Un vistazo al interior de Google X
Creo que todos conocéis de donde han salido proyectos como Google Glass, los coches de Google que se conducen solos, lentes de contacto que miden nuestros niveles de glucosa, globos que se sitúan a gran altitud para dar conexión WiFi en lugares remotos y de difícil acceso… si, estamos hablando de Google X, la división de Google que se atreve a jugar con la interacción entre tecnología y mundo real para traernos cosas impresionantes y que pueden o bien suponer un fracaso seguro, o bien revolucionar la manera que tenemos de ver la tecnología.
Por primera vez un periodista (la suerte ha sonreído a Jon Gertner de Fast Company, el artículo entero en inglés es de muy recomendada lectura) ha podido entrar en los laboratorios que emplea Google X en Mountain View, un edificio rojo sin ningún tipo de identificación por fuera que esconde los proyectos de unas mentes brillantes junto con maquinaria como unas cuantas impresoras 3D y muchos otros artilugios. Mientras en Google Research se hace todo el trabajo de investigación sobre Internet y lo intangible, es en Google X donde se hacen todos los objetos que interactuan con el mundo real. Y aquí hasta un fracaso es importante para continuar avanzando e ingeniando.
Los criterios que siguen en Google X para idear proyectos son tres: los problemas que traten deben de tenerlos millones de personas, todos deben utilizar como mínimo un componente que suponga una solución radical digna de ciencia ficción, y todos deben usar tecnologías actuales o alcanzables a muy corto plazo. Y todas las ideas de las que surgen estos proyectos se consiguen con una idea que, por muy tonta que sea, se desarrolla constantemente y piensa hasta alcanzar algo viable o el fracaso.
¿Os acordáis del rumor de que en Google X estaban desarrollando un ascensor espacial? Pues es verdad: un buen día se lo plantearon, pero el único material que podría funcionar a día de hoy serían los nanotubos de carbono, tubos que hasta ahora no son capaces de formar un tubo perfecto de mas de un metro de largo (cuando debería de ser de kilómetros de largo para hacer un ascensor espacial), así que el proyecto se encuentra congelado ahora mismo mientras prestan muchísima atención al desarrollo de la tecnología. O incluso se han planteado hacer una verdadera locura, un hoverboard con imanes, algo que tampoco salió bien debido al alto coste para un proyecto tan modesto.
Lo que esta claro es que Google X esta lleno de gente dispuesta a comerse la cabeza todo lo que puedan y que no se doblegan fácilmente ante el fracaso. Es mas, el fracaso para ellos es algo bueno: cuanto antes llegue, antes podrán saber como no hay que hacer las cosas y saltar al siguiente proyecto. Todo ello en unas oficinas escondidas al borde del Googleplex con mas 250 empleados, repletas de maquinaria, nuevos proyectos, y nombres en clave que están entre la ciencia ficción, la fantasía, y el secretismo. ¿Que será lo siguiente que nos presentará Google X para dejarnos boquiabiertos?