Los smartphones han cambiado muchos hábitos, pero pocos podrían imaginar que su llegada daría una bocanada de aire al ámbito rural, pero resulta que sí, que lo han hecho. Y es que según un informe de Quantis los dispositivos móviles con acceso a la red han dado un nuevo impulso al neorruralismo.
En realidad el neorruralismo no es un movimiento nuevo, sino que nace en la década de los 60 fruto de movimientos contraculturales y de mayo del 68. Lo que propone no es otra cosa que emigrar de zonas urbanas a rurales, -al revés que lo que suele ser normal, vamos- en búsqueda de un paisaje bucólico pastoril agreste silvestre y sustituir los coches por ovejas y los bocinazos por el ruido de las cigarras.
Tras ponerse de moda en los 80, el neorruralismo ha vuelto al ataque subido en la cresta de la ola del Internet móvil, que permite a muchas personas mantenerse informada e incluso trabajar como si estuviera en la ciudad pero viviendo en el pico de un monte. Internet, está favoreciendo la deslocalización de ciertas actividades y permite ejercerlas desde cualquier lugar. Una especie de tecno-neorruralismo,
Según explica Aquilino Antuña, CEO de Quantis, «Internet les permite reforzar su decisión y es para ellos una pieza clave a la hora de iniciar un proyecto vinculado al ámbito rural, ya sea un hotel, un comercio, un taller, una cooperativa de artesanía o un negocio agropecuario”.
Normalmente los neorrurales suelen ser personas un nivel educativo alto y con una actividad profesional destacada, y los smartphones, el Internet móvil y vía satélite han facilitado su huida del monóxido de carbono.