Los smartphones son uno de los dispositivos más completos que podemos disfrutar en la actualidad. Gracias a los potentes procesadores de bajo consumo y los sistemas operativos modernos, podemos disfrutar de una experiencia que hasta hace años solo era posible soñar.
Y es que en la actualidad en la palma de la mano tenemos acceso a un ordenador con internet en cualquier parte del planeta que además puede ser un dispositivo para escuchar música y ver películas, una cámara de fotos, una videoconsola de juegos e incluso un GPS.
Desde luego, cuando un producto es bueno es fácil acostumbrarse y difícil recordar que en el pasado, un teléfono solo servía para llamar y recibir llamadas. Para los chicos jóvenes, en ocasiones les parece increíble que los teléfonos de la época estuviesen tan limitados, y por ello hoy os traemos un recopilatorio en el que destacamos algunos de los puntos clave de los teléfonos antiguos, con sus virtudes y defectos.
Las baterías duraban eones
La batería es uno de los mayores males a los que se enfrenta el smartphone moderno en la actualidad. Al tener un dispositivo tan potente y con tantas posibilidades, lo acabamos utilizando hasta su extenuación, convirtiéndose en norma cargarlo por completo una vez al día (existiendo algunos afortunados que lo cargan cada dos o tres días).
En los antiguos teléfonos, no existía ese mal. Es cierto que no teníamos auténticos ordenadores en la palma de la mano, ni pantallas de alta resolución, por lo que salvo a la hora de enviar o recibir llamadas, el teléfono se pasaba la mayor parte del tiempo en espera. Como dato curioso, actualmente medimos la autonomía de nuestros teléfonos en horas de pantalla, pero en la época lo típico era medirlo en horas de conversación y espera.
Los teléfonos eran indestructibles
Otro de los males de los teléfonos actuales es la fragilidad de los mismos. Al ser dispositivos en los que todo es pantalla, es fácil que una mala caída acabe rompiendo el cristal frontal. Como además interesa que el cristal sea lo más fino posible para tener un terminal que ofrezca la mejor experiencia, resulta un dispositivo con el que debíamos tener especial cuidado.
Con los teléfonos antiguos no sucedía este problema. Dado que no existían funciones especiales, la principal prioridad de los fabricantes era fabricar dispositivos que fuesen muy resistentes, por lo que la tendencia de cambiar de teléfono al año era una práctica que muy pocos usuarios realizaban.
Cada teléfono tenía su propia personalidad
Ya lo dijimos en nuestro artículo sobre los móviles que Nokia debía fabricar en su regreso. Nos gustaba que cada fabricante tuviera mil modelos de teléfonos distintos, cada uno disponible para un tipo de cliente. Los había grandes, ultra compactos, con forma de consola, orientados a los más aventureros, de tipo concha, con pantalla táctil (eso sí, resistiva), con teclado físico en el frontal o deslizable.
Cada teléfono tenía su propio toque de la casa dedicado a un tipo de cliente, algo que rompe completamente con la moda actual de crear pantallas táctiles cada vez más grandes que ocupen el frontal junto a una parte trasera de metal, unos diseños tan clónicos que muchas veces nos cuesta diferenciar una marca sobre otra.
Si querías Internet, al ordenador
¿Whatsapp? ¿Internet? ¿En un teléfono? Un sueño al alcance de unos pocos. Los teléfonos en el pasado no eran dispositivos que pudiesen conectarse a Internet como hacemos en la actualidad, y mucho menos usar aplicaciones de chat para comunicarse, por lo que tocaba pagar por cada SMS que mandásemos, siendo esta la mayor de las preocupaciones de los padres con hijos adictos al teléfono móvil.
Con el tiempo, apareció el servicio WAP, un servicio que mediante el teléfono podíamos conectarnos a Internet, pero era muy lento y costoso, además de que la web aún no estaba preparada para las conexiones móviles. El 3G y el WiFi eran un sueño que tardarían un poco en llegar a las masas.
El Angry Birds de la época era la Serpiente
Si tuviésemos que apuntar a un juego en la actualidad como referencia absoluta del entretenimiento en los smartphones, este sería Angry Birds (seguido de cerca por Candy Crush). Ser el juego de referencia, significa que cuando un chico busca su primer teléfono, le interesa que el juego de moda funcione en su nuevo teléfono (y sí, en mi primer tablet con Android, Angry Birds no funcionaba).
