Que Android sea una gran plataforma de juegos a día de hoy es un hecho innegable. Si bien en el pasado no disponía de recursos suficientes para jugar, el hardware ha evolucionado lo suficiente para ofrecernos una enorme variedad de juegos. En Google tienene las intenciones de mejorar la situación con Google Play Games, e incluso de llevar Android a la televisión, una declaración de guerra a las consolas clásicas.
No obstante, los chicos de Mountain View solo desarrollan la plataforma, pero el secreto del éxito está en el contenido, y esta es labor de los desarrolladores.
El éxito de los juegos móviles
Los videojuegos móviles han sabido abrirse hueco en el mercado gracias a una serie de pautas. La primera de ellas es que son sencillos de jugar. Las consolas portátiles tienen un gran catálogo y ofrecen hora de diversión, pero no siempre las tenemos encima, mientras que el teléfono al ser una herramienta más necesaria en nuestro día a día, siempre estarán ahí. En cualquier momento podemos jugar un par de minutos y cortar cuando sea necesario.
En el mundo de los videojuegos, este género suele definirse como casual, género que le sienta como anillo al smartphone, pues cualquiera que tenga un smartphone puede jugar, eliminando la barrera del público habitual de este tipo de juegos.
Y esa es precisamente la segunda razón del éxito de los juegos móviles, y es que generalmente, un jugador casual no está dispuesto a pagar un alto coste por un sistema dedicado a juegos o por los mismos juegos. El modelo free to play es realmente atractivo, y gastarte el dinero de un café en un juego sencillo cada vez es más habitual.
Pequeños juegos, grandes estudios
La industria del videojuego siempre ha presentado problemas a todo aquel que quisiese entrar. El alto coste de kits de desarrollo, sumado a las políticas de distribución suponía una barrera económica que impedía que pequeños estudios pudiesen dar sus primeros pasos.
En el mercado de PC, Valve solucionó el asunto, permitiendo que pequeños estudios tuviesen voz en un mercado tan competitivo. Podríamos decir que las políticas de Google y Apple permiten que cualquiera pueda poner en distribución su producto, pero gracias a la limitación del hardware no existe la enorme competencia que sí existe en el mercado del PC.
Este clima tan protegido ha permitido que compañías como Rovio o King hayan crecido desmesuradamente con fórmulas sencillas a la par que adictivas en un momento donde apenas existían juegos para estos sistemas. A base de pequeños juegos, estos estudios han sabido consolidarse como grandes compañías del sector.
Los pequeños desarrolladores llegan pisando fuerte
El hardware móvil ha avanzado mucho desde entonces, por lo que es posible crear juegos más complejos. Muchos de los estudios que se sumaron a las plataformas móviles cuando IOS y Android estaban en pañales se han convertido en grandes empresas, y algunas como Gameloft invierten lo ganado en crear juegos más exigentes, mientras que otras como King apuestan por lanzar muchos juegos sencillos, invirtendo más en publicidad.
¿Como dos empresas tan grandes pueden tomar decisiones tan opuestas? La respuesta es simple, pues a pesar de que los móviles hayan avanzado, los jugadores siguen siendo los mismos, y quien quiere sencillos puzzles para matar el rato, no va a querer un Batman, por muchos gráficos que tenga.
La opción de Gameloft tampoco es errónea, pues a pesar de que los juegos móviles se hicieron populares por su simplicidad, también existen jugadores exigentes con smartphone, jugadores que conectan su Android a un game pad y los utilizan como consolas portátiles.
Desde luego, existe una gran variedad de perfiles de jugador, y este hecho es positivo. La demanda de pequeños juegos permite que desarrolladores con pocos recursos puedan apuntarse al negocio de los juegos móviles, evitando el panorama que conocimos con las consolas, donde solo los grandes podían hacer videojuegos.
Un gran ejemplo fue Flappy Bird, un juego que con la mecánica más simple del mundo ha conseguido un éxito impresionante. Sin barreras, el único camino al éxito es la imaginación del desarrollador.