga
Cuando hablamos de smartphones, Qualcomm se dedica prácticamente solo a una cosa, fabricar chipsets. Estos chipsets son el corazón del smartphone, un chip donde se integra la circuitería más importante del teléfono y que alberga la CPU y la GPU. Hemos hablado muchas veces de este tema, pero podemos resumir que la CPU es el procesador que se encarga de cualquiera de las tareas del teléfono y la GPU el que se encarga de procesar los gráficos. Vamos, que es de importancia vital, y es uno de los puntos en el que los fabricantes han basado la evolución de sus dispositivos.
Recientemente se ha dado una caso que ejemplifica esta tiranía sobre la que hablamos de Qualcomm, aunque primero os ponemos en antecedentes. La compañía taiwanesa HTC tiene ahora mismo en el mercado el One como buque insignia. Recientemente presentó el HTC One Mini para acercarse algo más a la gama media y poder rebajar el precio. El HTC One tiene el que entonces era el mejor chipset de Qualcomm, un Snapdragon 600, mientras que el One Mini se quedó con el Snapdragon 400, precisamente para buscar esa rebaja de precio recortando en características.
Se espera que HTC presente este mes de octubre el HTC One Max, que con una pantalla de 5.9″ buscaría posicionarse en la gama de smartphones de gran pantalla. Actualmente el mejor chipset de Qualcomm es el Snapdragon 800, y todos los grandes fabricantes que están sacando un nuevo dispositivo de gama alta lo hacen con este Snapdragon 800… menos HTC con el One Max. Y es que Qualcomm ha decidido que ya no tienen la suficiente fuera y fama ni van a vender las suficientes unidades de este terminal como para dejarles usar su mejor chipset, así que se tienen que conformar con un Snapdragon S4 Pro, que a pesar de ser un gran chipset no es el mejor de la casa.
Y ya no entramos en cuánto mejor es un 800 que un S4 Pro, entramos en una guerra que va más allá, de imagen al público y de despachos en los que se han negociado y tomado decisiones. Muchos pensaréis que tener un S4 Pro está genial, pero lo que no está genial es que Qualcomm te haga el feo de no dejarte usar un procesador, aunque puedas comprarlo. Que esta decisión no dependa de HTC y quede en manos del gigante de la electrónica es un problema para el fabricante de smartphones, y su imagen queda mal cuando les dan así la espalda. Qualcomm no cree que HTC sea lo suficientemente potente, así que se quedan sin Snapdragon 800.
Parece ser que las decisiones de a quién darle el Snapdragon 800 son mucho más importantes de lo que podríamos pensar en un principio, y si te lo dan es que tienes su confianza.
El monopolio de Qualcomm
¿Y por qué tanto poder de su parte? Pues muy sencillo, por el increíble monopolio que están consiguiendo dentro de la venta de chipsets para smartphones y tablets. Hace un par de años había una batalla contra Nvidia, pero se lo han comido por el camino, y ahora han tenido que recurrir a ser sus propios fabricantes de tablets para darle salida al procesador Tegra 4, haciendo que sean otros los que lo distribuyan. Es una pena lo que está pasando con Nvidia, pero se está quedando muy atrás y parece que lo tiene complicado.
Por otro lado tenemos a Intel, que se quedó atrás antes que Nvidia y vive una situación muy similar. Al gigante de los procesadores para PCs le ha sido difícil entrar en el mundo móvil, y aunque tiene la calidad y la capacidad no ha conseguido triunfar, quedando a la sombra de estos otros dos fabricantes.
¿Quién más queda en el panorama? Hay unos cuantos más, pero Mediatek es uno de los que más está sonando. Se están dedicando más a las gamas medias, pero tienen una gran potencia y muchas posibilidades. Sin embargo aún quedan lejos de un jugador tan grande como Qualcomm. Otro al que tenemos que citar es Samsung, pero sus Exynos suelen quedar para la propia casa, y aunque sea el fabricante que más vende en Android, no monta Exynos en todos sus smartphones, siendo la alternativa Qualcomm.
A ponerse las pilas
Pero por mucho monopolio que Qualcomm tenga todavía queda mucho por hacer, no tienen todo el camino recorrido. Y lo primero que deberían hacer es no dormirse en los laureles, que dada la dirección que están tomando sus acciones podría estar empezando a pasar.
¿A qué nos referimos exactamente con esto? Montar un chipset puede ser limitarse a unir y sumar núcleos, pero se puede hacer mucho más y mejor trabajo. Un claro ejemplo de esto es el chip Moto X8 del Motorola Moto X que coge un Qualcomm Snapdragon S4 Pro y lo potencia con una GPU de 4 núcleos y dos núcleos extra para que rinda mejor y sobre todo reduzca el consumo de batería, una de las claves en la evolución de la tecnología de los smartphones.
La idea de Motorola es que no es cuestión solo de coger núcleos y plantarlos tal cual en el teléfono, si no que se puede ir más lejos, mejorando mucho lo que hay, y en este caso mejorando lo que hace Qualcomm. Y esto deberían tenerlo muy en cuenta los últimos, ya que deberían ser ellos mismos los que pongan un extra y empiecen a hacer algo más que sumar núcleos.
La marcha de Jean-Baptiste Quéru
Hace unas semanas os hablamos de que Jean-Baptiste Quéru abandonó el equipo de AOSP. AOSP es algo así como el Android sin Google, y Quéru era su mantenedor, el encargado de unir las piezas y que el proyecto siguiese adelante. En las entrañas de Android esta fue una muy mala noticia, y Qualcomm estaba detrás de todo esto:
Entonces, ¿cuál es el problema y por qué Jean-Baptiste Quéru deja su puesto? Hace un par de semanas Google presentaba la nueva Nexus 7, dispositivo al que se refiere en las declaraciones antes citadas como buque insignia. El Nexus 7 cuenta con un nuevo chip de Qualcomm, y para que el proyecto AOSP pueda compilar ROMs para esta nueva Nexus 7 necesitan que Qualcomm les faciliten los drivers. Sin estos no es posible, y no están dispuestos a dárselos, al menos de momento. A eso se refiere Quéru con “falta de soporte de la GPU”.
La razón es sencilla, y es que al tratarse de un nuevo chip, Qualcomm no quiere que se conozcan todos sus secretos, que es lo que ocurriría si los liberan. La cuestión es que esto ha pasado anteriormente con otros Nexus, y Jean-Baptiste Quéru no está dispuesto a aguantar que sean precisamente aquellos dispositivos que vienen directamente de la mano de Google los que cierren estas puertas, y menos cuando es porque el fabricante del chip que montan es el que pone las limitaciones, y según Quéru sus abogados.
Es lógico que Qualcomm quisiese proteger sus secretos y no facilitar los drivers de su nuevo chip, pero tratándose del buque insignia de las tablets de la compañía que posee un sistema operativo del que presume por su libertad parece un caso en el que habría que hacer una excepción. La culpa más que de Qualcomm quizás sea de Google por elegirles en este caso, o de Asus, que es el fabricante del producto.
Como veis hay mucho más de lo que parece detrás un fabricante de chips, aunque parezca mentira. Muchas decisiones y mucha logística que hay que saber gestionar para que alguien que parece no estar jugando en la misma partida te pueda dejar fuera. Veremos si con el tiempo siguen manteniendo su poder o los fabricantes acaban cansándose de sus formas de hacer las cosas.