Quién diría hace unos años que echaríamos la mano a nuestro bolsillo y en sólo un par de toques de pantalla tendríamos a nuestro alcance cientos de miles de aplicaciones, tantas que es probable que no exista una para lo que buscas, sólo hay que hacer eso: buscar. Hoy en día utilizamos nuestro smartphone o tablet para todo, muchos incluso son capaces de realizar todo su trabajo o tareas de ocio con él, evitando así tener que encender el PC o portátil.

Desde El androide libre os enseñamos aplicaciones nuevas prácticamente a diario, sin embargo cuando parece que todo está inventado surge una nueva y lo pone todo patas arriba, entonces pensamos: «cómo es posible que esto no existiese antes» o «cómo no se me ha ocurrido a mi«. Es así, hay desarrolladores con muchísimo talento que cuando menos te lo esperas le dan una vuelta de rosca y sacan una herramienta imprescindible.

Claro, esto no quiere decir que llegados a un punto sea más difícil que surja una nueva idea, todo lo contrario, en ocasiones hay aplicaciones que precisamente triunfan por su sencillez, son simples y el usuario prácticamente no pasa por ninguna curva de aprendizaje, funcionan y listo, y lo bueno es que tienen un gran impacto social.

Ser simple y triunfar

Pongamos un ejemplo muy sonado en los últimos meses: «Yo», esta aplicación salió en todos los medios y sus funciones eran (y son) escasas, por no decir nulas. ¿Qué hace? con ella podemos enviar mensajes de texto a otros usuarios con la peculiaridad que sólo se limita a una palabra: Yo. Fue creada en un día y su objetivo era servir como comunicación directa entre un jefe y su secretaria, sin embargo llegó a las masas y encantó, tanto que consiguió miles y miles de descargas en las distintas tiendas de aplicaciones y pronto recibió la sorprendente cantidad de 1 millón de dólares en una ronda de financiación.

La desagregación y especialización de las apps

Como veis, una app no tiene por qué ser complicada para triunfar, simplemente debe funcionar y convencer a los usuarios. Luego está el caso de las aplicaciones que se centran en algo muy concreto y lo hacen genial, o Apps muy completas que deciden separarse en varias para buscar lo mismo, hacer lo que hacen, pero mejor.

A esto lo llaman «unbundling», que lo podríamos traducir como división o desagregación, y tenemos un caso muy reciente y famoso: FourSquare. El famoso servicio de geolocalización dividió su app en dos, Foursquare y Swarm, de modo que los usuarios pueden utilizar una u otra según lo que quieran hacer. La primera queda como centro de recomendaciones y un lugar donde acudir si buscamos locales de interés cercanos, y la segunda para hacer check-in de nuestra ubicación y conocer dónde se encuentran nuestros amigos. Dos apps, sí, pero más específicas.

En la parte de apps cuya naturaleza es muy específicas por ejemplo Perpetuall, ya hemos hablado en otras ocasiones de ella, pero para los que no la conozcáis se trata de una herramienta para complementar a nuestra agenda de contactos tradicional, ya que se encarga de mantener al día toda la información de nuestros conocidos y no tenemos que preocuparnos de si cambian de teléfono, ya que Perpetuall lo actualizará automáticamente. Es sencilla, se centra en algo muy concreto y por eso mismo funciona.

Las aplicaciones nos facilitan la vida, pudiendo desde retocar una foto hasta el mínimo detalle convirtiéndola en una obra de arte,  hasta utilizarlas para comunicarnos con nuestros familiares, pasando por redes sociales, servicios en la nube o herramientas tan geniales como Pushbullet. La clave está en servir para los que ha sido desarrollada y que cumpla su función con garantía, no importa si es sencilla o compleja.