En la época, no había muchos juegos, pero si existía uno que todo chaval que estrenase teléfono quería tener. Se trata de la serpiente, un juego muy típico de los primeros teléfonos que nos servía de distracción para esos ratos muertos en los que estábamos fuera de casa y nos habíamos olvidado de nuestra Game Boy.
Nadie quería a las pantallas táctiles
Las pantallas táctiles no son un invento moderno, sino que realmente existen desde los años 70. La forma perfecta de interactuar con nuestro teléfono en la actualidad no solía ser mediante una pantalla táctil, y desde luego tampoco era el método favorito.
Generalmente, la mayoría de teléfonos disponían de una especie de «rueda» con cuatro direcciones o una cruceta con la que movernos a través de los menús. Esto se debía a que las pantallas táctiles resistivas en la mayoría de ocasiones eran bastante toscas, necesitando de un puntero, por lo que quedaban relegadas a las PDAs, también llamadas agendas digitales.
Windows era el gigante a batir
Hace unos años, los teléfonos con mayores funcionalidades se les denominaba como PDA’s. Estas agendas digitales ya incluían los primeros procesadores móviles y eran utilizadas principalmente por profesionales.
En esta época, los únicos dispositivos móviles que Apple fabricaba eran los iPods, que servían exclusivamente para escuchar música, mientras que por otro lado, Google era una empresa que se encontraba en pleno crecimiento, la competencia se encontraba en un frente completamente distinto al que nos encontramos hoy.
Nokia tenía a Symbian, mientras que Palm y Blackberry tenían sus propios sistemas operativos. En la cima de la montaña no se encontraba nuestro Androide, sino Windows Mobile, la versión para PDAs del fabricante de Microsoft.
Ni Apple, ni Samsung, la batalla era de Nokia contra Motorola
Los tiempos cambian, pero los fanboys permanecen. A lo largo de la historia, siempre nos hemos encontrado en cada mercado con una marca líder frente a una que a pesar de ir por detrás, en ocasiones acaba plantando cara. Coca Cola frente a Pepsi, Cola Cao frente a Nesquick, Nvidia contra AMD o incluso con la tortilla de patatas, donde existen bandos que la prefieren con cebolla o sin cebolla.
Si nos dirigimos al mundo de los smartphones, la principal batalla de fanboys suele ser de Apple contra Samsung, pero no siempre fue así. Ya en el anterior apartado vimos como Apple en la época estaba volcada completamente en la música y en los ordenadores, mientras que Samsung si que vendía móviles, pero era considerado un fabricante de segunda. La verdadera batalla en la época era de Nokia frente a Motorola, y como podéis sospechar, ya existían las discusiones sobre cual marca era mejor. Desde luego, Nokia acabó siendo el más grande de todos los fabricantes, pero mi teléfono favorito de la época es el Motorola V3.
Había que pagar por cualquier chorrada
Hoy en día cualquier aplicación, música o vídeo lo descargamos de Internet, como si de un ordenador se tratara, pero lo cierto es que en la época no era tan fácil acceder a tantísimos recursos de forma gratuita.
En la época era frecuente encontrarnos en televisión (¿a nadie le daba tirria la canción de arriba?) con anuncios que nos prometían todo tipo de tonos de llamada, imágenes o incluso algunos juegos, pero el coste a pagar no era tan sencillo. Si querías uno de esos codiciados productos, tenías que mandar un SMS con un código a un número concreto. Por degracia,estos SMS no tenían el precio de un mensaje de texto tradicional, sino que eran bastante más costosos que algunos juegos que nos podemos encontrar en Google Play.
Un móvil no podía reemplazar a las cámaras fotográficas
En la época, si nos hubiesen dicho que nuestro teléfono móvil iba a sustituir a las cámaras de fotos compactas no nos lo habríamos creído, y es que aunque la llegada de las cámaras de fotos a los móviles nos pareciese un hito impresionante, la escasa calidad de las mismas solo servía para momentos puntuales, siendo necesarias las cámaras de fotos tradicionales.
Hoy en día, es frecuente dejar abandonada la cámara de fotos, y recurrir a la cámara del móvil para cualquier tipo de evento o viaje. Es cierto que aún no rivalizan frente a las cámaras de fotos profesionales, pero también es cierto que son mucho más ligeras y para el uso diario van más que sobradas.
Estas han sido algunas de las características más interesantes que han hecho que la época anterior a los smartphones modernos haya sido tan característica, una época de la que esperamos que los fabricantes se inspiren para recuperar las bondades y no caer de nuevo en los mismos errores.
Fuente | AndroidPIT
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