Cargar la batería de nuestro smartphone se ha convertido hoy en día en un ritual. Raro es el día en el que no tenemos que conectar nuestro teléfono a la red eléctrica para evitar quedarnos sin batería, uno de los mayores problemas en la tecnología portátil que enfrentamos. Poco a poco nuevas tecnologías van abriendo camino para simplificar este proceso, y la carga a distancia sin cables por resonancia magnética podría ser lo próximo en llegar.
Desde el comienzo de la era de la telefonía móvil no ha habido casi ningún avance en cómo recargamos nuestras baterías. Los cargadores se han hecho más pequeños, eficientes, portátiles y unificados, pero al final el proceso es el mismo. Necesitamos conectar un extremo del cable a la red eléctrica o a una fuente de energía como el USB de un PC y el otro extremo al teléfono móvil, quedando siempre limitados por el cable intermedio.
Desde hace unos años el estándar de carga Qi ha intentado empezar a cambiar esto. Funciona mediante inducción magnética, que gracias a unas bobinas y un campo magnético que se genera a partir de corriente eléctrica permite cargar a distancia. Bueno, aunque eso es un decir. Qi consigue carga inalámbrica, pero no a distancia, lo que quiere decir que el teléfono tiene que estar en contacto con la superficie de carga, pero en cuanto lo despegamos deja de cargar.
Esto nos ofrece una ventaja, no tener que conectar y desconectar el cable del teléfono cada vez que nos queremos alejar de la zona de carga, pero el hecho de dejar de cargar al separarlo de la superficie destinada a ello es un inconveniente. Con un cable el móvil seguirá cargando si lo separamos para mirar el correo, por ejemplo, pero con Qi la carga se detendrá.
Fue un avance, pero se queda a medias, y de hecho está costando mucho que se establezca como opción principal para smartphones. Sin embargo ahora nos llegan noticias sobre una nueva forma de carga inalámbrica, la resonancia magnética. Se ha puesto de moda a raíz de la inversión de Samsung en PowerbyProxi, una empresa dedicada a este tipo de carga de baterías, lo que ha hecho aparecer el rumor de que posiblemente Samsung presente un teléfono con este tipo de carga en 2014. Pero a nosotros no nos interesa el rumor, nos interesa la carga por resonancia magnética.
Explicar el funcionamiento de este tipo de carga es bastante complejo. Muy comprimido y resumido podríamos decir que el cargador crea un campo magnético que es capaz de excitar dipolos eléctricos a distancia. Este campo magnético se puede transmitir por el aire o a través de superficies, incluso de muebles, por lo que podríamos convertir nuestra mesa en una base de carga, por ejemplo.
La importante de la carga por resonancia magnética es que permite cargar de forma inalámbrica y a distancia, cosa que no hace Qi ya que solo cumple el primer requisito. Aquí tenéis un vídeo en el que se muestra un funcionamiento inicial de esta tecnología:
Como veis sigue cargando cuando despega el smartphone de la base de carga. No es una gran distancia, pero ya es algo útil que ofrece una gran ventaja. Con un desarrollo mayor la distancia aumentará, y permitirá que podamos consultar el correo electrónico sin que el móvil deje de cargar. Quizás no podamos convertir toda una estancia en una base de carga gigante, pero con un metro la evolución en la tecnología de carga ya sería enorme.
La carga por resonancia magnética se enfrenta todavía a muchos problemas, y todavía tiene que encontrar un estándar bajo el que funcionar, que aclare sobre todo las preocupaciones de seguridad que genera este tipo de tecnología. Al fin y al cabo estamos creando un campo electromagnético, y es algo que hay que cuidar mucho. Recordad que si nos tienen que hacer una resonancia magnética médica hay muchas restricciones, y estos campos electromagnéticos pueden interactuar con partes metálicas de nuestro cuerpo como implantes, tintas de tatuajes, piercings, etc., y darnos problemas.
Ahora se enfrenta a una etapa en la que habrá que probar y ver si realmente tiene futuro, pero desde luego es prometedor. ¿Qué os parece este tipo de carga? ¿Creéis que realmente las ventajas merecen la pena?